Por: Javier González
Diego Vasallo sigue en racha, algo que demuestra en su nuevo EP, “Malo ni Bueno”, cinco canciones al servicio de unos textos tan inmensos como personales y torrenciales, cuyas sonoridades esconden pequeñas trampas y sorpresas, siempre bajo el prisma del riesgo, que nos hablan de un músico en continua evolución, sin miedo a seguir escribiendo hojas gloriosas de un libreto que no parece tener fin.
Descolgamos el teléfono para encontrar a un Diego cercano y locuaz, siendo sinceros, siempre lo ha sido con nosotros, desde la primera vez que le entrevistamos hace ya unos cuantos años; el caso es que ahora, nos da la sensación que cada vez está más seguro y confiado, repleto de ganas por seguir indagando en el hecho artístico, escribiendo grandes canciones y con muchas ansias por presentarlas en directo, algo que no siempre fue así, pero que celebramos profundamente, robándole esta maravillosa charla que ahora hacemos suya, perfecto anticipo del concierto que ofrecerá en la sala El Intruso el próximo 7 de Marzo.
“Malo ni Bueno” aparece poco más de un año después de “Caemos como cae un Ángel”. Es cierto que son solamente cinco canciones, pero desde fuera da la sensación de que estás en un momento creativo muy prolífico. ¿Lo sientes así? ¿A qué crees que es debido?
Diego: La verdad es que parece que estoy más productivo que en otras etapas, pero es algo que no se programa, surge así, sin más, por una serie de circunstancias. De hecho, lo de este Ep, en realidad, no estaba muy pensado. Se habían quedado un par de composiciones sin terminar del disco anterior, me propuse terminarlas porque me gustaban. A la vez me planteé hacer un par de canciones nuevas e incluirlas en un Ep, así lo hice. Comencé a grabar los temas nuevos con Fer García, el guitarrista que viene conmigo en directo, en su estudio, retomamos los dos que quedaron pendientes del trabajo anterior, dándoles la vuelta completamente. Conformamos este Ep de cinco canciones, aunque sean de diferentes momentos, creo que conforman un buen bloque.
Desde “Las Rutas Desiertas”, pasando por “Caemos como cae un Ángel” y desembocando en “Malo Ni Bueno”, nos has regalado tres colecciones de canciones muy potentes, relativamente minimalistas y sinuosas. ¿Podemos hablar de una trilogía que queda cerrada con este último Ep?
Diego: No sé cuál será el próximo paso. Creo que hay una etapa que quizás empieza con “Baladas para un Autorretrato”, el primer disco que hice con Fernando Macaya, a partir de ahí, este sería el cuarto, creo que sí es una etapa distinta a lo anterior. Mucho más cercana al rock y a la experimentación, sobre todo en este último, son discos que han ido muy seguidos en el tiempo, ha habido una continuación. Hablaría de una etapa, pero no sé decir si se ha terminado y comenzará otro proyecto nuevo, o si habrá una continuación. Es un poco pronto para saberlo.
En este trabajo, nos entregas unas letras extensas, torrenciales y tan mayúsculas como siempre. ¿Qué te ha removido por dentro para que vistas este traje “dylanita”?
Diego: Efectivamente Dylan es una muy buena referencia en cuanto a textos largos que no repiten ni estribillos. Son textos que avanzan hacia adelante. Es una referencia indiscutible, sobre todo el Dylan de los ultimísimos discos. La verdad es que las canciones tampoco me las planteo previamente, dejo que fluyan. Esta vez han salido temas muy largos porque me puse a escribir y la verdad es que salieron efectivamente de forma torrencial y visceral. Suelo acoplar la música al texto, ya que marca la duración e incluso el carácter de la canción. Son textos que marcan mucho el disco, tienen bastante carácter en cuanto a la producción del disco. No me planteo de antemano si serán largas o cortas, dejo que fluyan, en este caso han surgido largas. Son cinco temas que en total son 32 minutos, una duración casi de Lp.
“Quiero huir de las estructuras clásicas de la canción pop”
¿Cómo de complicado es escribir cinco canciones sin repetir ni una sola estrofa?
Diego: Es un poco un reto, es el camino que me interesa. Quiero huir de las estructuras clásicas de la canción pop que están muy definidas. Estrofas, puentes y estribillos que se repiten. Es el concepto clásico de canción pop. Desde hace varios discos he intentado salirme del esquema para ver hacía dónde van las canciones, con una estructura musical bastante sencilla. Diría que a medida que los textos se hacen más largos y elaborados, las estructuras armónicas, las melodías y los acordes se han ido simplificando. Son estructuras muy simples, inspiradas en el rock and roll más primitivo. Me permiten jugar con las letras y salirme de la estructura clásica de la canción pop. Es algo que he hecho muchas veces, tengo muchísimas canciones escritas, digamos, a la manera más clásica. Me ha cansado un poco, quizás.
Atendiendo a las letras, da la impresión de encontrar a un Diego más visible que nunca en los textos, se te intuye con ganas de hablar de tus experiencias y ser quizás el Diego más crudo y directo, quizá también el que más dentro de sí mismo se mira, de cuantos han grabado nunca. ¿Tienes la misma percepción?
Diego: En realidad creo que nunca he sido un escritor de canciones muy narrativo, me refiero al hecho de contar una historia. No soy un narrador, diría yo. Mis canciones se nutren de imágenes, hay muchas metáforas, también de reflexiones e ideas que se cruzan por mi cabeza en un momento dado. También hay una forma de mirar hacia afuera, a la realidad. No son narrativas a la manera de un relato porque no tienen un principio y un final. Quizás tengo alguna de hace muchos años que pueden ser narrativas, pero en los últimos discos no es el camino. En ese aspecto, es casi inevitable que mires un poco hacia dentro porque son letras introspectivas que surgen de momentos que diría son de observación y que sirven para formular preguntas. Son textos casi todos escritos en largas caminatas, me gusta escribir caminando por la calle. Las canciones surgen diferentes cuando estás andando a cuando estás sentado en tu escritorio. El caminar favorece la reflexión, el pensamiento, hacerte preguntas y la observación de lo que tienes alrededor. Son canciones que nacen de salir, mirar hacia afuera a través de tu mirada interior.
“Hay mucha experimentación en la producción”
Las referencias de Tom Waits y Lou Reed, sobrevuelan por encima de cualquier otras, en cortes como “Malo Ni Bueno” y “Nuestro Infinito”, donde los ritmos y ese aire pantanoso te hermanan a los dos maestros, que contigo serían tres. ¿Cómo de presentes están ambos en tu día a día musical?
Diego: Hay referentes que en mi caso siempre van a estar ahí. Tom Waits y Dylan. Lou Reed me ha interesado mucho, pero no me siento tan cercano musicalmente a él, poéticamente algo más. Creo que en este disco hemos tomado referencias mucho más contemporáneas que andábamos escuchando Fer García y yo a la hora de grabar. Nos hemos mandado muchas cosas, ha habido de todo, por citar te diría Mark Lanegan, Jonh J. Presley, quien es poco conocido, también me gusta el grupo paralelo de Nick Cave, Grinderman y The Kills. Ha habido cosas más contemporáneas, sonidos más actuales, también creo que hay un poco de experimentación en la producción, metemos loops, cajas de ritmos y mucha textura. Lo que me gusta de la producción es que parece que no se percibe lo que está sonando, pero hay muchas capas de sonidos en el fondo, subterráneas, que es lo que da sonoridad a las canciones. Es algo que nos gustaba mucho de la producción.
“Hay mucho de Fer García en este disco”
¿Qué has encontrado en la figura de Fer García en los últimos años que ha hecho de su compañía algo casi imprescindible para ti?
Diego: Llevamos un tiempo trabajando juntos, sobre todo en directo. Me ha acompañado durante los últimos años en la formación. Se ha establecido mucha conexión y afinidad musical. Al plantearme grabar estas canciones pensé en él, estábamos en un momento muy cercano musicalmente. Me gusta trabajar con gente que, además de coincidir en conceptos musicales, tenga un trato cercano y vivo, personas con las que estoy en contacto permanente en ese momento concreto. La comunicación de ideas, compartir cosas y hacer reflexiones musicales. Trabajar con alguien implica mandar muchos mensajes, ideas y grabaciones. Con Fer había existía esa comunicación. Él tiene gran parte de culpa del sonido y producción del disco, hay mucho de Fer García en el disco.
La otra pata del banco de estas canciones ha sido Kaki Arkarazo, un mito de la música vasca, al que has subido al barco de nuevo.
Diego: Con Kaki grabamos el disco anterior, pero al quedarse dos temas sin terminar, hemos utilizado las bases que teníamos, para luego darlas la vuelta. El disco anterior sí lo grabamos en su estudio con él a los mandos, fue un reencuentro, llevábamos muchos años sin vernos. Fue una grabación distinta a la realizada ahora, prácticamente en directo, con todos los músicos tocando a la vez. Su estudio tiene una sala muy grande, se presta a meter mucha gente tocando a la vez, está muy bien para grabar en directo. Es un concepto totalmente distinto al de esta grabación con Fer. A mí me gustan las dos formas de hacerlo. La ventaja de grabar en directo es que en cuatro o cinco días estás casi escuchando el disco sonando, el grueso, aunque luego hagas recordings. Con Fer, hemos grabado de otra manera, nos íbamos mandando lo que teníamos grabado, igual estábamos varios días sin ir al estudio, luego volvíamos varios días seguidos. Es un proceso más laborioso y lento. Dos formas distintas de trabajar, ambas igualmente válidas.
“Quiero lo que no se puede” me parece una de tus cotas líricas, es un poema que encierra una crudeza existencial bastante potente.
Diego: A mí es una de las que más me gustan. Es de las más redondas. Tiene unas reminiscencias más clásicas, me lleva a una especie de soft-soul más clásico, aunque luego hay un tratamiento con mucha sonoridad subterránea. Esa canción la grabamos en el estudio de Fer que está en su casa. Estábamos el batería, Andoni Etxebeste, Fer tocando el bajo y yo, a la acústica. La base de la canción, incluida la voz, se hizo en una toma. Luego sobre la pista hay recordings, hammond, wurlitzer y más guitarras, pero la base surgió de forma mágica. De esas veces que tocas y dices, no vamos a repetir porque no la vamos a conseguir hacer ya no mejor, sino igual. Fue algo mágico que tiene mucho valor. No siempre se consigue la magia a la primera, pero cuando surge es casi como un descubrimiento.
Apuestas por la autoedición, después de una vida apoyado en compañías. ¿Qué te ha impulsado a tomar esta decisión?
Diego: A mí me han llevado a la autogestión las circunstancias. He sacado discos con compañías, con Warner he sacado bastantes, luego he hecho algunos producidos por mí con distribuidora detrás, como los dos anteriores. El problema es que llegado el momento, cuando grabas, si tienes intermediarios, acaba por no ser rentable, palmando dinero. No me quedó más opción que grabarlo, comercializar y vender, todo desde casa. Es un poco por eficiencia. No estaría cerrado a volver a grabar con compañía si hay una oferta interesante. Nunca jamás volvería a tener cualquier tipo de presión artística, para mí es sagrado. La libertad total respecto a mis discos debe ser absoluta.
“Existen un puñado de compañías pequeñas editando discos maravillosos”
En las palabras que acompañan a esta colección de canciones dices que “apuntas a los márgenes”. ¿Crees que es ahí donde se encuentran los proyectos más interesantes de nuestra música?
Diego: No lo sé. Hay música buena en todas partes. Existen un puñado de compañías pequeñas editando discos maravillosos. Hay grandes artistas. Para mí la única ventaja de las plataformas de streaming es que te permite descubrir muchísimas cosas a las que antes era más complicado acceder y ahora las tienes enseguida. También es verdad que ha sido una forma de consumir música muy negativa, ha arruinado a muchos artistas prácticamente. Cada vez te queda menos margen para las producciones, tienes que hacer los discos con presupuestos muy modestos, de forma más artesanal y menos profesional. A mí me parece un lastre muy malo que se desprofesionalice la música. Esto es una industria y un oficio. El ejercicio de hacer discos no puede ser algo amateur, de aficionados. Reivindico la profesionalización, que los músicos podamos ser profesionales.
“El modelo de plataformas no funciona”
Has decidido que el disco no se encontrará en ciertas plataformas, podrá comprarse en vinilo que incluye cd y ser escuchado a través de bandcamp. ¿A qué se ha debido esta decisión? ¿Estabas harto de ver como se roba el trabajo de los artistas?
Diego: Efectivamente, es como dices, al artista prácticamente no le llega nada del streaming. Es algo que no puede ser. Los discos necesitan un presupuesto para hacerse y cada vez es más normal que el artista se financie sus grabaciones. Si no llega nada del consumo de la música, estás gastando un dinero que no recuperas. Es un problema. No sé si algún día cambiará, pero el modelo de las plataformas no funciona, creo que se puede cargar parte del funcionamiento de bandas y artistas. He decidido no colgarlo todavía como una pequeña protesta. Sé que el hecho de que yo no esté es algo insignificante, pero quiero tenerlo así durante un tiempo. Ya que he hecho una edición física que pretendo se vaya vendiendo, ya veré si más adelante cuelgo el disco en las plataformas habituales, o quizás no, se quede como algo minoritario a lo que es más difícil acceder, aunque tampoco tanto ya que está en Bandcamp, donde se puede escuchar. Quien quiera, sabe dónde encontrarlo.
Paradójicamente, días atrás, descubrí que “En Algún Lugar” de tu etapa con Duncan Dhu tiene más de 150 millones de reproducciones. Desconozco cuánto dinero recibís los creadores ante una cifra como esa, pero mi pregunta es la siguiente. ¿Crees que en algún momento existirá un medio de difusión de las canciones que sea justo para grandes autores como tú?
Diego: Sería tan sencillo como que las plataformas pagaran más a los artistas. Los porcentajes que pagan a los artistas es algo ridículo. No sé cuánto dinero nos habrán reportado tantas escuchas, te aseguro que muy poco. Es un modelo que está pensado así. De todas formas, con lo que cuesta, creo que ronda diez euros al mes, que puedas acceder ilimitadamente a toda la música es muy barato. Es tan barato porque se mantiene de apenas pagar a los artistas, el consumo de música no puede ser tan barato, es evidente. La grabación y producción de un trabajo cuesta bastante dinero. Hay un grave problema de ofrecer algo a bajo precio a base de prácticamente no pagar a los artistas. Es un modelo que no puede ser, se tendrá que revisar porque habrá muchos proyectos que no verán la luz.
Diego, tú nos has enseñado que “La Vida te lleva por Caminos Raros”. Con tu trayectoria, tanto con Duncan como en solitario, tu obra lírica, la pintura y la fotografía, donde creo que ahora centras muchos esfuerzos. ¿Qué frontera te queda por cruzar?
Diego: No lo sé, la verdad es que el título de la canción ha sido muy premonitorio. La vida es una cosa que va a su bola, no sabes por dónde te va a llevar. Me dejo llevar bastante en cuanto a mi trabajo, no hago planes a largo plazo. Hay una cosa que es el motor para mí, espero no perderla, y es la experimentación. Seguir buscando cosas nuevas en los discos, introducir cambios, ir siempre un poco más allá. Sin esa búsqueda esto no tendría mucho sentido. El repetir discos y canciones para mí no es suficiente. Hay que seguir en la búsqueda creativa, profundizar en el sonido y la producción, trabajar con otros músicos para mí es el motor. Si lo perdiera, probablemente pararía o me daría un tiempo.
Dices que no vas a hacer mucha promo con este disco. ¿Qué te pide el cuerpo en cuanto a presentaciones en directo?
Diego: En directo estamos dispuestos a todo lo que salga. Ya hay cinco fechas cerradas y vamos a intentar estar tocando a lo largo de todo el año que viene. Espero que se puedan hacer muchos bolos. Está todo enfocado a hacer conciertos, estamos ensayando mucho. Estoy muy contento con la banda, vamos a ir en formato cuarteto, hemos añadido un miembro más, Bobbi Relac. Es un tipo de aquí de Irún, muy especial y creativo que ha trabajado con mucha gente, altamente creativo que va a aportar mucho al grupo.
¿
“Canciones que no Hablan de Amor” será parte del set list alguna noche?
Diego: Lo ha sido muchas veces, la he tocado en muchas giras de hecho. Ahora mismo no está en el repertorio, pese a ser una canción que me gusta mucho. Cuando tienes un repertorio de canciones tan extenso hay que escoger entre 16 y 18 canciones para cada noche. No pueden entrar todas.
Sabes que te admiramos y creo que intuyes que muchos te queremos bastante. ¿Eres consciente de la importancia que tus canciones tienen en la vida de muchos de nosotros? ¿Cómo se siente un tipo tranquilo y reflexivo ante tal hecho?
Diego: La verdad es que creo que uno mismo no termina de ser muy consciente de dónde llegan las canciones y qué suponen para el oyente. Quizás algo bueno de las redes sociales, de las que no soy muy aficionado, pese a ser casi obligatorias, es que casi toda la comunicación con el oyente llega de forma más directa respecto a su experiencia compartiendo la música. Es algo positivo de las redes. Te haces más a la idea de lo que piensan y qué les supone. Creo que un autor nunca llega a ser muy consciente de dónde se ubica su trabajo y qué importancia tiene, si pequeña, mediana, grande o ínfima. Es complicado verlo desde este lado, te haces una idea, pero sin ser consciente del todo.