Por: Àlex Guimerà
La regularidad en cuanto a publicar un nuevo álbum a la que nos tiene mal acostumbrados Ron Sexsmith nunca ha afectado a su calidad. Y es que desde que debutara en 1991, el canadiense nunca ha dejado transcurrir más de tres años entre sus publicaciones, algo poco habitual en nuestros días. Una carrera sólida de un tipo con unas dotes compositivas excepcionales, habiendo recibido elogios del mismísimo Paul McCartney. Claro que la influencia del ex-Beatle es uno de los rasgos que han marcado a este tipo que, por desgracia, no ha alcanzado cotas de fama y reconocimiento de otros de sus coetáneos menos merecedores de ello.
Así es como el cantautor llega al que es su disco número dieciséis, marcado por el traslado de residencia que hizo en 2018, cuando abandonó la ruidosa metrópolis de Toronto por un tranquilo pueblo de su natal Ontario llamado Stratfort. Alejado del ajetreo de la gran urbe, y pandemia mediante, publicó un relajado y soleado "Hermitage" (2020) , previo paso a madurar una forma de vivir que ha plasmado en este soberbio "The Vivian Line", en el que aparece más inspirado que nunca, también en cuanto a unas letras que surgen desde la perspectiva de estar alejado del mundo y bajo unas melodías que rezuman perfección a la vez que sencillez.
A diferencia de su anterior entrega, que fue íntegramente grabado en su nueva casa de campo, para el nuevo material Ron se fue a Nashville para ponerse de nuevo en manos de su viejo amigo Brad Jones. Productor, entre otros, de Josh Rouse o Chuck Prophet y músico de acompañamiento de Steve Earle , Mathew Sweet y del propio Sexsmith, para el que tocó el bajo en sus discos "Other Songs" (1997), "Whereabouts" (1999) y "Blue Boy" (2001), su trabajo en el estudio se deja notar por la frescura y por los arreglos instrumentales al detalle a base de cuerdas, pianos y ukeleles.
Las baladas "Place Call Love" y "Powder Blue" traen un delicado clasicismo dignas del mismísimo "Paris 1919" de John Cale. El pop luminoso llega con "What I Had In Mind", "Country Mile" y "Outdated & Antiquated", esta última con una reflexión sobre el pasado y los complejos nuevos tiempos. Aún más melancólico se muestra en la frágil "Flower Boxes" y en la plana "When Our Love Was New". "Diamond Wave" es puro Jack Johnson, "Country Mile" recuerda a Andrew Bird, mientras que en "A Barn Conversation" se nos aparece Ray Davies. Como hacen los mejores cantautores, Ronald Eldon, nombre real de Sexsmith, bebe de los grandes, dando resultados imbatibles como "This, That, The Other Thing" o la sencillez de la acústica "Even Wonder", que cierra el lote por la puerta grande.
Parece ser que el título "The Vivian Line" viene de un camino cercano a la casa de Ron, un sitio por el que seguramente el músico pasea y se deja llevar en su visión de ver el mundo y su arte, y ahora con estas preciosas canciones ha querido dejarnos que lo acompañemos. De esto se trata la música, de compartir y dejarse acompañar.