Por: Javier González
Si se buscan en el diccionario las palabras sofisticado y pulcro, justo al lado de las mismas debería situarse una foto de Nick Waterhouse; fenomenal músico californiano, inmerso todavía en la treintena, que atesora una impecable discografía de aromas “oldies”, donde soul, rhytm & blues y rock se funden en una serie de composiciones tan efectivas como notables, capaces de transportarte a épocas pretéritas por sí mismas.
Durante estas semanas se encuentra en mitad de una gira europea para presentar las bondades de su último trabajo, “The Fooler”, que por supuesto está teniendo parada asignada en nuestro país, del que se declara enamorado, como demuestra el hecho de que su anterior visita al mismo tuviera lugar hace apenas tres meses, donde tuvimos la oportunidad de verle impartir magisterio con su inmaculado directo en el Canela Party.
Ahora, no sin cierto atropellamiento de fechas, nos hemos puesto contacto con él, horas antes de su última fecha en la península que tendrá lugar en La Nau, Barcelona, hoy lunes 26 de noviembre, para conocer más de cerca a un tipo que en los últimos meses ha puesto banda sonora a muchos de los mejores momentos de la gente que hacemos posible El Giradiscos.
Antes que nada, quería felicitarte por tu último disco, “The Fooler”. ¿Cuál es la fórmula secreta para grabar un disco tan colosal como éste?
Nick: Muchas gracias por tus palabras. La fórmula secreta es un millón de partículas y elementos, arremolinándose en tu interior, durante 37 años, enviados a través de muchas puertas, habitaciones y ciudades vistas durante años. Multitud de libros, poemas, películas, discos y alianzas. Amistades, coqueteos, desesperaciones aplastantes, conexiones guardadas y perdidas. Después de todo, comienzas a buscar palabras y dar con un ritmo.
Nos sorprendió mucho el título del álbum, ¿a quién o qué querías referirte con “The Fooler”?
Tus discos y directos son una mezcla de rock, soul y rythm and blues, tocados con precisión y elegancia, donde sois capaces de regalarnos joyas colosales como “Hide and Seek”. ¿Cómo te sientes en el estudio grabando joyas de tal calibre?
Nick: El estudio y el escenario son como mis primos, diría que más, diría que hermanos para mí. Ambos ocupan casi una parte diferente del cerebro. Entras en la pecera de grabación cuando realmente estás canalizando o accediendo a algo en tu interior. La sensación es mágica cuando te encuentran en ese lugar.
Parece que The Motown y Phil Spector son dos claros referentes. ¿Qué sientes cuando escuchas esas viejas canciones en tu reproductor? ¿Cómo trasladas dichas sonoridades en tu sonido personal? ¿Crees que musicalmente hablando cualquier tiempo pasado fue mejor?
Nick: Quizás sea cierto lo que comentas. Probablemente escuché más producciones de Motown y Phil Spector que de cualquier otra banda británica. Me encanta ese tipo de producción, es una pena que cada productor no tenga la misma reputación monolítica. Cuando escucho esas “viejas canciones” me suenan nuevas. Como dijo Ezra Pound y reiteró Ginsberg: hazlo nuevo. En la misma línea creo que las prácticas en los procesos de grabación de música pop parecen haber sido objeto de una manía persecutoria, repleta de malas decisiones debido a la difusión de una tecnología… ¿suena familiar esto que comento, no?
¿Qué te susurró al oído el fantasma de Roy Orbison cuando escuchó “(No) Comitment”?
Nick: Me dijo, “recuerda sonreír para que nadie piense que eres trágico o sensiblero”.
“Late in the Garden”, es otra gran canción, una urgente historia de amor extramatrimonial que te acerca al gran Lou Reed. ¿Cómo surgió un tema tan sorprendente en tu discografía?
Nick: ¡Extramatrimonial! Es una lectura de lo más interesante. Es una canción de epifanía y está llena de asombro, belleza, humor y humanidad. Simplemente salió así, de hecho todo fue muy rápidamente, sin pensar demasiado. Doc tocó ese riff de guitarra con trémolo para dotar de esa sensación al “estribillo”.
En tu trabajo “Promenade Blue” incluiste una composición llamada “Spanish Look”, canción que siempre me ha llamado la atención. ¿Es una historia real? De no serlo, ¿qué es lo que te parece más interesante de nuestra cultura?
Nick: No hay historias verdaderas en las canciones, solo sentimientos verdaderos. Amo España. He estado varias veces durante la última década. Una vez estaba en Nueva York, recién regresado de Barcelona, hablando con una mujer que nunca había estado en España. Le pregunté cómo se llamaba el vestido que había elegido, de qué estilo era y me dijo que era “el look español”. Tenía una sonrisa al estilo de Mona Lisa, aquella historia, combinada con la melancolía, el recuerdo y el deseo, se convierte en una canción que significa algo completamente distinto.
El verano pasado tuvimos la oportunidad de verte dando un auténtico recital en el festival Canela Party, uno de los mejores de nuestra geografía por cartel y organización. ¿Cómo lo pasaste por tierras malagueñas? ¿Viste alguna de las bandas con las que compartías cartel?
Nick: Fue maravilloso ser parte de una especie de reunión en San Francisco 2010 con Thee Oh Sees en el escenario opuesto.
Estás inmerso en una gira que te llevará por Polonia, Bélgica, Francia, Alemania, Países Bajos y España. ¿Qué es lo que más te gusta y más odias de embarcarte en una aventura como esta?
Nick: La inmersión es a la vez vitalizante y dolorosa, y por eso diría que ese mismo sentimiento.
A todos los despistados que todavía no han ido a ver a Nick Waterhouse en directo, ¿qué les dirías para intentar convencerles de que compren su billete ya?
Nick: Deberías escuchar mis discos, ya te he vendido una entrada con las canciones si tienes el corazón abierto.