Por: Javier Capapé
Los que crecimos con la música de Oasis y la admiramos no podemos quejarnos de nada. Cada poco tiempo los hermanos más famosos de Manchester nos brindan nuevos trabajos que, aunque a años luz de sus obras cumbre, siguen levantando pasiones y nos remiten a aquella época dorada del Brit pop. No sólo eso. Liam y Noel Gallagher nos siguen regalando tensos episodios amarillistas que avivan su leyenda aún después de quince años sin hablarse. Su espíritu hooligan nos sigue enbaucando como el primer día con sus diatribas fraternales, pero sin que se pierdan los rumores de una reunión de Oasis, lo que mantiene en vilo a sus fans de todo el mundo. Tal es así que ambos siguen despachando éxitos del "Definity Maybe" o del "(What's the Story) Morning glory" a diestro y siniestro en sus conciertos. Saben lo que todo el mundo espera.
El último advenimiento del mayor de los hermanos tal vez sea el más acertado de todos los lanzamientos de ambos desde el fin de Oasis (aunque en plena rivalidad con su inmediato predecesor parido por su hermano Liam). Esto demuestra su punto álgido en este 2023, en el que más que nunca parecen poder hacerse realidad los rumores de vuelta de la banda. Pero Noel no está en esa guerra ahora. Su presente es este "Council Skies" con aroma a clásico atemporal gracias a sus sólidos arreglos orquestales gestados en Abbey Road junto a la arreglista Rosie Danvers y a sus composiciones más serenas. Un conjunto de piezas cálidas, de sonido clásico, más acústico que nunca, registradas en su estudio casero Lone Star.
La electrónica cercana al sonido disco de sus EP's previos desaparece por completo para dejar paso a lo que siempre ha dominado el mancuniano. Ese estilo que bebe desde The Beatles a Paul Weller, que se mezcla con el Northern soul, los toques retro o las hechuras sinfónicas en algunas piezas. Esa vuelta a lo que mejor sabe hacer es valor seguro y sabe además que es lo que más esperan sus seguidores, esos mismos que anhelan la reconciliación con su hermano pequeño, pero que a la vez defienden la robustez compositiva y la excelencia del capitán de los High Flying Birds.
"I'm not giving up tonight" es un himno. El disco comienza en lo más alto. Una canción para corear a pleno pulmón conducida por una guitarra acústica y acompasada por unos arreglos exquisitos tanto a nivel orquestal como coral. Una delicia a la que le sigue la más tensa "Pretty Boy", más experimental pero igualmente guiada por destellos acústicos entremezclados con una base programada que se va endureciendo desde el primer estribillo. Es como un bucle. Adictiva y potente pero sin llegar a desbordarnos. Noel Gallagher nos había ido dejando pistas de este disco desde octubre del pasado año, por eso muchas de estas canciones ya forman parte del imaginario colectivo, como la balada épica "Easy Now" o la más minimalista "Dead to the World", que nos acaricia desde su intimismo, ese que domina a la perfección como ya ha demostrado tantas veces, pero en esta ocasión con cierto aroma cinematográfico y los elementos justos para hacerla grande, además de contar con un estribillo precioso en el que domina su falsete.
El pop fresco y desprejuiciado, también familiar, se hace presente en "Council Skies", con su particular aroma a Beach Boys, así como en "Open the door, see what you find", que nos encanta que esté rematada con esas cuerdas que dibujan el riff de la canción. En una línea mucho más melancólica encontramos "Trying to find a World that's been and gone Pt.1" con esos vientos que estremecen entre sus sedosas cuerdas y un Noel cantando mejor que nunca, contenido pero inspiradísimo, en contraposición a las más aceleradas "There she blows!", que presume de pegada, o "Love is a Rich Man", que remite al sonido madchester de los noventa. "Think of a number" también sube el pulso, pero manteniéndose firme y por momentos delicada, volviendo a mostrar la capacidad de contención tan potenciada por el mancuniano entre estos cortes y que tan buen resultado parece darle, ya que no hay fisuras entre estas canciones. Todo parece hilado, y así lo ha entendido su público y también la crítica, que se está mostrando unánime ante la capacidad compositiva del mayor de los Gallagher, tantas otras veces cuestionada en algunos de sus reveses vividos en el pasado.
Finalmente hay sitio también para el rescate de "We're gonna get there in the end", que se gestó durante la cuarentena (¡cuánto me recuerda a mi añorada "Round are Way"!), y que funciona como el grito de necesidad para la esperanza y las nuevas oportunidades frente a las adversidades. Su fuerza y optimismo nos sirve de celebración de la vida a la par que de colofón de la versión sencilla del disco, ya que si alguno se queda con ganas hay también una versión deluxe en la que degustar versiones de John Lennon o Bob Dylan, así como remixes de algunos temas y tomas instrumentales, que tal vez solo tengan sentido para completistas.
En definitiva, es difícil poner pegas a "Council Skies". Poco se le puede reprochar a un músico que nos ofrece un disco plagado de composiciones atemporales, bien ejecutadas y muy inspiradas. Noel Gallagher lleva demostrando mucho tiempo que su sombra es alargada y su posición distinguida la tiene bien merecida. No sólo por sus incontestables sencillos comandando Oasis sino también por su insultante nivel desde que iniciara su andadura con los High Flying Birds. Aunque si hasta ahora en esta segunda vida podríamos poner algún pero, su momento actual confirma su innegable talento y personalidad inconfundible. Podrá reflotar a Oasis junto a Liam si así lo desea, pero todos sabemos que con discos como éste no necesita volver continuamente la mirada al pasado porque su presente le basta para mantenernos con los oídos bien abiertos.