Por: Javier González
Qué pocos grupos tenemos en nuestro panorama con la capacidad de Airbag para facturar himnos atemporales que te hagan esbozar una sonrisa y cantarlos a grito pelado desde el instante en que comienzan a sonar. Cortes directos, con aspecto cotidiano y cuyas melodías infecciosas se pegan a tu piel para no dejarte escapar.
Su nuevo trabajo se llama “Siempre Tropical”, en él radiografían con una sonrisa burlona la sociedad en la que nos ha tocado vivir con su habitual mezcla de punk y power-pop vitaminado en una fórmula tan sencilla en apariencia como difícil de conseguir en la que Airbag son auténticos magos.
Semanas atrás tuvimos la suerte de poder charlar con Adolfo Díaz, vocalista del trío malagueño, para que nos hablara en primera persona de la nueva muesca en el revólver de estos francotiradores siempre certeros.
Vuelve Airbag tres años después de “Cementerio Indie”, vuestro último larga duración, con “Siempre Tropical”. Vaya tres añitos nos han tocado vivir…
Adolfo: Sí, supongo que aquí todos coincidiremos en lo mismo. Estos dos o tres años, sobre todo en lo que a industria musical en directo se refiere, han sido horribles. Nos han dado donde más duele. Nosotros encajamos esto con una primera fase de shock. No pudimos terminar la gira de “Cementerio Indie”, nos quedamos con cara de tontos y luego pasamos una época casi sabática en lo que al grupo se refiere. Solo podíamos componer en casa, pero no teníamos ganas. Era una fase de estado de ánimo bajo y raro, no salían canciones. Solo dimos un concierto en pandemia cuando se hacían cosas sentados, en la plaza de toros de Málaga, pero nos dimos cuenta que no queríamos hacer cosas de ese tipo. Decidimos esperar y nos pusimos las pilas para componer. Grabamos el disco cuando creíamos que saldríamos de pandemia en Enero de este año, la sorpresa fue que lo hicimos en el apogeo de otro de los ya famosos picos. La grabación fue estresante, con mascarillas casi todo el tiempo y sin poder salir a la calle a hacer vida normal porque se podían joder los planes de muchos meses. Entre medias sacamos “Discotecas”, un Ep que estaba compuesto anteriormente de solo cuatro canciones. Lo hemos pasado mal como todo el mundo, pero al final hemos aprovechado el tiempo que tuvimos.
Con este trabajo mostráis vuestra mejor cara con cortes cotidianos, críticos y que son radiografía de un mundo actual casi en llamas. ¿Crees que hacían falta las canciones cotidianas y desenfadadas de Airbag para sobrellevar mejor la situación?
Adolfo: Las hacemos como una especia de terapia para exorcizar nuestros problemas del primer mundo, que son auténtica minucias con los que otras personas tienen. Tenemos la suerte de vivir medio bien, pero hay problemas y situaciones en que te fijas. Siempre hay historias que contar. Me parece fascinante observar la vida en general, lo que me rodea. Solemos escribir sobre relaciones o personas que vemos en la calle, acerca de nuestro vecino y amigo, también acerca de nuestras vivencias. Las canciones vienen de lo cotidiano. Si viviéramos en otra situación con más presión social, quizás seríamos una banda más de protesta. Nos ha tocado vivir esta situación y bebemos de lo que nos rodea, de lo que abarcan nuestros brazos, creemos que es lo más honesto.
Escuchando vuestras canciones siempre me da la sensación que deben salir de un tirón, directas, como un buen golpe. Dada la situación, ¿ha sido especialmente complicado hacer cortes así en los últimos tiempos?
Adolfo: A veces hay canciones que surgen de una idea clara de la que se puede sacar jugo. Pueden venir de un detalle o de un título, tiras del hilo y salen del tirón en cinco minutos. Ha pasado con varias canciones entre ellas “Perros y Gatos”, que tiene una letra muy peculiar, no tiene estribillo y casi no se repite ninguna palabra. Es un sentimiento que llevábamos dentro y necesitábamos vomitar. Ha sido increíble porque hasta rimaba. Venían las frases a la cabeza. Pensábamos que esa canción la leeríamos después y sería una mierda, pero no. Se ha quedado tal y como salió prácticamente, igual cambiamos alguna palabra, pero no lo recuerdo. Otras necesitan más vueltas en el local, darlas perspectiva y tocar algo del ritmo. Mi experiencia es que las canciones que salen a borbotones, en las que no se cambia nada suelen ser buenas.
Las letras suenan especialmente mordaces hacia estos tiempos que nos han tocado vivir como en el caso de “Andrea”. ¿Estamos ante un álbum escrito para gente de treinta y muchos o cuarenta y tantos desengañados por todo?
Adolfo: No lo sé, la verdad que no nos lo planteamos. Hacemos las canciones que nos salen, sin más. Si luego se identifican unos y otros es algo que se escapa. Lo que nos gustaría es que le gustara a la mayor gente posible porque somos conscientes que no se le puede gustar a todo el mundo. A partir de ahí, quien se identifique, bienvenido sea.
En “Finales Alternativos” acercáis el universo Airbag al sonido de Los Planetas con la colaboración de Jota.
Adolfo: Está claro que hacemos algo así y lo hemos exagerado para que así lo digáis todos los periodistas. Fue una canción que se fue “planetizando”. En el local era más lenta, pero la melodía y la intención estaban ahí. En el estudio subimos su velocidad con Carlos Hernández, además el ritmo de batería de Jose es muy noventero, súper usado por bandas como Los Planetas, The Cure, The Wedding Present o My Bloody Valentine. Llamamos a Jota a ver qué le parecía la canción, la escuchó y le encantó. Colaboró sin darle ninguna pauta al respecto, hizo lo que justamente queríamos. En un principio contactamos con él para hacer un guiño final, pero la cosa creció.
Me ha gustado mucho “La Marmota Phil”, toda una crítica a la falta de intensidad, amores y emociones reales en el siglo XXI.
Adolfo: Es una canción de Pepillo. Tampoco te puedo hablar directamente como si la hubiera escrito. Va un poco de lo que comentas, de haber vivido unos sentimientos tan radicales y fuertes cuando eras más joven que con el paso del tiempo se han repetido, pero con varios fracasos y sin llegar a esas cotas de intensidad tan grandes. Creo que va por ahí, pero debería decirlo Pepillo.
Otra canción potente es “Una pena lo de Mario”, vuestra canción para antiguos amigos y cuñados.
Adolfo: La letra es mía, pero el título viene de Pepillo. Es un guiño a Lemonheads, asumiendo aquello de “It´s a Shame About Ray”. Me sirvió para hacer una canción ácida y hablar sobre la tendencia actual del protestar por protestar y el carácter agrio que se le pone a la gente con el paso del tiempo. Hay mucha gente quejándose por todo en redes sociales. Hay que hilar fino porque se puede malinterpretar. Es una canción que roza el humor porque la afrontas quitándole hierro al asunto. No es una crítica feroz, sino que está hecha con un toque sutil. Puede parecer naif y tener mala leche.
Es algo complicado de lograr pero que opino que bandas como Ilegales y vosotros conseguís bastante bien.
Adolfo: Ilegales son mucho más directos y nosotros intentamos hacerlo a nuestra manera. Ilegales son más explícitos, nosotros intentamos hilar más fino para que no sea tan claro el mensaje. Vamos soltando y de pronto metemos una palabra que quite hierro al asunto. Tratamos de mantener el momento de diversión dentro de lo que es la crítica de estas canciones.
Airbag tiene una trayectoria de más de veinte años en el mundo de la música. ¿Cuál es el secreto para una andadura tan larga, más si cabe en un género como el vuestro y en un país tan desagradecido como éste?
Adolfo: El único secreto es ser unos flipados de la música. En nuestra vida la música ocupa un lugar privilegiado, no podemos vivir sin ella. Nos gusta hacer música y la música. En el grupo siempre hemos sido los mismos tres de siempre que somos amigos desde que tenemos uso de razón. Pepillo y Jose son primos hermanos, además. Somos rara avis del mundo de los grupos, nos conocemos desde pequeños. Todos los grupos tienen momentos de roce, pero como nos conocemos bien, hablamos cualquier discrepancia y cualquier tipo de roce se soluciona. Nos gusta música muy parecida, aunque seamos realmente eclécticos. La gente que no es muy fan de Airbag dice que siempre hacemos el mismo disco, sin embargo, para los muy fans, cambiamos mucho de disco a disco. La realidad es que somos un trío: bajo, guitarra y batería, por lo que no se pueden muchas florituras. Siempre nos mantenemos intentando evolucionar, hacer cosas que no hemos hecho y meter matices nuevos, aunque sean pequeños. Jugar con acordes, efectos, pedales, ritmos… Tocar juntos es parte de nuestra vida, lo hacemos desde hace años, nos faltaría algo de no hacerlo. Hemos ido creciendo. Antes salíamos a tocar en coche a sitios pequeños y ahora vamos metiendo más personal y una furgoneta más grande. Eso hace que no nos aburramos. Al final se trata de jugar y divertirnos, disfrutar con lo que hacemos. Veo a grupos que se dedican solo a la música y algunos llegan a los festivales como si llegaran a la oficina. Nuestro éxito es que vamos al escenario de forma diferente a ir a la oficina. Vamos ilusionados.
Por puro interés sociológico. ¿Qué viabilidad económica tiene un proyecto como el vuestro? ¿Se puede vivir en España de una banda como Airbag?
Adolfo: Nosotros nos llegamos plantear vivir de la música en años de cuarenta conciertos. Podríamos vivir de eso. Lo que ocurre es que la música tiene parones de composición y grabación. Ahí es complicado vivir solo de lo que has ganado tocando un año o año y medio. Nosotros lo que hicimos fue plantearlo y elegir vivir bien. Veía a otros grupos mejor posicionados que nosotros, pero luego tenían que estar haciendo acústicos y pinchando para poder subsistir. Nosotros lo que no queríamos era malvivir e ir al límite. Preferíamos tener una seguridad y seguir tocando en condiciones, no estar estresados. Es que esto no es solo vivir de tu talento. Hay muchos factores que van más allá. Nosotros tampoco somos de hacer concesiones comerciales, somos celosos en ese sentido. Decidimos tener el rock de Jueves a Domingo que es donde se mueve la música en general y luego tener otros empleos flexibles, porque esto no te permite estar en una oficina. Si consigues tener otros trabajos a media jornada que te compaginen van bien. José y yo tenemos unos locales de ensayo en Málaga, donde somos nuestros jefes y podemos entrar y salir e irnos a tocar. Jose es su propio jefe en su empresa de fotografía y vídeo. También doy clases de inglés de Lunes a Jueves. Pepillo es psicólogo. Más o menos nos apañamos con trabajos flexibles y con la música que también es nuestro trabajo, porque también hay que dedicarla horas. No nos da para vivir solamente de eso. Además, tampoco tienes jubilación con esto y tiene fecha de caducidad porque no te puedes arrastrar en el escenario de por vida.
Airbag venís de Estepona, pero desde hace años estáis afincados en la capital, Málaga. Una ciudad donde parece que el rock está cada vez más vivo. ¿Cuál es la situación real allí actualmente?
Adolfo: En Estepona hay poca cosa, la verdad. Siempre ha estado el Louie Louie que ahora está en el puerto, junto a la Farándula en Algeciras es de lo poco que hay en la zona. En Málaga está la cosa en ebullición. Hay bandas como Sarria con buena pinta, también La Trinidad y Biznaga que Álvaro es de aquí de Málaga. También tenemos Ballena y Jamie 4 President, además de clásicos antiguos. Cosas nuevas como Orina. Hay gente muy joven. Estamos en contacto con ellos por los locales de ensayo que regentamos. Hay 21 salas con varios grupos. Hay mucha gente muy joven con 17 o 18 años. Tocan guay y hacen cosas de guitarras. El problema endémico es que no hay salas. Ensayan, pero no tienen donde tocar. Solo está la sala Velvet que es un bar con un pequeño escenario, está saturado, es difícil coger fechas y apenas caben cien personas como mucho. De ahí pasas al Paris 15 o La Trinchera que son salas muy grandes. Los grupos solo pueden aspirar a ser teloneros de otras bandas. Málaga está falta tanto de infraestructuras como salas y otras cosas necesarias para el desarrollo de las bandas: Mánager, roadies, hay pocos técnicos de sonido… falta lo que siempre ha tenido Granada: Salas, oficinas, etc… Tener salas como Planta Baja con un aforo de 300 personas es lo que hace escena y público.