Josh Homme, líder de Queens of the Stone Age, ha cabalgado una tormenta desde dentro. En los últimos seis años, desde su anterior disco, "Villains "(2017), ha vivido dificultades a nivel personal (muerte de amigos, entre ellos Mark Lanegan o Taylor Hawkins en 2022), familiares (divorcio de su mujer tras 14 años de matrimonio, peleas legales por custodia de sus hijos, etc) y de salud (pandemia, la revelación de un cáncer reciente del que se ha recuperado). Todos estos factores han condicionado no solo el ritmo de creación del disco sino el propio sonido del mismo. Como el propio Homme declaró hace poco en una entrevista, “se trata sólo de caminar más profundo en la oscuridad”. Y desde ese lúgubre páramo, crear luz. Cara a cara ante uno mismo para afrontar lo más difícil: aceptar la realidad y seguir adelante.
Un ejercicio de honestidad que solo pudo plasmar en algo creativo una vez que fue desprendiéndose de aquellas capas de dolor que fue experimentando. De hecho, el disco empezó a gestarse hace dos años y medio pero no fue hasta noviembre del año pasado cuando se grabaron las voces. Con la formación más estable de la banda (Troy Van Leeuwen y Dean Fertita en las guitarras y teclados, Michael Shuman, al bajo, y Jon Theodore a la batería, además del propio Homme) se pusieron a grabar en los estudios Shangri-La y en el estudio de Homme, con el productor Mark Rankin un disco que puede estar a la altura de los mejores trabajos del grupo (y puede que uno de los mejores de este año).
"In Times New Roman" demuestra que Queens of the Stone Age son una banda que sabe muy bien a lo que ha venido. Después de tantos años, conocen cada centímetro del territorio que pueden abarcar y refuerzan su servicio a la causa. Ante circunstancias difíciles no hay tiempo para excusas. Es un disco trabajado a conciencia, donde explotan en sus matices los recursos creativos para generar oro en bruto. Veremos qué tal en esta gira que les está llevando por Europa y Norteamérica, pero con este material promete un directo digno de recordar.
Repiten en la portada con el artista británico Boneface (responsable de los dos anteriores discos). En "In Times New Roman" hay un trabajo de guitarras muy elaborado, como se demuestra en la primera canción, "Obscenery" y en el último single de la banda, “Paper Machete", donde Homme habla de su separación. "Negative Space" aporta esos cambios de ritmo tan característicos, con un deje a la hora de cantar muy a lo Bowie, al igual que sucede en "Carnavoyeur", segundo adelanto del disco, y en “Time & Place”, donde ese estilo se acerca más al baile chamánico.
"Made to Parade" es pesada como unas cadenas que dan vueltas en un carrusel tenebroso, un concepto que se repite en la letra de "What the Peephole Say", esta vez con un matiz más animado, con esa línea de bajo profunda y penetrante, y esa guitarra marcando territorio, como una declaración de principios, y con ese final alucinante tan arriba. El disco termina con un la oscura sensualidad de “Sicily”, “Emotion Sickness”, el primer single que sacaron con un videoclip original del realizador Liam Lynch (quien ya les dirigió el rompedor video de “Head Like a Haunted House”) hasta tocar fondo con "Straight Jacket Fitting", tema extenso y con un sonido que recuerda a los Pink Floyd de principios de los 70, donde resumen en su letra todo el mensaje intrínseco del disco: “ What can you do? We're all alone in times new Roman, no allegiance”
La soledad y liberación de quien aprende el arte de la aceptación. La seguridad es una ilusión y solo nos tenemos a nosotros mismos, nos vienen a decir. Crudeza vestida con elegancia. Queens of the Stone Age han pulido los detalles de este disco con el cuidado y habilidad del buen artesano. Un sonido abierto y contundente que no defraudará a sus fans más acérrimos.