Por: Àlex Guimerà
Michael (24 años) y Brian D’ Addario lo petaron con su anterior y monumental “Songs For The General Public” (2020), un álbum plagado de hits directos al cerebro que incluso superaba la maravillosa (e infravalorada) ópera pop “Go To School” (2018) y el notable debut “Do Hollywood” (2014). Con semejantes precedentes, el cuarta duración –quinto si contamos el hasta la fecha inédito “What We Know”- se antojaba un considerable reto para la dupla de Long Island. Evolucionar sin repetirse a la vez que mantienes el nivel que se te supone no debe ser tarea nada fácil.
Criados en un hogar en el que la música era prácticamente una religión, los hermanos comenzaron desde muy pequeños a aprender a tocar instrumentos, llegando a dominar batería, bajo, guitarra, pianos e incluso violín y cello. Con tales capacidades y una dieta constante de la música de los sesenta y setenta no es de extrañar que hayan llegado hasta donde lo han hecho, aunque ellos siempre se han movido entre sellos independientes, primero con la discográfica inglesa 4AD y ahora con el nuevo trabajo bajo la distribución de los neoyorquinos Captured Tracks.
Un nuevo paquete de temas que se abre con la balada melancólica “When Winter Comes Around”, en la que uno se da cuenta que estamos ante unas voces fuera de lo normal. La sigue “In My Head”, el single infalible que muchos esperábamos y que entronca con el disco predecesor, con un destacado tono power-pop, aunque su melodía nos suena demasiado familiar (¿"Moon River"?). “Corner Of My Eye” suena a clásico, digno del McCartney más edulcorado en su etapa con los Wings o del Brian Wilson más inspirado. Barroquismo instrumental, voz principal afilada, tempo onírico. Sin duda la mejor pieza del álbum.
“Any Time Of Day” es puro soft-rock setentero, mientras que en “What You Were Doing” agarran el aprendizaje de los Big Star para expresarse. Hay más pop poderoso con “Ghost Run Free” y con la irreverente “Everyday Is The Wors Day Of My Life” encontramos folk-rock del mejor, los cellos aparecen en “What Happens To A Heart” con su épica a la deriva y también en la que titula el disco, junto a unas voces casadas a la perfección, mientras que “Born To Be Lonely” parece surgida de un musical.
Para resumir, el disco en cuestión lleva toda la carga de perfeccionamiento en cuanto a instrumentación y armonías vocales, si bien, quizás en momentos adolece de cierta precisión melódica, ya que en ocasiones uno podría haber esperado estribillos más acertados sabiendo de lo que son capaces sus autores. Sin embargo, no cabe duda que el álbum se postulará como uno de los mejores del año en el terreno pop ya que su mirada hacia el soft-pop de los años setenta (10 CC, su padrino Todd Rundgren, Supertramp,…) es de una madurez impensable para unos veinteañeros. Ello y otras muchas razones hacen que uno tenga claro que The Lemon Twigs son una de las mejores bandas jóvenes del panorama actual independiente: inquietos, talentosos, originales e inconformistas. Por ello no queremos resignarnos y seguimos esperando a que llegue su mejor trabajo.