Por: Txema Mañeru
Casi todo el mundo está de acuerdo en que el simpático y elegante Charlie se merecía un libro como éste y mucho más. Lo merecía antes de su fallecimiento, pero ha tenido que llegar ahora y lo disfrutamos. Más aún cuando lleva la insobornable firma del gran músico y escritor Mike Edison, quien estuvo en los imprescindibles Raunch Hands, con Mike Mariconda, entre mil aventuras más y tiene varios discos compartidos geniales, entre ellos uno imprescindible con nuestros Guadalupe Plata.
Mike empezó a escribir esta obra bastante antes de la muerte del miembro de los Stones (en 2019) y lo consensuó con el propio Charlie, a quien le encantó lo leído, lo que da más relevancia aún a este joyita. Pero en el libro afirma que realmente llevaba realizándolodesde hace 45 años cuando oyó ‘Brown Sugar’. Como dicen muy bien en Libros del Kultrum, no se ha tomado aún suficiente conciencia de la importancia del trabajo de Charlie Watts como baterista y sostén de los Rolling Stones, su verdadero motor. Algo reconocido en primer lugar por su amigo Keith Richards que siempre dijo: “Sin Charlie no habrían existido los Stones”. En los 70 siempre se citaba como mejores baterías a John Bonham, Keith Moon, Ginger Baker o Carl Palmer, pero en absoluto les va a la zaga el elegante y preciso Charlie Watts.
A lo largo de estas páginas encontraremos una tardía reivindicación envuelta en idolatría, pero llena de sabia y sentida devoción. La reflexión final y más importante de este entretenido libro es comprender la razón por la cual la banda de rock‘n’roll más grande de la historia necesitaba hacerse con los servicios del mejor baterista de rock‘n’roll. Así de sencillo y así de real. Le han llovido elogios de compañeros como Clem Burke (Blondie, The Slit Squad) o Jim Sclavunos (Nick Cave & The Bad Seeds. y para Bun E. Carlos es el mejor libro que ha leído sobre los Rolling Stones.
Una gozada desde su amplia introducción. Muy interesante y muy explicativa de los motivos del libro y de lo que nos encontraremos en él. Las múltiples y raras fotografías son todo un lujo. Me gusta la distribución en breves capítulos, varios de ellos con títulos de algunas canciones muy significativas y tan especiales para el propio Charlie como "Not Fade Away", "Rip This Joint", "Respectable" o "Hang Fire". Antes comienza con un “All That Jazz” en el que nos habla de su devoción por el jazz y geniso tan importantes como Duke Ellington, Louis Armstrong o Charlie Parker y baterías como Tony Williams o Gene Krupa. También está ese emotivo “Epílogo” titulado "Shine A Light".
A Mike le causó un hondo pesar su muerte e hizo el libro primera y únicamente por amor. Luego encima llegó la amistad. Mike nos dice como Charlie estaba lleno de amor por la música y lleno de generosidad con un corazón gigante y realmente agradable. Hay además un catálogo de amplios y emotivos agradecimientos, especialmente al propio Watts, pero al que suma la de otro gran batería, Kenny Aranoff. Otro buen detalle son las múltiples notas aclaratorias, muy interesantes y algunas bastante extensas. La banda sigue adelante porque son como son, pero los Stones ya nunca volverán a ser lo mismo sin él, aunque no fuera compositor. 290 páginas son pocas para las que se merece. ¿A ver cuánto duran sin el pegamento que los unía? ¡Y es que Charlie era "el tipo"!