The Who: La leyenda imborrable

 
Palau Sant Jordi, Barcelona. Miércoles, 14 de junio del 2023

Texto y fotografías: Àlex Guimerà

Una de las grandes cuentas pendientes del panorama rockero barcelonés de siempre era la visita de los británicos The Who. Y es que en julio de 2006 se pusieron a la venta las entradas para un concierto de la banda que finalmente se tuvo que cancelar por la escasa compra de los tickets, a los pocos fieles que las compramos nos devolvieron el importe pero nos privaron de ver a Townshend y Daltrey bastante más lozanos de lo que hoy están. A su presencia en Zaragoza en aquel año y en Madrid se sucedieron otros conciertos en la capital y en Euskadi, pero nunca jamás anunciaron en la Ciudad Condal.

Programado finalmente para este 2023 y desde hace meses, las publicidades constantes en la calle o en el metro hacían presagiar otra posible debacle por las malas ventas. Algo que por fortuna finalmente no acabó sucediendo pero que en la previa del evento pudimos comprobar un vacío en el estadio que supuso la reubicación de los asientos de las terceras gradas. Quizás los altos precios, o el formato orquesta o que la banda no tiene el tirón que debiera en la ciudad, hizo que finalmente el aforo quedara en aproximadamente cinco mil espectadores, que la organización se las apañó a la perfección para distribuirlos y crear un ambiente cálido disimulando los vacíos.

En cualquier caso, la cuestión es que el debut de una de las más legendarias bandas de rock de todas las épocas tuvo lugar por fin en nuestra ciudad y muchos nos pudimos quitar una espina que llevábamos demasiado tiempo clavada. Que si, que los tipos en cuestión rozan los ochenta años; que el formato de la orquesta no nos acababa de convencer; que el repertorio se come literalmente toda la época dorada mod de los sesenta,...¡pero es que son los putos Who!

Como telonero el hermano "pequeño" de Pete (tiene 62 años), Simon Townshend, quien solo a la guitarra acústica interpretó sus canciones folk-pop sin apenas audiencia. Por cierto, su álbum "Looking Out Looking In" de 2016 no está nada mal para quien  decida  darle una escucha. Luego el hermanísimo estaría toda la velada en la banda de soporte de la dupla superviviente de los Who originales, una banda de soporte en la que brilla con luz propia Zak Starkey (hijo de Ringo Starr), habitual desde hace años con ellos y ex miembro de los Oasis. Y su protagonismo resulta necesario, haciendo notar su contundencia tras la batería, así como su carisma y su inagotable energía.

Luego el acompañamiento de la filarmónica en la gira "Hits Back!" es algo a lo que unos ensalzan y otros rechazan. Desde mi humilde punto de vista, si bien las óperas rock "Tommy" y "Quadrophenia" son muy ricas en instrumentación clásica, su presencia en los directos hace perder potencia rockera y entierra parte del sonido de las guitarras, pianos y voz. Además, siendo la orquesta del lugar de la gira, se nota cierta desincronización y falta de acople (normal). No obstante, algunas de las piezas lucieron mucho con la sinfónica y no hay que desmerecer para nada el trabajo y buen hacer de los músicos. Para la ocasión los elegidos fueron la Simfònica del Vallès, una de las cuatro orquestas sinfónicas catalanas, quienes por cierto ya acompañaron a Sting con anterioridad en un formato similar.

Para el primer set orquestado interpretaron las piezas del legendario "Tommy" (1969) como "Overture", "1921" o "Amazing Journey", con sus vientos, violines y contrabajos tapando las guitarras y teclados buscando dar una fuerza al show que seguramente no necesitaban. Si bien un poco de apoyo de cuerdas rasgadas y trombón resultan vitales para su setlist, esa parte inicial se me antojó algo ampulosa y desfigurada.

Con "Pinball Wizzard" la cosa mejoró, pues las guitarras lograron mayor eco y evidenciaron la joya imperecedera que es,  antesala del cierre de la gloriosa ópera rock " We're Not Gonna Take It" que no se escuchó tan pop sino demasiado "violinizada", aunque la parte de "See Mee Feel Me Touch Me Heal Me" nos trajo toda su emotividad con una culminación final  épica.

Le siguieron otras piezas como el hit "Who Are You", coreado y aclamado por el público, o "Ball & Chain", de su último y homónimo álbum de 2020. Tras ello llegó la segunda parte del concierto, o parte solo con banda de rock, la cual dejó patente el buen estado de sus músicos y cómo a pesar de su edad, Roger y Pete aún siguen dejando huella. Maravillosa sonó la ochentera "You Better You Bet" y sobre todo las concesiones a su etapa inicial "mod", como "The Seeker", incluida en el recopilatorio de 1970 de maravillosa portada "Meaty Beaty Big and Bouncy"; "Substitute" y "I Can See For Miles", que se escucharon a pleno corazón. Qué lástima, con lo bien que las interpretaron, que hayan sido apartadas para la gira otras de la talla de "The Kids Are Alright", "I Can't Explain", "My Generation" (obvia), "Pictures Of Lilly", "Happy Jack" o los tantos hitazos que hicieron en su primera y nutrida etapa como formación.

Pero bueno, dejemos de llorar, que las que sí  tocaron fueron dos tótems del "Who' s Next" (1971) como "Won' t Get Fooled Again", con su sinte a todo trapo y un grito monumental de Daltrey en su parte final, y la balada "Behind Blue Eyes", con Townshend armado con la acústica y su desarrollo atronador.

Cabe decir que Roger Daltrey en los setenta se veía a si mismo acomplejado como el menos virtuoso de los cuatro, frente a un John Entwistle (The Ox) que era un genio a las cuatro cuerdas, a la trompa y a otros vientos que se le pusieran por delante; un Keith Moon que deconstruyó la manera de tocar la batería gracias a su enajenación y un Pete Townshend capaz de enfrentarse a cualquier riff o solo de guitarra mientras daba saltos y destrozaba instrumentos. Pues en pleno 2023, dos de los cuatro ya no están y de los supervivientes es quizás Roger el que más luce en escena, pues según lo que vimos da muestras de una gran forma vocal para la edad que tiene, potente y enérgico, a la vez que sigue jugando con el micro lanzándolo al aire como antaño; aunque hay que reconocer que en algunos momentos se le notó algo cansado, faltaría más, por favor.

Pete, por su parte, nos deleitó con su precisión a las guitarras y su inigualable manera de tocar, además de regalarnos algunos molinillos con el brazo que fueron celebrados como nunca por los fans. ¡Lo que debería haber sido verles en directo en Woodstock o en la Isla de Wight!

El tercer set supuso la vuelta de la filarmónica, aunque cabe decir que con las piezas de "Quadrophenia" (1973) lució mejor, más engrasada y con más sentido en las piezas. Hablamos de "The Real Me", "I' m The One" o "5:15", pero sobre todo por la impresionante "Love Reign O'er Me" con la garganta de Roger desgañitándose y dejándonos flipados ante la carga emocional de tal himno rock. Perfecto colofón tras el que que Pete presentó a su banda, agradeciendo a los músicos locales que les acompañaban y celebrando su vuelta a la carretera nuevamente siete meses después (en Barcelona arrancó su gira europea).

Y los sintetizadores nos atacaron con fuerza para una final "Baba O' Riley" y su "Teenage Wasteland". Una vez acabadas quedamos rendidos frente a aquellas leyendas que se despedían ante nuestra mirada nostálgica. Quizás el formato del concierto no es el que a uno más le hubiera gustado, pero ver aún coleando y dando un más que digno show a unas leyendas de tal magnitud y edad no puede ser más que motivo de alegría y satisfacción. Inolvidable y asombroso viaje al pasado.