Por: Àlex Guimerà
En un inicio de año donde muchos de nuestros héroes musicales nos van dejando sin tregua (Jeff Beck, David Crosby, Tom Verlaine...), resulta todo un alivio presenciar cómo una leyenda de la talla de Iggy Pop sigue publicando y lo hace cargado de calidad y de buena energía. Es lo que sucede en el flamante "Every Looser", para el cual James Osterberg se ha acompañado, entre otros, de la guitarra de Chad Smith (Red Hot Chili Peppers), con el bajo de Duff McKagan (Guns n’ Roses) y la batería del malogrado Taylor Hawkins (Foo Fighters). Todo ello regado con la técnica de estudio del joven y moderno Andrew Watt, responsable no sólo de trabajar con Ozzy Ousbourne en su último trabajo sino también de colaborar con gente tan variopinta como Ed Sheran, Post Malone, Eddie Vedder o Lana Del Rey. Y es su toque el que precisamente le da un aire remozado a lo nuevo del rockero septuagenario que, a decir verdad, le sienta de maravilla.
Las últimas referencias que teníamos de Iggy, "Post Pop Depression" (2016) junto a una banda de acompañamiento liderada por Josh Home (QOTSA) y el experimental y sosegado "Free"(2019), siendo notables álbumes, nos dejaban con ganas de más y mejor Iguana, algo que con "Every Looser" parece que podemos decir que tenemos. Unos nuevos once cortes que reúnen muchos de los mejores ingredientes de la carrera del artista de Detroit sin que se caiga en el temido autoplagio al que muchos de sus coetáneos han acabado sucumbiendo para suplir su falta de creatividad. Para las letras, crítica social, rabia, diversión, palabras malsonantes, libertad y autenticidad.
El frenético arranque con "Frenzy" es muestra de todo ello, desde su primera frase "Got a dick and 2 balls, that's more than you all", como el proto-punk acelerado y unas guitarras que evocan a los más fieros Stooges en "Strung Out Of Johnny". Para "New Atlantis" se relaja y agrava su voz detrás de unas guitarras rítmicas imbatibles, al contrario que unas desgarradoras "Modern Day Ripoff" y "Neo Punk", en las que la mala leche surge por los surcos del vinilo. Pero si hay una balada destacable en el álbum, ésta es sin duda "Morning Show", de acústica y piano tiernos, y con la bestia amansada para reflexionar sobre su vida.
Para la cara B del disco cuenta con dos breves "interludes" como son "The News For Andy", dedicada a Andy Warhol, y "My Animus", con unos susurros muy Leonard Cohen. Pero no podemos evitar que nos gusten más "All The Way Down", que es puro rock' n roll y para la que nos vienen a la cabeza los Rolling Stones, o la ochentera "Comments", de gran bajo, teclados y sintetizadores, que conecta con su amigo desaparecido David Bowie y donde despliega un feroz ataque a las redes sociales. El cierre lo reserva para cargar contra la industria musical y meternos varios "fucks" en una pieza, "The Regency", de tono post-punk.
Bravo por Iggy, quien ha facturado el mejor y más digno trabajo que se supone para una vieja leyenda que lo ha hecho todo ya, en donde compila lo mejor de su trayectoria sin sonar vetusto ni repetitivo y lo hace además con una producción muy actualizada. Parece que tenemos animal para rato.