Por: Javier González
El crudo y frío invierno madrileño no sería ni la mitad de llevadero sin la presencia de “Inverfest” llenando las salas capitalinas. Vuelve por estas con su décima edición bajo el brazo fiel a una cita que ya ha sido convertida en habitual; lo hace respetando sus líneas maestras basadas en un cartel heterogéneo donde prima la calidad, mezclando propuestas minoritarias y nombres consagrados, salas de pequeño y mediano aforo junto a grandes recintos, apostando por una cultura bien entendida capaz de congregar alrededor de un escenario a toda la familia, mimando los formatos y el encanto de las performances, demostrando que hay muchas formas de hacer un festival y que otros modelos son posibles.
Encantados ante su presencia más que asentada como oferta cultural con la música como razón de ser, pensamos que celebrar con ellos este décimo aniversario sería muy interesante por lo que contactamos con uno de los padres de la criatura, Álex Graneri, para que hacer una valoración de esta primera década de vida, aprovechando también para que nos hablara de todas las sorpresas que deparará esta edición de la que podréis seguir su evolución en próximas semanas en El Giradiscos.
Se cumplen diez años desde que arrancó “Inverfest”. ¿Qué recuerdos tenéis de aquella idea inicial y de los preparativos de la primera edición?
Álex: En 2015 Pablo Rodríguez, mi socio y co-director del festival, y yo nos juntamos para realizar una serie de conciertos en un fin de semana en el Circo Price, lo unimos a otros que habíamos programado en La Riviera, un total de cuatro conciertos celebrados en un fin de semana de invierno. Quizás nuestra intención inicial no era mostrar un festival como el que se ve reflejado en el cartel de esta décima edición, pero sí era un experimento más de tantos que habíamos hecho, quisimos aunar varios conciertos bajo un paraguas de promoción, pretendiendo que sirviera de empujón para presentar propuestas más arriesgadas. La primera edición no fue mal, sin ser nada del otro mundo, pero creo que todos entendimos que podía haber algo a desarrollar para que en un futuro tuviera más sentido. En la segunda edición ya pasamos a un total de nueve conciertos, por lo que la cosa fue creciendo.
Poca gente puede imaginarse el invierno madrileño sin el calor de un festival como el vuestro actualmente. ¿Cuál ha sido el proceso para conseguir convertiros en toda una referencia para la capital?
Álex: El proceso ha sido trabajo, trabajo y más trabajo. A raíz de los primeros conciertos, empezamos a contactar con más oficinas y artistas para intentar proponerles hacer actuaciones en enero. Costó convencer a artistas y representantes, era un mes tradicionalmente sin apenas conciertos, los artistas aprovechaban para descansar tras la promoción de nuevos lanzamientos navideños y nosotros vimos una oportunidad para mejorar nuestro cartel. Me encantaría poder colgarme la medalla de haber sido los primeros, pero hay festivales como el “Actual”, de los más longevos del país, que siempre se ubicó en los primeros días de enero.
¿Qué creéis que hace de “Inverfest” una propuesta tan distinta a todas las demás?
Álex: “Inverfest” es muy diferente a otros festivales en diversas cosas, lo primero, por realizarse en invierno, algo que es una de nuestras señas de identidad, pese a no ser los primeros ni los únicos. También tener una programación muy variada, nunca nos hemos adscrito a un género muy concreto. Predomina el pop-rock que es lo que copa las listas de escuchas, pero siempre hemos intentado mantener otras visiones y estilos sin cerrarnos a nada. Es un festival distinto a los de verano porque aprovechamos las estructuras existentes en la ciudad, salas de conciertos y teatros. Por otro lado, no tenemos cabezas de cartel ni hay nombres en tamaña de letra, son todos iguales. Nos parece tan importante un pequeño concierto en Siroco como uno grande en el Wizink, la diferencia es el número de gente que asiste, pero para nosotros ambas propuestas son importantes y validas. Los horarios de los conciertos son otra seña de identidad, fuimos adaptando los eventos a la realidad de Madrid en invierno, donde a las seis de la tarde es de noche. Entendíamos que no había necesidad de presentar una actuación más tarde.
Os caracterizáis por la diversidad, tanto en la variedad de artistas como en los recintos, ya que estáis en salas de pequeño y mediano aforo, así como en grandes espacios. ¿Cómo de complicado es cerrar un cartel tan potente capaz de abarcar a toda clase de públicos?
Álex: Es un trabajo complicado que nos lleva más de un año, la programación se planifica con mucha antelación. Estamos pendientes de todo lo que se va publicando a nivel discográfico y también de la situación de las giras, viendo que artistas salen y cuales están funcionando. El tipo artistas que intentamos seleccionar para ofrecer en un espacio como “Inverfest” son todos aquellos que creemos pueden interesar a nuestro público. Aquí no nos movemos tanto de recintos, hay algunos espacios clásicos ya en la propuesta como el Circo Price, está desde el día uno, y en prácticamente todas las ediciones ha estado La Riviera y El Sol. Desde hace años comenzamos a trabajar algunos conciertos en el Wizink, también llevamos tiempo en Conde Duque, Gruta 77 y Siroco. Ha habido algún movimiento de sala de vez en cuando, pero en su mayoría son estables. Seleccionamos las que tienen mejores condiciones para los espectáculos que contratamos. También miramos salas de diversos aforos para encajar la propuesta artística con el aforo de la sala, no tiene sentido hacer lo contrario. Tenemos tantos espacios para actuar que siempre estamos buscando el lugar más adecuado.
Parece que hoy en día existe un debate entre la cultura de sala frente al hedonismo festivalero. ¿Es “Inverfest” la demostración palpable que ambos universos pueden coexistir y retroalimentarse?
Álex: Sin duda alguna, “Inverfest” y todos los demás. Claro que son dos modelos que pueden coexistir. A mi entender son propuestas diferentes. La gente que va a un festival veraniego, que por cierto tiene no solo mi respeto sino mi participación, he sido público de los festivales toda mi vida. He ido a todos muchas veces, busca una experiencia musical diferente; en estos grandes recintos se combina un momento de fiesta y quedada con amigos, donde la música es eje principal, pero no solo ni único. Los shows que se suelen hacer en los festivales, quitando el cabeza de cartel, son slots, en formato reducido que rara vez duran más de una hora. En los festivales de sala la música es el único elemento que te mueve, aquí no hay nada más. La gente va a ver al artista que le gusta, compras tu entrada, lo ves y vuelves a casa después. No hay más valor añadido. Las salas mantienen la programación musical a lo largo del año, frente a recintos que se erigen para hacer el evento unos días. En cuanto a los conciertos en salas, creo que la gente a la que le gusta la música es el concepto que quiere ver. Otra cosa es que también vaya a un festival, pero a su artista favorito va a querer verle en una sala o teatro, con una buena producción y el concierto completo, no solo una parte con los hits. Son dos formatos distintos y coexistentes.
Suponemos que habrá noches en que la facturación sea de lo más positiva y otros eventos donde apenas se cubran gastos. ¿De qué forma se lleva a cabo la producción de todo este tipo de cosas a sabiendas que la economía siempre manda?
Álex: Obviamente la economía manda, sin dinero no se pueden preparar eventos de este tipo. Los gastos de producción no varían mucho, pase lo que pase. Todos los conciertos llevan implícitos el alquiler de un recinto, un rider técnico y una campaña de publicidad para darlo a conocer que puede ser de muchos tipos. Son costes que apenas cambian cuando se decide hacer un concierto. Si un espectáculo lleva unas luces o pantallas, no porque vaya mejor o peor vas a poder cambiar el rider; lo que cambia la economía del concierto no son los costes de producción, sabidos de antemano, sino la venta de entradas que es la parte de los ingresos. Hay que dimensionar bien lo que se prepara, es decir, entender que una propuesta musical puede llegar a “x” público, nadie tiene una bola de cristal para saber cuánta gente va a venir a un concierto, influyen factores como el precio de las entradas, la economía general y el momento del artista, todo esto hay que tenerlo en cuenta y tratar de acertar. Por supuesto no acertamos siempre, hay 120 conciertos, hay en algunos que nos sorprendemos por superar las expectativas y otros donde no se cumplen. Al final se trata de no cometer demasiados errores para abajo y tener el máximo de aciertos para arriba. No hay forma de preverlo. Es un riesgo que conlleva esta profesión como en cualquier otro negocio.
¿Qué conciertos de los que habéis incluido este año os hacen sentir más orgullosos?
Álex: Es difícil seleccionar un concierto entre tanta oferta, pero quizás el más destacable de esta edición sea el de Fetén Fetén con amigos, con el que se va a cerrar en el Circo Price, ya que es un medio encargo del festival al grupo con el que hemos colaborado en muchas ocasiones. Siempre hemos sentido una especial debilidad por la música de raíz que tiene una representación amplia en el cartel, es un tipo de música que está viviendo un momento bastante importante en España con nuevos creadores que miran a lo tradicional para reinterpretarlo y actualizarlo. Es lo que hemos pedido a Fetén Fetén, ellos en sí mismos son un grandísimo ejemplo de esto, hacer sonar lo tradicional moderno y acercarlo a los jóvenes con otras producciones y sonidos. Hay muchos ejemplos en el festival de esto, quizás el más notorio sea Rodrigo Cuevas, con quien llevamos trabajando ya cinco ediciones. Después de estar programado en la Music Station, con las dos fechas agotadas desde hace tiempo, resulta que recibe el premio nacional de música como artista más importante del año. Creo que soplan buenos aires alrededor de la música de raíz en este país, queremos fomentarlo, nos interesa saber qué pasa aquí con los creadores, más que importar talento de fuera, que está muy bien, ojo, pero queremos poner en valor lo que se hace aquí.
Es evidente que la apuesta es muy potente en todo su conjunto, pero me llama la atención la apuesta del festival por los cine-conciertos. ¿Podríamos hablarnos de cómo surgen y de qué forma se llevan a cabo?
Álex: En el festival siempre hemos intentado dedicar espacio a propuestas relacionadas con la música, donde esta no es la protagonista. En lo que más hemos insistido es con un ciclo que se llamaba “Inververso”, agrupaba espectáculos de performance poéticas, lecturas, lecturas dramatizas y espectáculos donde la palabra prima más que la música. Todo esto se va a rehacer bajo el nombre de “Palabra”, pronto se verá anunciado. Hemos tenido representación de cine en varias ediciones, primero contratamos películas de temática musical y las proyectábamos en cines, donde luego invitábamos a directores o montábamos conciertos. Hemos buscado juntar cine y música. El año pasado nos propusieron, precisamente con los ya mencionados Fetén Fetén, celebrar el 25 aniversario de “El Milagro de P. Tinto” de Javier Fesser, se eliminó la banda sonora de la película, hecha por Suso Saiz, reinterpretada en directo por Fetén Fetén. Nos fascinaron y pensamos en explorar en el encuentro entre música en directo y cine. Es lo que vamos a hacer con tres películas en esta edición, las vamos a reproducir con artistas tocando una nueva banda sonora, mientras se visiona la película. Esto será todos los martes y esperamos convertir el Price en unos buenos martes de cine.
También volveréis a la carga con espectáculos familiares. ¿Qué podéis adelantarnos de los mismos?
Álex: Siempre han tenido presencia en nuestro cartel, no es una gran selección, pero nos parece muy interesante tener propuestas también para familias que quieren disfrutar de una buena música y no de un espectáculo “infatiloide” que tanto vemos en las programaciones de las ciudades. Buscamos artistas de calidad, que tienen espectáculos para adultos, pero con versiones más fáciles de entender. Nos comparamos con las películas de Pixar, porque tienen muchas lecturas, desde la infantil, con los chistes, pero también válidas para un adolescente y un padre, quienes las valoran por su música y sus diálogos inteligentes. Es el equivalente que buscamos con los espectáculos familiares, queremos que sean aptos para familias. Lo interesante es que su padre entre con el niño a ver el concierto, no que dejen a los niños en la puerta y esperen fuera, es algo que he visto ya muchas veces. Es la propuesta de espectáculos familiares que hemos mantenido en todas las ediciones salvo en la de pandemia.
De cara al año que viene. ¿Creéis que hay alguna posibilidad de mejorar la edición de este 2024?
Álex: Bueno… mejorar es un criterio muy subjetivo. Intentamos programar lo mejor que se presenta en la música, no siempre tenemos a nuestro alcance a todos los artistas que nos gustaría. A veces tienen otros planes, o no quieren hacer un concierto en enero, algo que nos pasa en bastantes ocasiones. Hay más festivales en España y los artistas deciden presentar su espectáculo en otros. Nos esforzamos en tener las propuestas más interesantes disponibles en nuestro periodo, no hay más. En cuanto a tamaño de cartel, creo que en cuatro semanas es lo máximo que se puede hacer. Vamos a intentar mejorar un poquito los nuevos subciclos de cine y palabra. En cuanto a la música, nos estamos abriendo a presentar propuestas de corte urbano que se incorporen en el cartel. Vamos a seguir intentando entender qué pasa en el panorama musical y reflejarlo en nuestro festival, esa siempre ha sido la intención.