No cabe duda que la idea de “Nosferatu” está muy presente a lo largo del minutaje de este “Venenos y Demonios”; ahora lo que nos falta por comprobar es si “el no muerto” sale del ataúd justo a la caída del sol cada noche dispuesto a marcarse unos bailecitos a ritmo de rock and roll de amplia gama, cumbia y ciertos arrebatos zíngaros con objeto de celebrar la vida con otra fiesta altamente disfrutable firmada por Ghost Number, ese pequeño secreto de nuestra música tras el que se esconde el siempre peculiar universo sonoro de David Pisabarro.
Vuelven a probar suerte con un tercer largo que puesto en perspectiva también supone un viraje sonoro, partiendo de unos inicios con planteamientos más cercanos al folk-rock de la América más profunda hasta derivar en unas coordenadas actuales que emparentan con formas más cálidas y abiertas que bien podrían situar a la formación en un viaje imposible con paradas obligatorias en ciudades como Nueva Orleans, donde se empaparían de su bullicioso y peculiar ritmo de vida, bajando hasta las zonas más meridionales del continente para aspirar y suspirar con retazos de cumbia muy bien digeridas y rematando faena en una no menos llamativa pirueta en la que vuelven a mostrar su querencia por un imaginario propio de los Balcanes, elementos que sabiamente aderezados dan consistencia a un álbum que a nivel lírico se mueve entre la crítica sesuda, el cinismo más absoluto y un cierto histrionismo que es capital para sentir las letras como propias en el marco de una representación casi teatral que dejará con ganas de más minutaje al oyente.
Entre la apertura de miras, habitual ya en este proyecto que disco a disco continúa creciendo y reclamando una atención que ya deberían tener por derecho propio, podemos encontrar el abrazo parece que ya definitivo a la lengua castellano, capital para entender el concepto de esta obra que brilla con luz propia gracias a la potencia de temas como “Nada Malo”, letanía con la que abren fuego, “Pal Infierno”, donde se les aparece el fantasma cabaretero de Tom Waits, la aceleración propia del Sur de Europa con que afrontan “El Vampiro”, la alegría cumbiera de “Muerto” y la amplitud soulera de “El Mal”; aderezados por los efluvios mexicanos de la sentida “Un Puñal y Una Flor” y hasta los aires a bulería camuflada que desprenden en “Veneno” fenomenalmente acompañada por la aceleradísimas “¡Fuego!” y “El Golpe”, insólita mezcla de Carnaval brasileño y western, para rematar con “Lúcifer” un corte que bien podría haber aparecido en su debut, “From Dawn to Dust”, con la que parecen ajustar cuentas con un pasado maravilloso a nivel musical.
Su imaginario de muertes, vampiros e infiernos, venenos, Lucifer y puñales, haría que sobre el papel cualquier mortal que se precie huyera despavorido sin mirar atrás; afortunadamente los que seguimos a bandas como Ghost Number no somos parte del rebaño adoctrinado e insulso, así que mucho me temo que nos dejaremos arrastrar a la fiesta junto al “no muerto”, siendo participes de una velada larga que dejándonos exhaustos también nos dejará con ganas de más.
De nuevo Ghost Number firman un disco mayúsculo, sabiamente condimentado y aderezado, reclamando su lugar en el pódium de grandes formaciones del rock patrio. Por favor, no nos hagamos rogar y démosles el sitio que merecen pues no les decepcionarán. A poco que les dejen su vampiro les marcará con los colmillos de por vida.