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The Chords UK: Esos señores modernos


Sala Ambigú Axerquía, Córdoba. Miércoles, 1 de noviembre del 2023.

Por: J.J. Caballero

Terminaban la gira española, con paradas en Bilbao y Madrid entre otras plazas más amables que la aquí reseñada, y querían dejar el buen sabor de boca que se le presupone a una banda de sus características y, sobre todo, de su magnífica trayectoria. Impulsados por un pedazo de historia que otros grupos de su generación parecieron negarle, aquel que corresponde a la frontera entre los setenta y los ochenta, década en la que probablemente grabaron sus mejores canciones, la asignatura pendiente de The Chords (el añadido de UK pretendía dejar de ser confundidos con otra banda homónima y de paso reivindicar el origen orgullosamente británico de sus componentes) era sobreponerse a las comparaciones, o mejor dicho, a la equivalencia de su sonido con los grandes popes de la corriente mod que arrasó las listas de pop y rock en general durante casi una década. Ahí estaban los Who con su omnipotencia escénica, o bandas como The Lambrettas, de tendencias más power pop, junto con los grandes padres del invento, los inalcanzables The Jam, con los que guardaban y guardan más de una conexión. Lo de esta banda de perfil humilde y pretensiones menos elevadas era algo diferente, y llevan demasiado tiempo en activo para corroborarlo con unos directos incendiarios y nuevas composiciones que reivindican el legado propio y ajeno. En definitiva, un concierto de esos que si te lo cuentan empieza a invadirte el fantasma del arrepentimiento por no haber testificado in situ cuál es el pasado y presente de unos músicos en continua renovación. La pena, y más de lo mismo, es que apenas treinta pares de orejas fueron las únicas que lo consiguieron, contra el viento y marea de una fecha complicada. Entre la noche de Halloween y la continuidad de las obligaciones laborales, un miércoles de recuperación no se prestaba a la afluencia masiva a un evento que debería tacharse en el calendario como imprescindible. Todo eso si las cosas fueran como deberían ser, claro.

El incombustible Chris Pope habría firmado una resurrección como esta. Orgulloso está de haber sido capaz de reconstruir un proyecto que murió al poco de empezar, allá por 1981, y de haberlo mantenido con intermitencias desde 2010, cuando volvieron al ruedo del pop inglés para dos años más tarde certificar su definitivo regreso con giras mundiales y discos tan sólidos como “Nowhere land”, editado en 2016, del que extraen sus múltiples esencias en directo con más confianza que la propia formación original en las venas eléctricas de “All I want is everything” y “One last shot”. Algunos de los músicos actuales llevan ya más de diez años tocando junto y la diferencia generacional se torna en mera anécdota en cuanto empiezan a sonar los riffs furiosos de la clásica “Listen to the radio” y la definitoria “The British way of life”, en una versión remozada y bastante más intensa. Su último EP está encabezado por “Somewhere beyond the rainbow”, donde demuestran que si los calificaran de punkis tampoco irían mal encaminados, y la revisión de “Veronica Jones” en clave contemporánea, que es la misma que la anterior pero más rica en matices. Igual que una muy efectiva “Now it’s gone” en la que el acento del cantante dificulta, como en diversos tramos más, una comunicación más eficaz con la audiencia. “Are you enjoying yourselves?” es la consigna principal, porque a ellos se les supone una diversión asegurada durante unos setenta minutos en los que esa época dorada de la que provienen parece detenerse y replicarse en pleno siglo veintiuno, el tiempo cruel en el que sobreviven pulverizando etiquetas y sonando a ska, rock and roll, psychobilly y cualquier otra cosa que se nos pudiera ocurrir. Modernos y modernistas, para que nos entiendan mejor.

La evidencia fue clara: Si no fuera por salas como este pequeño refugio llamado Ambigú Axerquía, la posibilidad de ver tan de cerca a bandas de las que de otra forma sería impensable poder disfrutar directamente se esfumaría. Allí, en su escenario, suelen tener lugar pequeñas celebraciones de hermandad musical a la que de vez en cuando invitan a algunos de nuestros padres putativos para darnos sus bendiciones. Benditas sean estas noches, y malditos quienes siguen negando el pan y la sal a quienes las hacen posibles.