Páginas

Chris Isaak: La esencia del rock and roll


Festival Alma, 
Poble Espanyol de Barcelona. Miércoles, 12 de julio del 2023

Texto y fotografías: Àlex Guimerà

Este verano del 2023 los promotores y organizadores del Festival Alma han querido dar continuidad al Festival dels Jardins de Pedralbes. Un festival musical que nació en Barcelona en el año 2012 y que para este años había perdido la concesión municipal del anterior espacio, motivo por el que tuvo que abandonar su tradicional recinto en los Jardines del Palacio Real de Pedralbes y reubicarse en la Plaza Mayor del Poble Espanyol de Montjuic. De nuevo, vuelven a la carga con una oferta artística relevante ya que para esta edición vienen programados nombres como Soft Cell, Fito Paez o Bastille, y cómo no, nuestro protagonista Chris Isaak, que volvía a la ciudad tras su paso de 2010 por el Teatre Auditori.

Coincidiendo con el concierto de Harry Styles, ubicado muy cercaen el Estadio Olímpico, en los prolegómenos nos cruzamos con representantes de la prensa rosa como Lydia Lozano dirigiéndose a la zona VIP, aunque ello fue anecdótico pues para alegría nuestra la pista terminó poblaba con la plana mayor del rockerío barcelonés, que reflejaba la gran expectación suscitada. El escenario se iluminó, los miembros de la banda fueron ocupando sus sitios y los acordes de guitarra comenzaron a sonar. Chris Isaak apareció con su inconfundible estilo elegante y carismático, vistiendo su clásico traje tipo "Flying Burrito Brothers" y luciendo su característico peinado con tupé. 

Desde el primer momento cautivó a todos los presentes con su presencia magnética y con un "American Boy" que significa un arranque bajo toda una declaración de intenciones. Le siguió uno de sus clásicos imperecederos como es "Somebody' s Crying", del álbum "Forever Blue" (1995), fue el álbum junto a "San Francisco Days" del que sonaron más canciones. Precisamente a ese pertenecían las siguientes, "I Want Your Love" y la balada "Waiting", con la que el cantante se dio su particular baño de masas paseándose entre un público alborotado por su cercanía y pendiente de fotografiarlo. Subiéndose a la valla y repartiendo saludos, el showman nos conquistó desde los primeros instantes.

Sus compinches fueron el bajista Rowland Salley, el virtuoso guitarrista solista James Calvin Wilsey y el batería Kenney Dale Johnson (éste tras el metacrilato). Son los Silverstone, nombre del primer disco y primera guitarra del de Stockton, y banda que le acompaña según dijo desde hace 38 años. A ellos actualmente se les junta el teclista Scott Plunkett en un papel más discreto pero no menos efectivo. La formación en todo momento se mostró perfectamente engrasada logrando un sonido rockanrollero de quilates con sus especiales homenajes al sonido de la Sun Records, del blues más visceral y de los éxitos del pop añejo de los años cincuenta o sesenta. Todo ello lo regaron con poderosos solos de guitarra y bajo, redobles imposibles, coreografías rockeras, teclados imposibles…

Por poner alguna pega a su show (no tenemos derecho) diría que el setlist pasa por alto ciertas gemas pop más recientes como “One Day”, “First Comes The Night” o “We Let Her Down” que el californiano debería reivindicar más en la gira. No obstante no faltaron tótems sonoros como “Wicket Game”, una gran canción aunque quizás lo haya estigmatizado entre el gran público como cantante de baladas y fenómeno fan. Me quedo con la exhibición de falsetes y con el clima sensual que evoca la pieza. También pudimos gozar de la melódica “Go Walking Down There”; una “Killing Out The Blues” cantada por la voz cascada de su autor, Rowland, con Chris al bajo; la "bluesy" “Speak Of The Devil” o los momentos Roy Orbison con la archifamosa “Pretty Woman” y la preciosa “Only The Lonely” y como para olvidarla, una sensacional “Can’ t Help Falling In Love,  de su referente “King” Elvis Presley dedicada al amor y a las parejas allí congregadas.

Además la banda se atrevió a hacer un set acústico con todos comprimidos en la parte delantera del escenario y en la que lucieron especialmente “Forever Blue”, “Dancin” y una “Two Hearts” que recordó a la versión del disco “Baja Sessions” (1996). Aunque el centro de la actuación recayó siempre para ese “hombre espectáculo” que es Chris Isaak. Ex boxeador, actor, presentador de televisión, guitarra, cantante y compositor, su personaje se mantiene intacto a pesar de sus 61 años, con su tupé y su elegancia, sus reminiscencias "presleyrianas" y su sentido del humor y entretenimiento. Es por ello que sus bromas con su banda, sus gestos y sus bailes y en especial sus impresionantes capacidades vocales aún intactas, resultan mucho más eficaces que la pirotecnia, los efectos visuales o cualquier iluminación de última generación. Pura actitud rocker.

Para la recta final llegaron dos "hitazos" como “Blue Hotel” y “San Francisco Nights” (con la estrofa “Barcelona Nights” intercalada) que nos recargaba la pasión antes de un final con las recientes “Big Wide Wonderfull World” y “Notice The Ring”, ésta última alargada de forma electrizante. Para los bises Chris Isaak guardó su traje de espejos para atacar la esperada “Baby Did A Bad Bad Thing”, con la voz más grave que nunca y el recuerdo a “Eyes Wide Shut” de Kubrick -los paralelismos de Chris Isaak con el cine son ilimitados-,  juntada con “By Bye Baby” y las notas de la canción de James Bond. Tras ella, la bonita “Can't Do a Thing (To Stop Me)” y una divertida "La tumba será el final" del maestro del tex-mex Flaco Jiménez. Para el segundo bis, la anécdota de su encuentro con James Brown, sirvió para introducir la más que digna interpretación de la sensacional “I’ ll Go Crazy”.

Un punto y final a un concierto único y arrebatador cargado de las más puras esencias del rock and roll: diversión, seducción, romanticismo y nostalgia. Chris Isaak en estado puro.