Por: Javier González
Qué necesarios son para nuestra escena músicos como Mario Cobo, un claro ejemplo de vehemencia y decisión. Libre e independiente, le da igual lo que ocurra con sus proyectos comercialmente hablando, pues tiene claro de qué va esto. Es consciente de que por desgracia no siempre lo que importan son las canciones, sabedor que hay oscuros intereses y, para qué negarlo, que lo impera es una aplastante masa de público que no está preparada ni cultural ni mentalmente para lo que él propone.
Y sin embargo, ahí sigue, inasequible al desaliento, rasgando su guitarra y regalando proyectos como “Chet”, particular y minimalista adaptación a una sola guitarra de “Chet Baker Sings”; el grandioso álbum del torrencial mito del jazz, asimilado y adaptado por el genial músico catalán, quien lleva a su terreno tan vibrante repertorio, aunando respeto y personalidad por unas canciones que se descubren en una nueva dimensión, sin por ello perder el embrujo jazzístico y con el añadido de una pegada con sabor a rock vintage que las sienta a las mil maravillas.
Volvemos a entrevistar a Mario, una vez más, lejos quedan aquellas primeras veces, donde erróneamente nos parecía una persona fría y distante, nada más lejos de la realidad aquella equivocada sensación; a cada charla que tenemos con él, le sentimos más cercano, profundo y relajado, sospechamos que feliz y viviendo un gran momento vital. Nos gusta que aquel chaval que soñaba con hacer sonar su rockabilly, se haya convertido en uno de los jefes del cotarro y siga llevando la contraria parapetado tras la guitarra en discos como “Chet”.
Mario, directo y al grano. ¿Qué es está absoluta maravilla llamada “Chet”? ¿Cómo surgió la idea de grabar un disco en directo dedicado a una de las grandes figuras del jazz?
Mario: “Chet Sings” para mí es uno de esos discos que traspasan la barrera del género, casi solo lo veo como un disco de pop, hace años que forma parte de esa colección de discos que uno tiene como comodín y al que vas volviendo cada cierto tiempo. Es una gran colección de composiciones, una banda y un frontman que en ese momento capturaron un momento concreto que lo hicieron muy especial. La idea de grabar estas canciones surgió cuando Juancar Parlange, director de Texas Forever Records, me propuso grabar un disco donde el único instrumento fuese la guitarra y “Chet Sings” fue mi primera opción ya que llevaba tiempo trabajando en una versión de “My Funny Valentine” y me pareció un gran reto.
¿De dónde viene tu admiración por él? ¿Qué elementos de su volcánica biografía te han marcado hasta el punto de dedicarle un disco integro?
Mario: La verdad es que no me considero un fan de Chet Baker como tal. Me considero fan de ese disco en concreto, por supuesto hay más obras suyas que me gustan, pero igual que me pasa con otros artistas, con este trabajo conecté de una manera especial. Evidentemente conozco la biografía de Baker, me interesa como artista, también como representación de una época y zona en la historia del jazz, pero sobre todo me centro en el conjunto de canciones, los arreglos y su interpretación que me parecen increíbles.
La canciones originales de las versiones que incluyes pertenecen a un solo disco. ¿Por qué te decantaste por el álbum “Chet Baker Sings”? ¿Tiene algo que ver con que fuera donde Chet Baker se estrenara como cantante?
Mario: Como hemos comentado es un disco especial, en su momento fue rechazado por la crítica e incluso por la gente que trabajó en él, opinaban que Baker era un cantante pésimo y sin embargo consiguió trascender mucho más de lo que otros artistas del mundo del jazz lo hicieron nunca. Cada composición es fantástica y eso también me ayudaba a la hora de hacerlas mías, juegas con la ventaja de que ya sabes que los temas funcionan.
El disco está grabado en el “Clasijazz” de Almería en el marco de una actuación de una sola noche. ¿Qué recuerdos tienes de aquel día? ¿Cómo templaste los nervios que imagino serían de lo más especiales una noche como esa? ¿Qué grado de responsabilidad sentía un “rockabilly” como tú enfrentándote al repertorio de un “jazzman”?
Mario: El disco al completo lo había grabado en mi estudio “Diente de León” en Almería, pese a que estábamos muy contentos con el resultado llegamos a la conclusión, Juancar y yo, que le faltaba algo de nervio. Seguramente el estar tranquilamente solo en mi estudio haciendo tomas y puliéndolo poco a poco era la razón, así que decidimos grabarlo en directo y sinceramente pienso que fue un acierto. Ese día no, todo el mes estuve muy nervioso preparando el show y todo lo que hay alrededor ya que nunca había tenido un reto como ese. Después, una vez en el escenario, el peso se desvanece porque lo más importante es disfrutar y aceptar que el fallo forma parte del ser humano y del arte en general. En cuanto a lo del Rockabilly no hay que olvidar que una de las tres patas del Rockabilly también es el Jazz, las otras dos serían el Rhytm And Blues y el Country.
Desde el desconocimiento más absoluto. ¿Cómo de complicado es traspasar los arreglos de Chet Baker para ser defendidos únicamente con una guitarra? ¿De qué forma desarrollaste tal proceso?
Mario: Pienso que es casi imposible intentar reproducirlo, me concentré más en intentar hacer los temas míos y reproducir lo que esas canciones me habían transmitido a mí, la mayoría desde la interpretación de Baker. Lo primero que hice fue aprenderme las canciones tal y como se concibieron, estudiar también las del disco de “Chet Sings” y cuando tenía toda esa información asimilada le daba vueltas hasta que reconocía mi voz en cada canción. Han habido canciones que me ha costado más que otras, hablo de semanas enteras buscando en ellas hasta sentirme satisfecho.
El directo arranca a modo de introducción con “Chet´s Room”, el único corte de tu autoría, que encierra otro homenaje a “Blue Room”. ¿Te hubiera gustado incluir dicho tema en la colección y es un guiño al mismo? En caso de que sea así. ¿Por qué precisamente esa canción?
Mario: La verdad es que es pura coincidencia. Compuse “Chet’s Room” para que me sirviera de puerta de entrada a ese mundo de “Chet”, una forma de empezar relajado y hacerme con el sonido y a su vez que también ayude a la gente a entender lo que van a escuchar y ver durante el show. Además, aunque en el tema interpreté una versión corta, ahora está más desarrollada, me da pie a la improvisación y calmar los nervios.
“La música es infinita y siempre hay algo que aprender”
En “But Not For Me” he descubierto al Mario de pegada magistral, domando su guitarra para robarla toda su elegancia. ¿Crees que un trabajo de este calado va a hacerte aún mejor guitarrista?
Mario: Supongo que el enfrentarte a retos nuevos como este, en el que no solo me he salido de mi normalidad musical a nivel de formación, sino que además he cogido un repertorio muy exigente, sin duda me ha obligado a un esfuerzo para mejorar algunas cosas que no tenía tan por la mano como guitarrista. De todas formas, el músico por norma general siempre anda buscando nuevos retos y por suerte la música es infinita y siempre hay algo que aprender o mejorar.
¿Son “Look for the Silver Lining” y “There Will Never be Another You” donde más has traído los arreglos de los temas a tu estilo musical?
Mario: Puede ser ya que la primera en el disco la interpreté con fingerpicking a la Chet Atkins, el otro Chet, y “There Will Never Be Another You”, puede ser más tradicional en plan Barney Kessel o Roy Lanham. Pero, sin dar muchas pistas, en más de uno de los temas hay licks de country, fingerpicking o incluso Rock and Roll, todo ello muy bien camuflado para que no desentone.
Ahora que has roto la barrera de reinterpretar un repertorio ajeno al tuyo. ¿Te han quedado ganas de hacer lo mismo con otros artistas más o menos cercanos a géneros como el tuyo?
Mario: Pues no lo tengo claro ahora mismo. Siempre ando aprendiendo canciones de otros artistas como forma de aprendizaje y porque me gustan sus temas, pero no me he planteado tal cosa.
¿Qué te han dichos tus amigos rockers más militantes una vez que han escuchado el disco?
Mario: Mis amigos Rockers hace años que me dejaron por imposible en el buen sentido, saben lo que para mí significa el Rock and Roll, Rockabilly y estilos de raíz americana, pero también que soy un culo inquieto y que me suele gustar llevar la contraria. Cosas de familia.
“Estar entretenido está sobrevalorado”
Desde hace tiempo resides en Almería, un lugar maravilloso, aunque algo alejado de los focos mayoritarios del rock estatal, te ha dado tiempo a ser padre por dos veces. ¿Podemos afirmar que estás viviendo tu mejor momento vital?
Mario: A nivel vital no me puedo quejar, de vez en cuando echo de menos el ritmo frenético de la ciudad y sus oportunidades de no aburrirte, aunque a la vez lo que más aprecio de esta nueva etapa es la capacidad de aburrirme, eso genera inquietud para buscar nuevos retos que me quiten ese posible aburrimiento. Estar entretenido está sobrevalorado.
¿Qué ventajas e inconvenientes tiene para tu música vivir a tantos kilómetros de los lugares donde se mueve la acción musical en España?
Mario: La falta de estímulos y oportunidades puedes echarlas a faltar de vez en cuando si has crecido con ellas, pero a la vez me ha dado tiempo a encerrarme en mi estudio y encontrar el tiempo para profundizar en temas que me interesaban y que anteriormente, por ese exceso de acción, me resultaba casi imposible encontrar el tiempo. De todas formas, a medida que voy conociendo más gente en mi área, he de decir que por aquí hay mucha gente muy interesante, pero que es difícil que saquen cabeza ya que el monopolio de las grandes ciudades en los medios hace más complicado que puedan sacar cabeza.
Además de “Chet”, este año hemos tenido noticias tuyas junto a Los Crujidos y Mojo Mantra. ¿Qué puedes contarnos de ambos proyectos?
Mario: Que después de una etapa de reflexión me está picando todo y necesito acción. Los Crujidos es una banda que he montado con Blas Picón y Javier R. Cortés en la que recupero el espíritu, y parte del repertorio, de Nu Niles y temas nuevos que he ido componiendo los últimos tiempos. Lo bueno de que sea una nueva banda es que no cargo con la mochila de la antigua idea y podemos enfocarlo hacia donde queramos, estamos grabando temas y ya hemos dado un par de conciertos y es puro Rock and Roll. Mojo Mantra surge de la amistad que tengo con Néstor Pardo, aprovechando que venía a Almería pensamos en quedar y grabar algo. Hemos grabado un disco entero y nos gustó tanto que se ha quedado en un proyecto serio. Blues del Mississippi, donde Néstor ha estado viviendo los últimos años, pasado por nuestro filtro personal y con un ojo puesto en el presente tanto a nivel de sonido como de producción. Tengo muchas ganas de que vayan saliendo estos trabajos.
¿Cuándo, dónde y con qué proyectos te vamos a poder ver los escenarios de nuestra geografía?
Mario: Ahora mismo “Chet” es en lo que estoy centrado. Empiezo en Noviembre una serie de conciertos para presentar el disco y el show. Las fechas son el 2 en Granada - Lemon Rock-, el 5 (hora vemut) Madrid -Sala Clamores-, 23 Valencia -Centro Excursionista-, 24 Viladecans -Atrium- , 25 Zaragoza -El Corazón Verde- y el 1 de diciembre en Almería – Clasijazz- que es la sala donde grabé el disco en directo.
Más allá de los citados proyectos con Los Crujidos y Mojo Mantra. ¿Tienes alguna idea revoloteando en la cabeza donde el rock sea el elemento principal y que te vuelva a tener como cantante?
Mario: Ahora mismo cantando en Los Crujidos ya tengo cubierto ese aspecto y nada más a la vista. En estos últimos años he compuesto muchas canciones con las que podría iniciar proyectos, pero quiero que cada proyecto tenga su momento y dedicación, aunque vaya más a poco a poco de lo que antes era normal para mí. También disfruto mucho de la producción y es algo a lo que le estoy dedicando más tiempo desde mi estudio “Diente de León” o en otros estudios de otras ciudades.