Por: Javier Capapé
Al César lo que es del César. Hay que reconocer que este 2023 ha sido el año de Arde Bogotá. Propios y extraños han hablado de ellos. Se han colado en un sinfín de festivales y han paseado su segundo disco, ese que llaman el de la consagración, por todo el país, terminando con una gira por salas de tamaño medio que les está acercando más a su público, demostrando su valía en las distancias cortas. Y es que pueden presumir de reventar festivales con su rock de corte más pesado con referencias a Queens of Stone Age o más directo cuando es a Artic Monkeys a quien nos remiten, pero también están demostrando su saber estar y ganarse el respeto de cada seguidor en la gira de este "Cowboys de la A3", que sin duda va a aparecer entre lo más destacado de la cosecha del ya casi extinto 2023.
Arde Bogotá comenzaron su andadura en uno de los momentos más duros de los vividos por todos los presentes. Su primer single "Antiaéreo" se lanzó escasos días antes del confinamiento y su primer EP al poco de terminarlo. No parecían tener el tiempo a su favor, pero algo hizo que nuestros oídos repararan en ellos, sobre todo tras el lanzamiento de su primer LP un año más tarde. "La Noche" se abrió paso durante el verano en el que los conciertos comenzaron a llevarse con mayor normalidad intentando reivindicar su condición de disco temático y mostrando desde el principio todas las cartas de la banda murciana: actitud, búsqueda de los sonidos más afilados del rock, voz contundente y precisión rítmica. El cuarteto de Cartagena alzaba la voz para hacerse un hueco más que necesario en el panorama de nuestro rock patrio, defendiendo un rock musculoso más cerca de los Artic Monkeys primigenios que de muchas de las mal llamadas bandas del indie español. Porque ellos intentaban ganarse un puesto casi olvidado en nuestra música, donde el rock cada vez es más edulcorado. Arde Bogotá querían arañar cuando lo requiriera el tema y sorprender con la ampulosidad de una voz inusual, pero totalmente personal.
Con "Cowboys de la A3" han conseguido dar el golpe definitivo. Han ganado presencia y han crecido en todos los sentidos. Se han dejado notar en todas las esferas del rock patrio y han ido ganando un público fiel gracias a su apuesta por un directo contundente y unas canciones que se han hecho emblema de toda una generación. Canciones que son fiel reflejo de muchas de nuestras inquietudes, lo que hace que mucha más gente empatice con su discurso, lleno de inconformismo y honestidad.
"Los perros" se convirtió en un himno desde el momento de su lanzamiento. Un emblema hecho canción, pero el catálogo de temas tan ampulosos como épicos era extenso en este disco, donde se daban cita desde la descarada y acertada "Que vida tan dura" hasta la contundente "Todos mis amigos están tristes", que a pesar de su aparente simple título esconde una fuerza desbocada y un punch que no deja indiferente. El disco se nos mostraba como un viaje, ese que recorre la A3 como cowboys en un intento de sonar tan cinematográficos como relevantes. Así nos arrastraban entre canciones como la que da título al lote, llena de hondura, u otras más ligeras pero igualmente certeras como "Clávame tus palabras" o "Besos y animales".
Hay mucha miga en este disco, mucho más allá de potentes y directos estribillos. Porque el cuarteto también sabe bajar las revoluciones y convencer igualmente con algunas joyas como "Copilotos" o la que ya es la canción por excelencia del grupo, esa que pone por delante los pequeños detalles que dan el sustento a nuestras relaciones, esos que fijan nuestro cable a tierra. Estoy hablando de "La Salvación", que no sólo es su canción más escuchada y demandada, sino quizá la más redonda en fondo y forma.
"Cowboys de la A3" es, en definitiva, el disco que ha consagrado a este cuartero de nombre incendiario. Les ha puesto en boca de todos, pero por méritos propios, seguros de que lo suyo va hacia una trayectoria larga y sólida, más allá de comparaciones con la impostura vocal de Antonio García con Bunbury, de las afiladas guitarras de Dani Sánchez con las de Foo Fighters o de la contundente rítmica de Pepe Esteban y José Ángel Mercader con la garra que desprenden grupos internacionales como Foals (atentos a las claras referencias con la banda de Yannis Philippakis en "Nuestros Pecados").
Arde Bogotá son el orgullo del rock de masas en nuestro país y no podemos negar su sólido crecimiento basado en sus canciones y actitud por encima de modas y estrategias. Les hemos visto nacer y convertirse en lo que hoy son, pero sin duda no podemos saber hasta dónde alcanzará su ascenso, porque entre toda esa crítica que pueden arrastrar de rock comercial hay en realidad mucho carisma y personalidad que sus cuatro miembros muestran de pies a cabeza, entregándose de lleno en cada actuación o mostrando todo su ímpetu y personalidad en cada lanzamiento. Son una auténtica apisonadora y tras su sembrado 2023 les queda indudablemente mucho que devorar por delante.