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Janelle Monáe: “The Age Of Pleasure”


Por: Oky Aguirre

Haciendo la reseña de su último disco, me entero de la cancelación de Janelle Monáe en el Mad Cool, el mismo día que un policía murciano decidió parar la actuación de Rocío Saiz por enseñar las tetas. En “The Age of Pleasure”, Janelle sale mojada de la piscina mostrando las suyas detrás de una camiseta blanca con un cartelito de “pleasure”. Igual es una coincidencia, pero no me imagino a la plana mayor de nuestra excelsa Comunidad de Madrid asistiendo al concierto de unas muchachas negras mostrando orgullosas sus pezones y culos. 

Han pasado cinco años desde que Monáe se inventara el disfraz del coño. Recuerdo cuando Facebook me mandó rectificar un comentario de mi muro en el que alababa su atrevimiento artístico al mostrar el color rosa de sus labios vaginales en forma de disfraz en un vídeo para la historia de Youtube. “PYNK” formaba parte de “Dirty Computer”, aquel disco finalista de los Grammy 2018 que a nada ni a nadie pasó desapercibido y que puso final al periplo de Cindi Mayweather, alter ego con número de serie 57821 creado por esta artista multidisciplinar para mostrar las injusticias hacia la mujer, encerrada en un mundo distópico de androides dominado por hombres. Ese número que nació en 2010 con “The ArchAndroid” y continuó en 2013 con “Electric Lady”, vio finiquitada su historia abriendo las piernas. “La Janelle hace lo que le sale del coño”, comenté con la ironía y evidencia de un vídeo donde el poder masculino, con penes que mean de pie desde la Edad Media para mostrar su posición dominante, da paso al de las mujeres, que a través de su cuerpo conciben la vida, sentando su culo en un váter destinado a tener que limpiar. 

Con “The Age of Pleasure” esto se acabó. Tocan culos, lenguas, caderas, labios; Janelle ha decidido lamer sugerentemente (y suciamente) traseros, cerezas o zapatos. Junta a feos y feas, guapos y guapas, gordos o delgados en una fiesta de media hora que abre “Lipstick Lover”, delicioso estribillo bañado por el poder de las "Positive Vibrations". El Reggae y su hermano pequeño Dub no nos dejará de acompañar en casi toda la juerga que nos propone un disco repleto de sonidos y raíces africanas tamizados por ese R&B de etiqueta marca de la casa Wondaland Arts Society, colectivo musical de artistas emergentes que Janelle administra desde Atlanta junto a amigos como Nate Wonder, Nana Kwabena y Sensei Bueno, donde manejan de maravilla una impecable producción con artistas como Sean Kuti -hijo de Fela- y Egypt80, introduciendo su afrobeat en varios temas llenos de energía guitarrera y vientos poderosos como “Float”, “Black Sugar Reach” o “Know Better”. También hay momentos orgásmicos, ya sea oyendo en francés a Grace Jones durante 36 segundos bajo la influencia de un violín pasional jamaicano  en “Oh La La La” o a Janelle diciéndose a sí misma que se follaba viva de lo guapa que se siente en “Haute”, llenando de pixeles para tapar los pezones en su último video, “White Slide”, recién publicado en un YouTube que a día de hoy personifica a la Babilonia que siempre ha dictado nuestros gustos. 

La clara muestra del poderío artístico de esta reina nacida en Kansas City a la hora de crear un hit revienta pistas es “Champagne Shit”. Música y letras perfectamente hiladas en menos de dos minutos. Como Chuck Berry. El dancehall de la mítica Sister Nancy en “The French 75” y la preciosidad de trío vocal que se marca con Nia Long y Amarande en “The Rush”, único tema con rollito intimista, van diluyendo de forma deliciosa esta “party” piscinera, hasta quedar hipnotizado con “Only Have Eyes 42”, donde el soul de la Motown y el reggae sudoroso para amantes arrejuntados, se alinean con ese característico piano de los años setenta que acompañaba cada movimiento de baile llenos de besos y caricias clandestinos en fiestas nunca secundadas ni visitadas por el hombre blanco, lo que se siente y transmite en la misma onda que plasmó magistralmente Steve McQueen en la serie “Lovers Rock”, cuya aportación al movimiento Black Power dejó la misma huella que este disco pretende. 

Es al final, en “A Dry Red”, con guitarra acústica de atardecer de playa, donde te das cuenta del poder que tienen las canciones, ese patio trasero que nos transporta a lugares y estados de ánimo en los que jamás tendríamos cabida. Tan sólo se basa en disfrutar de los pequeños momentos en un mundo donde todos y todas sabemos que no somos iguales. “Este disco es mi diáspora del amor” es el mensaje que  Monáe nos manda en el disco del verano. Bienvenidas.