Por: Javier López Romo
Los australianos The Church están de vuelta tras seis años desde su último disco -fechado en dos mil diecisiete- “Man Woman life death infinity”. Una larga espera para sorprendernos con un álbum totalmente novedoso como anacrónico. Esa "iglesia" se vuelve distópica, con aires futuristas e incluso imaginarios de una sociedad determinada bajo ideologías opuestas a la utopía, y que ellos manejan en ese anverso ideal de sus creencias según su concepción musical. Lejos de aquel rock gótico y sinfónico que les caracterizaba en sus inicios, creando amplias pretensiones bajo su originalidad, su carácter de misterio mitológico, como sus letras cargadas de misticismo, no fueron suficientes para quedar anclados en un estilo concreto, eran inclasificables.
Aquella década de 1980 donde el grupo se creo en Sidney, con sus fundadores Peter Koppes y Nick Ward, influenciados por The Byrds, Pink Floyd y Television, eran sus primeros comienzos dirigidos hacia el rock más puro, con aquellas atmósferas que creaban sus guitarras y ese bajo demoledor de Steve Kilbey, que al a postre sería el líder que necesitaba el grupo; compositor de la mayoría de sus canciones, como el cantante principal de aquella primera formación de la que ya no queda nadie más salvo él, quedando en la actualidad encabezada por: Tim Powles, batería; Ian Haug y Ashley Naylor, guitarras, y el clásico multiinstrumentalista, Jeffrey Cain. Esto es el presente y lo actual de The Church, del pasado, de esos viejos tiempos donde la banda creó sus éxitos más reales, ya apenas queda nadie, ni Nick Ward y Peter Koppes, fundadores; ni Richard Ploog, ni Jay Dee Daugherty, ni Marty Willson Piper...
En los Estados Unidos, The Church, allá por 1988/89 fueron conocidos por el single “Under the Milky Way”, una balada acústica de ensueño que alcanzaría el puesto 24 en el Billboard. La canción fue la banda sonora de una generación de adolescentes, conformes o disconformes, con una idea musical muy gótica y personal. Y ahí el hacer de The Church; estaba influenciado por The Cure, The Smiths, Love and Rockets, entre muchos más, y todo fue como un delineador de ojos y laca para el cabello para zambullirse en una nueva corriente musical donde balancearse.
"The Hypnogogue" es el álbum número 26 de la banda Australiana, y sale bajo el sello de Communicating Vessels, publicado el 24 de febrero de 2023; esto en USA, para el Reino Unido hubo un acuerdo especial a cargo de Easy Action, en formatos de CD y vinilo. Como promoción a este dato anunciaron una gira por Norteamérica entre marzo y abril de este mismo año. "The Hypnogogue" es un álbum de trece cortes que nos lleva a más de una hora de duración, un disco bastante amanerado, nada que ver con el gesto femenino y sí con esa espontaneidad soñadora que combina ese carácter británico de aquellos primeros Pink Floyd y la intensidad mesurada de después; aunque contenga la fibra de cantantes británicos de rock alternativo como pueden ser Paul Weller de The Jam, y por qué no, de los americanos John Cale de The Velvet Underground.
La apertura de “The Hypnogogue” comienza con “Ascendance”, creando un muro de sonido inquietante y turbador, con esos rellenos de batería que llevan a la canción a una serie de cambios que rozan lo épico y grandioso, como la afinación de un ascenso glorioso. Quizás los más fanáticos de la banda reconocerán las entonaciones vocales de Kilbey, como esos arreglos musicales en torno a progresiones de acordes llevados a la sencillez de una guitarra acústica; tarea que nadie mejor que Marty Willson supo llevar a cabo -quien siempre puntuaba esos paisajes sonoros del agrado de Kilbey- y cuyo mejor ejemplo es “Reptile” de su disco “Starfish” en 1988. Un állbum que los catapultó a la fama y al éxito mundial, era su sexto disco y el más comercial de The Church, una música más directa, más compacta, y de canciones más directas también; de limpio sonido y de igual atmósfera para grandes directos y puestas en escena. Sin embargo mi favorito fue “The Blurred Crusade”, allá por 1982, cuando los descubrí; todo un hallazgo, toda una declaración… Pero no todo lo bueno tiene su propia recompensa, y fue muy fríamente recibido por el público que quería algo más comercial, pero ahí esta ese “Almost With You”, toda una belleza de canción.
Pero siguiendo con “The Hypnogogue”, llega el segundo corte:”C´est La Vie”, donde una guitarra acústica es rasgada con suavidad y ternura por un delicado toque de dedos, parece fuerte y segura a la vez que suave y nostálgica. Nos recuerda mucho a las mejores canciones de Love and Rockets como a The Smiths. Con “I Think I Knew y Flickering Lights” siguen en la misma estructura, algo así como la continuación que gesta una tormenta, rayos que acontecen al trueno para luego ser lluvia, suave o torrencial, en este caso lo primero. Y llega el quinto track, el que da nombre al álbum, “The Hypnogogue”. Trata sobre personajes inventados, un tal Sun Kim Jong, un científico coreano que es aficionado al ocultismo; una máquina que extrae la música directamente de los sueños -explica Kilbey-. La canción trata sobre Eros Zeta, una afamada estrella de rock de 2054. Guitarras repiqueantes y guturales sonidos de sintetizadores se filtran al tiempo que Kilbey canta: “recuerda la música que sale de tu cabeza”. En “No Other You” encontramos guitarras que maúllan como lobos hambrientos y nocturnos, en gruesos tonos voraces: “El sol viene, la luna canta su canto del cisne, ella está corriendo como un loco, cuando el hechizo se rompe, el amor no se despierta; estoy bromeando, no hay otro tú, no hay otro tú...” En “Albert Ross”, una referencia a un personaje ficticio en la novela policíaca de Douglas Adams ,“Dirk Gently's Holistic Detective Agency”, presenta una guitarra acústica muy parecida a “Going to California” de los Zeppelin. En "Aerodome", Kilbey canta sobre una guitarra acústica cinematográfica y pesada: "Odio sentirme solo".
Cuarenta y tres años después de su carrera, The Church tiene, como muchas instituciones religiosas, una carrera larga e histórica, especialmente en su Australia natal, donde fue incluida en el Salón de la Fama de la Asociación Australiana de la Industria de la Grabación en 2010. El último álbum de la banda es probable que brinde a los fanáticos nuevo disfrute pero sin llegar a lanzar en ningún momento a la banda en las listas estadounidenses. No es nada nuevo lo de estos chicos australianos, que cuenta con la sangre fresca de su líder, Steve Kilbey, con ADN inglés pero con canguros como animales favoritos, pero si estás en esa alineación del hipnogogo, y para ti no hay ningún típico distópico, The Church es tu respuesta.
Todo el mundo debe de querer algo, es cierto, pero todo el mundo necesita de algo también, los pilares en los que construyes tu iglesia deben de ser bautizados con la belleza de lo gótico y un románico al atardecer soleado de un jardín inglés a lo luxurious. "The Hypnogogue" ha tardado mucho en llegar, después de muchas grabaciones y regrabaciones, reservar tiempo para proyectos paralelos, actuaciones y viajes internacionales en general (por un tiempo, Caín no pudo venir a Australia debido a las restricciones de viaje relacionadas con COVID), unos renovados The Church finalmente están listos para defender su "The Hypnogogue", probablemente uno de los lanzamientos más extraños que lleva su nombre desde la década de 1990. Bueno, también suena como un álbum de Church de principio a fin. Si Soft Machine pudo lanzar un álbum casi sin miembros originales solo ocho años después de su debut, seguramente Kilbey puede tomar su lugar como Chris Squire de Space Rock y liderar la carga conocida como The Church en la década de 2020. Sonido, historia, pasado, presente y futuro; una pizca de baile aquí, un poco de rock allá, es lo suficientemente aceptable en este nuevo camino de The Church. Lo moderno y vanguardista, existe... “Recuerda la música / Sacada de tu cabeza / Tintineo de piano / Dentro de las latas / Guitarras aislantes / Bajo retiliano / La patada en tu cara / La trampa en tu corazón.” El resultado es otro disco impresionante, sin importar quién esté tirando de los hilos, para su éxito. Y como Kilbey canta: “Todo el mundo debe querer algo...” Seguiremos siendo corredores unidimensionales en sus escuchas.
The Church anuncian una gira por Australia, desde el 25 de mayo hasta el 17 de junio, y aunque la traerán a Europa y USA, todavía no han comunicado fechas para este verano, esperamos las de España, ya que de Australia volarán a territorio estadounidense para dar 21 conciertos hasta pasar por Europa antes de regresar a casa. Pocas bandas tienen tantas décadas en activo, 43 años, haciendo música con la feroz energía creativa de sus primeros años; como también pocas bandas tienen 26 álbumes como The Church y han logrado ingresar en el Salón de la Fama de ARIA.
Bueno, lo que si es cierto, es que The Church con su “The Hypnogogue” nos traslada, mejor dicho, nos ofrece un conjunto de tonos melancólicos y de grandes oleajes psicodélicos, que nos transportan a otro reino, y nos guía hacia una impaciente narrativa de ciencia ficción. Álbum que se grabó en el estudio australiano Damien Gerard Studios, en la costa central y mezclado por Darrell Thorp.
Y sobre todo que The Church continúa siendo una banda de fuerza creativa atesorada para aquellos que consumen buena música.