Por: Javier Capapé
Zahara y Martí. Martí y Zahara. Nuestros queridos “junitos” han vuelto. Esta vez no han dado la gran sorpresa de la temporada como hicieron cuando decidieron unir sus esfuerzos en un proyecto común al cien por cien Ya sabíamos quiénes formaban este dúo pseudo electrónico que nos cautivó desde una habitación de hotel en el verano de 2020. Esta vez _Juno han decidido salir al exterior. Abrir sus horizontes. Dejar los interiores para dar una oportunidad a las experiencias vividas al aire libre, entre viajes y revueltas. Así nos lo muestra su título “_BCN747”, como si de un vuelo con escalas se tratase. Un vuelo que abre horizontes y despliega las alas de este dúo, de por sí ya muy abierto a todo tipo de experiencias, pero que esta vez nos lo ofrecen a las claras desde su presentación con cámara fotográfica en mano, tal y como vemos en su portada. Esa cámara que registra momentos vitales en nuestro camino. Porque no se trata de una cámara digital, sino de esa réflex que capturaba instantes únicos, con la que nos jugábamos si el enfoque o el encuadre sería el adecuado, pero que realmente nos regalaba la magia del instante capturado no perfecto. El que de verdad se guarda y vale la pena. Adiós a los posados y bienvenida la espontaneidad. Esa puede ser la mejor forma de presentar este disco, con la frescura del momento viajado y vivido, el que saboreamos a placer, de forma instantánea. Sin pose ni artificios.
“_BCN747” se abre con una guitarra, como queriendo dejar atrás cierto aire industrial que respiraba su debut, aunque más tarde volverá, inevitablemente. Martí Perarnau IV lleva la batuta con su particular voz, que susurra y se arrastra. Esta vez está mucho más presente en las voces, adelantándose hasta el frente para conducir el timón, dando espacio a Zahara en la retaguardia, entre juguetes y sintes. Los dos son uno, comparten su cuota de protagonismo, ambos en una misma dirección, pero podemos decir, gracias a la continuación del proyecto, que esto, definitivamente, no es un divertimento de la ubetense. Es un combo que funciona a la perfección con el catalán. Una media naranja musical que está desgajando los buenos frutos que desprende la hiperactividad de ambos. Y eso que esta vez, como señalaba al principio, han perdido el factor sorpresa y quizá por eso el disco se tambalee en algunos momentos debido a haber dejado demasiado libres sus impulsos.
Se respira cierta calma, como queriendo imponerse frente a la tempestad del mundo que vivimos, aunque también hay momentos desoladores y una actitud pesimista frente a esta sociedad borracha de capitalismo exacerbado en la que todos estamos implicados. _Juno han tratado de ser críticos con este sistema que nos engulle y oprime, pero a la vez se han dado cuenta de que forman parte del mismo, de que también son responsables de él, como se refleja mucho más gráficamente en uno de los cortes más destacados del disco: “_Anikillación”. La canción emblema del lote, su espíritu particular, que simula el final de los personajes creados por este dúo (representando la globalidad de esta sociedad devoradora) para flotar en un limbo en el que replantearse presente y futuro, en el que volver empezar de nuevo. Porque para renacer hace falta destruir. “_Anikillación” es una llamada de atención necesaria, la crítica constructiva que necesita nuestro mundo de likes y falsedad. Y todo contado sin pelos en la lengua, lanzando estrofas cargadas de realidad a bocajarro. Pero no todo es reflexión y búsqueda de replanteamientos vitales entre estas diez canciones, también hay espacio para el placer de las buenas melodías y del baile como terapia, así podemos encontrar a “_Steffen Berkhahn” como ejemplo de lo primero (con una coda reposada y una melodía conducida por el prophet al más puro estilo del Peter Gabriel de los ochenta) o “_Por algo será” de lo segundo. Esta otra también destacada por fluir en la alternancia vocal de sus estrofas entre el catalán y la andaluza, como pasa en muchas otras canciones del disco, pero logrando un atractivo especial en ésta. Una canción con un ritmo de tecno industrial (como si de unos primerizos Depeche Mode se tratase) urgente, construida desde un sample de Rufus T. Firefly reproducido a la velocidad incorrecta (y prácticamente imposible de identificar).
“_La canción que no vas a hacer hoy” fue también el primer y único adelanto de la colección, lanzado a modo de aperitivo tan solo un par de días antes del disco al completo, con la particularidad de que ésta es la canción quizá más alejada del espíritu común del disco. Más cotidiana y más unida a su anterior trabajo o al sonido representado en “Puta”. Es la más pop o directa del conjunto, lo que pudo confundir a alguien si esperaba más de lo mismo en el resto de los capítulos que conforman “_BCN747”. Así, y en contraposición a ésta, podemos encontrar la melancolía de “_La Biblioteca Nacional”, que se mueve entre las teclas y la voz ronca de Martí en una especie de espiral infinita que se reconduce con algo más de color cuando entra Zahara en su segunda parte, o “_Cuando llegué yo ya estaba aquí”, que es un diálogo apocalíptico a dos voces que en su parte central se torna en una especie de banda sonora de misterio con un piano que poco a poco se va desafinando, como si se diluyeran esos cuerpos que van hacia el fin.
No es un disco de digestión fácil (salvo con alguna excepción más suave como “_SCLHR”), pero no por ello deja de ser dulce y maravilloso. Ese espíritu como de fin de una era con cierto toque postapocalíptico se respira también en “_Los Feliz”, que cuenta con un inicio ambient (casi parece tocado por la mano de un Vangelis ensuciado) para transformarse al entrar la voz de Zahara en una especie de canción de cuna cruel, algo que también se percibe en su cierre con “_LHR410”, que nos mece entre la guitarra y el piano con cierta suavidad, como queriendo afrontar con esa serenidad el renacer que demandan estas canciones. La catarsis perseguida por el dúo al darse de bruces con su realidad, que es también la nuestra. Quizá nos quieran decir que esa serenidad y pureza (vestida muchas veces de electrónica minimalista), que predomina en estos casi cuarenta minutos de reflexión con uno mismo, es la que nos salva después del fin. Pero cuando creemos que todo va a acabar, acompañado por la sedosa melodía del último corte del disco, en los segundos finales del viaje, arranca un ritmo dance a modo de “rave infinita” que nos recuerda los contrastes de nuestra vida, simbolizada en el recorrido de esta peculiar pareja desde el interior de la habitación que fue “_BCN626” al exterior del plano secuencia de nuestra nueva vida que es este “_BCN747”.