"La idea principal era anteponer la canción al artista"
Por: Kepa Arbizu
Quien fuera fundador de los míticos Brighton 64, Ricky Gil, no dudó en dar vida a una carrera en solitario apoyado en la imponente banda catalana Biscuit. Juntos, y bien revueltos, conformaron un excelente trabajo,"Infinites rutes invisibles", que hablaba un elegante y vigoroso rock clásico. Una aleación de fuerzas que decide dar continuidad a través de un trabajo muy especial, "Artefactes sonors de l'underground català", donde se homenajea a esos sonidos que durante décadas pretéritas agitaron la escena catalana de la mano de nombres como Melodrama, Sisa, Maria del Mar Bonet, Gato Pérez y otros cuantos.
Una adaptación de temas ajenos y de amplia diversidad que sin embargo no socaba la identidad de un proyecto que consigue llevar a su pop-rock con tintes psicodélicos aquellas melodías vetustas. Un álbum que funciona tanto por su poder creativo propio como por el breve pero representativo muestrario del acervo popular de un pueblo. Hablamos con Ricky Gil sobre esta arriesgada pero artísticamente imponente aventura.
Este es tu segundo trabajo con la banda Biscuit, ¿qué fue primero, la idea de dar continuidad a esa colaboración o este proyecto de recuperar el cancionero de la música catalana ya era una idea que tenías de antes?
Ricky Gil: La experiencia del primer disco había sido muy buena y lo más lógico era seguir colaborando sin dejar pasar demasiado tiempo. La idea de este nuevo trabajo se nos ocurrió cuando ya llevábamos unos meses tocando en directo las canciones del trabajo anterior, a las cuales habíamos añadido un par de las versiones que aparecen en el nuevo álbum. Cuando tienes una carrera tan larga, a veces te planteas la posibilidad de hacer un disco de versiones, pero nunca hubiera imaginado que serían de este tipo.
A pesar de la diversidad de propuestas que habéis escogido el disco contiene una excelente unidad sonora, entorno al pop-rock con tintes psicodélicos, ¿buscasteis un repertorio que os facilitara alcanzar esa naturaleza o ha sido una labor costosa darle esa identidad propia a las canciones?
Ricky Gil: Es verdad que hemos trabajado bastante los arreglos, pero no ha sido un proceso especialmente costoso, nos ha salido de un modo muy natural. La mayoría de las canciones encajaban con los estilos que siempre hemos tocado, y las otras las hemos adaptado a nuestra manera de hacer. También hemos respetado los tonos originales de cada canción. La idea era respetar el original pero a la vez no ponernos límites a la hora de experimentar.
Se han quedado algunas canciones fuera por no haber podido llevarlas hacia el resultado que aspirabais?
Ricky Gil: Lo cierto es que no. Hubo una que estuvo a punto de caerse del repertorio pero la rescatamos a última hora, y había otras que estaban en la lista previa pero que ni siquiera llegamos a probarlas. Al final hemos grabado todas las que habíamos previsto.
En el repertorio elegido hay nombres clásicos y muy conocidos, como Gato Pérez, Sisa, Maria del Mar Bonet.. y otros menos, como Jordi Paniagua o Albert Batiste ¿la idea siempre fue no caer en lo más obvio y buscar también en aquello más olvidado?
Ricky Gil: Sí, la idea principal era anteponer la canción al artista. Lo importante era que nos gustaran mucho las versiones originales. Por ejemplo, si Maria del Mar Bonet no hubiera grabado nunca un tema de rock psicodélico tan brutal como “Jo em donaría a qui em volgués”, dudo mucho que nunca hubiéramos grabado una canción suya.
Viendo vuestro bagaje musical en diferentes proyectos uno piensa en vuestras referencias anglosajonas, pero en tu libro, ”Qui toca aquesta nit?” donde recorres tu biografía entorno a los conciertos a los que has asistido, seleccionas varios nombres que también aparecen en este disco, ¿ha sido esencial en tu acervo cultural y musical toda esa escena catalana de los sesenta y setenta?
Ricky Gil: Claro, la música catalana siempre ha estado ahí, es la que tienes al lado sin que te des cuenta, la que han escuchado tus padres y tus vecinos. Aunque nuestras máximas referencias sean anglosajonas, la realidad es que nosotros descendemos de estos artistas, más que de Chuck Berry o de los Who.
¿Cuánto ha habido de aprendizaje propio, de redescubrir toda esa escena, en la elaboración del disco?
Ricky Gil: El aprendizaje ha sido enorme para todos los implicados. Conocíamos un tanto por ciento muy pequeño de este repertorio y ha sido una sorpresa muy grata desenterrar todas estas joyas.
Acostumbrado a componer tus propias canciones, ¿ha sido fácil sentir como propio, o sentirte identificado, con aquello que cuentan estas canciones o también ha habido un cuidado por elegir canciones con las que te fuera fácil empatizar con su “discurso”?
Ricky Gil: Como suele decirse en estos casos, me gusta que me hagas esta pregunta... Las letras han sido un factor clave a la hora de elegir el repertorio del disco, porque algunas canciones que nos gustaban tenían letras que estaban desfasadas y que no habrían resultado creíbles hoy en día. En general hemos elegido temas que tenían unas letras muy poéticas y atemporales, y a eso ha ayudado la costumbre que tenían aquellos artistas de colaborar con poetas, como es el caso de Toti Soler con Joan Vergés, Guillermina Motta con Marta Pessarrodona, Els Xocs con Ramon Folch i Camarasa, o Maria del Mar Bonet con Palau i Fabre. Esta interacción tan enriquecedora entre diferentes ámbitos artísticos era constante en los años sesenta. La pintura, el diseño y la fotografía también incidieron directamente en la escena musical. Por su parte, gente como Pau Riba, Sisa o Gato Pérez también eran letristas de mucho nivel.
Contáis con varias colaboraciones, algunas de ellas con aquellos músicos que participaron originalmente en las canciones que versionáis, como los miembros de Melodrama, Jordi Batiste, etc. ¿Siempre tuvisteis la idea de que también fueran protagonistas en el disco ellos o fue algo que surgió?
Ricky Gil: Esas participaciones surgieron cuando ya teníamos el proyecto muy avanzado, y de hecho, cuando vinieron a grabar las voces, el disco ya estaba prácticamente terminado. Fue una gran experiencia ver y escuchar como estos músicos tan históricos participaban en las nuevas versiones de sus propias canciones.
Otras colaboraciones son de cantantes contemporáneas como Joana Serrat o Namina, ¿su presencia estaba planeada o han aparecido para ayudaros a llevar los temas que cuentan con voces femeninas a un espacio que solos no habríais sido capaces?
Ricky Gil: Tampoco era algo que estuviera muy planeado. Queríamos volver a contar con Joana Serrat porque habíamos quedado muy contentos de su participación en el primer disco. A Namina la conocimos muy poco antes de la grabación. Nos gusta esa sensación un poco arriesgada de llevar a alguien al estudio sin tener muy claro lo que vamos a hacer y sin apenas preparación, pero con la seguridad de que el resultado será bueno porque son cantantes muy poderosas.
Y cuánto hay en este disco de “memoria histórica”, de recuperar y reivindicar esos grupos e intérpretes que hace años ya cantaban en catalán sobre la realidad que les rodeaba…
Ricky Gil: A diferencia de los cantautores de la Nova Cançó, que fueron un verdadero azote contra el franquismo, los “rockeros” que hemos versionado fueron revolucionarios en otro sentido, intentando dinamitar las costumbres reaccionarias e introduciendo conceptos radicales en relación al sexo, las drogas, el antimlitarismo, etc. Usaban el catalán porque era su lengua, igual que nosotros actualmente. Nunca lo he visto como una heroicidad. Lo que no entiendo es que haya alguien a quien le parezca extraño.
¿Creéis que todavía hoy sigue habiendo un cierto reparo para acercarse a propuestas que usan idiomas diferentes al castellano o el inglés en el Estado?
Ricky Gil: Partiendo de la base de que cientos de miles de personas en España votan a partidos que basan gran parte de su discurso en despreciar e intentar aniquilar todas las lenguas que no sean el castellano, creo que sí, que evidentemente existe un reparo a acercarse a estas propuestas. Afortunadamente, muchas otras personas las reciben y las aprecian sin ningún tipo de problema.
¿Sentís que en la actualidad existen las suficientes propuestas que se expresen en catalán para contar y cantar su visión del mundo y que generaciones futuras recurrirán a ellas para entender la realidad de esta época o se corre el riesgo de que queden enterradas por su poca difusión?
Ricky Gil: La lengua catalana se habla cada vez peor, porque la presión de las lenguas mayoritarias sobre la población es muy fuerte y porque culturalmente nos estamos empobreciendo a marchas forzadas. Pero por supuesto que existen toda clase de propuestas, buenas, malas y regulares, que utilizan el catalán, y por supuesto que las generaciones futuras lo seguirán haciendo.
¿Os han quedado canciones pendientes que os gustaría sacar en un segundo volumen o este ha sido un proyecto que acaba y empieza con este disco?
Ricky Gil: Todavía queda mucho material de los años sesenta y setenta por desenterrar. Ya lo veremos. Sería una buena idea seguir investigando, pero tampoco es necesario que lo hagamos nosotros. Todavía es pronto para hacer planes, más allá tocar en directo y de dar a conocer el nuevo disco.