Por: Skar P.D.
Solo en las baqueteadas memorias de "los consejos de ancianos" de la tribus implicadas en los géneros y subgéneros de esto de la música, encuentra acomodo cierto el término "sophomore", o mejor, el síndrome de incertidumbre asociado al segundo disco de cualquier artista o banda que hubiera gozado de cierto éxito en su primera entrega. En determinados géneros o subgéneros del decadente, no por falta de talento pero si por falta de impacto mediático, concepto del rock, lo del éxito del primer disco hace mucho que no incluye los axiomas de grandes ventas y/o grandes giras y se basa, casi en exclusividad, en las interpretaciones de determinados gurús de esos consejos de ancianos, acerca de la calidad del producto ofrecido en eso de la primera entrega. El debut en 2020 de la banda de Akron, Librarians With Hickeys, se tituló "Long Overdue" y tuvo, al menos, la consideración de eso que se llama "un excelente debut". Al día de hoy eso es más que suficiente para afrontar el síndrome del segundo disco.
Big Stir, la discográfica encargada de editar los discos de los "bibliotecarios”, resolvió el asunto de "afrontar el síndrome del segundo álbum" de una forma, al menos, ingeniosa, ya que en la era de la pandemia prolongada, la banda grabó un segundo álbum completo y luego lo tiró. "Handclaps & Tambourines" es en realidad su tercer álbum, lo que significa que podemos evitar el temido término ‘segunda entrega’, pero lo llamaremos su segundo disco para entendernos. Vamos, que de haberse publicado en el 2021 las doce canciones que conforman este álbum hubieran sido otras muy distintas: "Terminamos dando un paso atrás en medio del proceso y reevaluamos algunas de las 30 canciones que estaban bajo consideración", dice Mike Crooker (guitarra, teclado, coros) al respecto.
Como era de esperar este segundo disco de la banda de Akron que componen además del citado Crooker, Ray Carmen (voz, guitarra), Rob Crossley (batería) y Andrew Wilco (bajo) sigue ampliando la paleta de sonidos que configuran el power pop más canónico, y si, este es un disco de power pop, de forma que toda la gama de influencias que adornan sus canciones, los aires psicodélicos, el jangle más efectista, la pizca de connotaciones de la new wave o de la "british invasion" y hasta algún que otro destello más propio del glam, contribuyen, y de qué manera, a arropar la esencia del género, es decir, las melodías y armonías de efecto suavemente tranquilizador pero que suenan radiantes y emotivas a la vez.
Los aromas psicodélicos, órgano Farfisa mediante, fluyen omnipresentes a lo largo de "I Better Get Home", que es de estas canciones saltarinas en su concepto, incluidos esos "hey" tan de los primerizos Arcade Fire, y a la que una melodiosa tonalidad vocal de Ray Carmen la dota de un aire nostálgico extra que las guitarras aéreas que inauguran "Ghost Singer", una oda a la incomunicación en locales abarrotados y ruidosos, se encargan de realzar. La misteriosa "Fairground" es pura nueva ola porque, otra cosa no, pero la banda de Ohio transita por las influencias con total soltura, y si hay que entonar canciones optimistas, no importa que parezca que haya nubes sobre las playas en la impaciente"'Can't Wait 'Til Summer", y no será la única referencia al cambio estacional, la imponente "Last Days Of Summer", con la viola de Larysa Bulbenko (The Amoires) ejerciendo como maestra de ceremonias en esta aproximación al psico folk escocés de mediados de los setenta, lo constata.
El pedal "wah wah" da el toque de glam justo para que "Lady Overdrive" se muestre como una canción esplendorosa de esas que son poseedoras de estribillos instantáneos y coreables que a ver quién se resiste a entonar repetidas veces; ese "She's a Lady Overdrive" de infecciosa cadencia y otro tanto para "I See You", en cuanto a lo de repetir el estribillo, y que abre lo que el propio Mike Crooker, que también ejerce de productor, denomina la trilogía del "You", con el primer adelanto del disco que fue "I Can't Stop Thinking About You" y "Over You", deudora de melodías atemporales al estilo Byrds y que estaba destinada a cerrar el disco pero que a la hora de confeccionar el orden ascendió unos cuantos puestos por aquello de trasladar el ambiente de un concierto o como el clásico disco con cara A y cara B. Ray Carmen y Mike Crooker se pusieron de acuerdo para cerrar esa trilogía no pensada, pero sobrevenida.
Los problemas derivados de la perdida de iconos culturales los abordan en "Stumbling Down Memory Lane", que bajo la apariencia de balada utiliza ritmos absolutamente bailables, y es que esto de abrir las fronteras a la calidad de las melodías y por tanto expandir el pentagrama es marca de la casa. Y luz, porque la canciones del disco son, en general luminosas, y "When We Were Young", con sus melancólicas armonías al más puro estilo Beatles, y sobre todo el cierre "Me And My Big Mouth", tan afín al espíritu Monkees, así lo ratifican.
Librarians With Hickeys es una banda capaz de modular en sus canciones las estructuras básicas que configuran el power pop, de modo que se expanden más allá de los supuestos límites del género al llevarlas por los terrenos colindantes de la new wave de sonidos sintetizados, del indie pop y hasta de los sonidos cercanos al pop vocal más tradicional y casi exclusivo de las melodías "escocesas" al estilo de Dropkick, por poner un ejemplo, y todo ello confluye en un conjunto de canciones brillantes y de una calidad a prueba de algún que otro sentimiento nostálgico. Y eso es lo que es este "Handclaps & Tambourines", un disco que contiene una docena de composiciones que rozan la atemporalidad, de nostálgicas emociones, y que contienen los suficientes ganchos armónicos y melódicos como para dignificar las indudables influencias que se perciben. Y si, es un disco de power pop, y de cualquier nota o acorde que se encuentren cómodos en la etiqueta. Aunque a decir verdad para describir un disco facturado con este nivel de excelencia no debería hacer falta ninguna etiqueta