Kafe Antzokia, Bilbao. Jueves, 16 de febrero del 2023
Texto: Jon Bilbao
Fotografías: Marta Bravo
Los cuatro músicos de Arima Soul ya tenían experiencia por separado en distintos proyectos de música negra y fue a partir del inicio de la pandemia que se materializó su unión, dando lugar a varias referencias discográficas de alto nivel. Vienen de Zarauz y Donosti y aparte de varios singles y un EP tienen un álbum, titulado "1" y lanzado a finales del pasado año, que vinieron a presentar a la Kutxa Beltza del Kafe Antzokia bilbaíno con una sala a medio llenar que aún así vibró con su música. Este era su estreno oficial en la villa, y las ganas de escuchar en directo las fantásticas composiciones que algunos llevábamos dos años disfrutando fue la motivación principal para acudir.
Podría pensarse de entrada que el euskera no es, fonéticamente hablando, el idioma idóneo para el soul y este tipo de músicas, pero lo vivido el pasado jueves desmiente totalmente dicho pensamiento. La cosa funcionó, y cómo. Arrancaron con la cálida "Ilunabarra", que como otras de sus canciones invita a ser pinchada al atardecer o por la noche en uno de esos cómodos lounge bar. Nos fueron paseando por los estilos inherentes a la banda, esto es, jazz-funk, blues, soul y R&B, manteniendo siempre un groove atractivo, como en la dulce "Itsasoan", en la que Paul San Martin se marcó un estimulante solo de órgano. Se nota que este es un músico que estudió piano clásico y piano jazz, porque inyecta su amplia experiencia al conjunto y lo hace con solvencia. Y es que de lo más reseñable del combo creo que es que cada miembro tiene su propio espacio de expresión aún sonando perfectamente empastado en el resultado final. También se deja notar la pasión y la diversión sobre las tablas. El bajista Mikel Makala, junto con el batería Gorka Gaztambide, suenan funkys en todo momento, y la voz de Lidia Insausti es gloriosa haga lo que haga.
Probablemente no hubiera sido necesario incluir ninguna versión en el repertorio, aunque el público lo celebró cuando se lanzaron sobre "You Give Me What I Want" de Etta James, y algunos quedaron perplejos al comprobar que la voz de Lidia nada tenía que envidiar a la de la americana. Pronto llegó el hit en potencia "Ez Gara Ikusten", que parte del público descubrió allí mismo y que a mitad de canción ya estaban coreando. Un éxito instantáneo con una de esas letras empáticas sobre la pandemia y la situación social de todos nosotros durante aquel período. La insinuante "Norabide Okerra" también enganchó por su musicalidad y por una letra que aboga por tomar un camino propio que quizá no esté validado por la generalidad.
La sombra del mejor Brian Auger se dejó notar en canciones como "Gatz Berri" o en el excitante instrumental jazzero "Dortoka Pausoa", y sobre la sensual "Zerbait" la vocalista afirmó que era su canción más Marvin Gaye. También introdujeron elementos jamaicanos al interpretar el reggae de su primer EP, "Amets", así como la versión que ya habían grabado previamente de la soulera Marie "Queenie" Lyons, una "See & Don’t See" que sonó perfecta y que se llevó una de las mayores ovaciones de la noche. La tercera y última versión la protagonizó una lectura del "Lady Day And John Coltrane" del artista Gil Scott-Heron —con un solo psicodélico-bluesero de órgano—, antes de proceder a tocar la última con sorpresa incluida.
El elemento novedoso fue el acompañamiento del saxofonista de The Cherry Boppers en la contagiosa "Arima Du", canción que originalmente incluía instrumentos de viento y que logró finalmente poner a bailar con ganas a parte del personal. No cesó el baile con el cierre definitivo —aún acompañados de saxo—, el himno "Gu Andereak" que tanto expresa musicalmente y líricamente, y en la que Insausti abandona por un momento su tono dulce para atacar la letra con nervio. Estas dos últimas piezas llevan un innegable olor a Nueva Orleans que seguramente sea influencia del teclista, el más bluesero del cuarteto. Así, por momentos nos pareció encontrarnos en pleno barrio de Treme, paseando mientras esperábamos a que abriesen el bar de Kermit Ruffins.
Arima Soul tocan una música excelsa pero además lo hacen desde la calle, desde la autogestión y la honradez, despojados de manierismos y excesos, disfrutando y haciendo disfrutar el momento, y esa es, pienso, la característica principal del arte más auténtico. El próximo 3 de marzo los tendremos en Muxikebarri Zentroa, en Getxo, y si eres de esas personas que no puedes evitar vibrar con la mejor música, yo no me lo perdería por nada del mundo.