Entrevista: Willis Drummond


“Nuestra única manera de vivir es seguir luchando contra este mundo absurdo” 

 Por: Sergio Iglesias 

 “Hala ere” es el título del nuevo trabajo de Willis Drummond, un disco donde la banda de Baiona recupera el formato de cuarteto, con la incorporación de Vincent Bestaven, quien entró en el grupo durante la pandemia, para los conciertos en acústico. Para hablar largo y tendido sobre la gestación, el sentido y la importancia de este nuevo elepé, hemos estado charlando con Jurgi Ekiza, vocalista de la banda. 

Para comenzar, ¿teníais ganas de pisar un poco el acelerador después de la pandemia y del disco acústico en directo? 

Jurgi Ekiza: Sí, necesitábamos volver a lo eléctrico y abrir un nuevo ciclo. Queríamos hacer un nuevo disco con Vincent (Vincent Bestaven) dentro del grupo y, además abriendo el estilo a otras cosas… 

¿En qué sentido queríais abrir el estilo? Lo pregunto porque es un disco muy variado en cuanto al sonido… 

Jurgi Ekiza: La verdad es que no buscábamos nada en concreto. Vincent había tocado con nosotros para el acústico y, cuando volvimos al eléctrico, hablamos con él para saber si quería seguir girando con nosotros, y también si quería seguir en la banda en el caso de hacer nuevo disco. En principio tuvo dudas, porque suponía estar mucho tiempo, ya que era el disco y la gira… Así que lo que hicimos fue juntarnos en el local, colocar seis micros y empezar a trabajar sobre las ideas de cada uno; por eso hay cosas tan diferentes, ya que hay muchas ideas de Félix (Felix Buff), canciones mías, canciones de Vincent, una de Xan (Xan Bidegain) que no había entrado en el anterior… y todo eso, al final, reflejaba lo que somos los cuatro juntos. 

¿Os costó volver a recuperar el formato en cuarteto? 

Jurgi Ekiza: Sabíamos muy bien cómo funciona una banda con dos guitarras, y también cómo funciona en trío, porque así fue como hicimos “Zugzwang”, con un sonido postrock o hardcore, más directo, y habíamos disfrutado mucho haciendo el disco y la gira. Pero es cierto que esta vez era una aventura muy interesante trabajar en cuarteto, y lo hemos pasado muy bien porque era un sonido como más clásico, con dos guitarras y el bajo tocando al ritmo de la batería. 

¿Ha sido también más sencillo que “Zugzwang”? 

Jurgi Ekiza: Bueno… más sencillo tampoco, diferente. La cuestión es que, para este disco era evidente que lo teníamos que hacer así, y si las mismas canciones las hubiéramos hecho entre tres, no habría sido el mismo disco y no habría sido tan interesante. Intentamos cada uno llevar lo nuestro preparado y el proceso que hemos llevado a cabo ha sido lo que ha creado el disco en sí mismo. 

Lo que se nota es que es un disco más “natural”, por decirlo de alguna forma, donde hay muy pocos artificios en forma de arreglos innecesarios… 

Jurgi Ekiza: Sí, eso tampoco estaba pensado desde el principio. Lo que sí teníamos claro es que las bases las queríamos grabar tocando los cuatro juntos y a la vez en la misma sala del estudio, sin metrónomo, sin claqueta, y sin cascos. Queríamos hacerlo así porque, cuando habíamos escuchado las maquetas nos gustó la sensación de inmediatez, y queríamos capturar ese instante también en el momento de la grabación.

Lo hicimos de esta forma, con la idea de meter después los arreglos, pero al final, tan sólo añadimos un solo, unas percusiones, unos efectos… muy pocas cosas, porque pensamos que, si metíamos muchos arreglos, se podía desnaturalizar un poco el disco, y lo que queríamos era mantener ese lado más salvaje y bruto del instante, así que añadimos muy pocas cosas, y enseguida decidimos que estaba acabado. 

En la nota de prensa, se menciona esa “emergencia” del punk rock australiano. ¿Qué influencia ha tenido en este disco lo que vivisteis tocando por allí?

Jurgi Ekiza: Yo diría que fue al revés, que no es que tocar allí nos haya influido, sino que, como siempre nos ha gustado el rock australiano, queríamos tocar allí.

Cuando en 2020 fuimos a Japón, pensamos en que sería un sueño tocar en Australia, sobre todo por AC/DC, pero también por bandas y artistas actuales que nos encantan, como The Drones, por ejemplo. Así que decidimos ir, más que nada, como un desafío y para pasarlo bien y decir que lo habíamos hecho, era algo que teníamos que hacer en la vida.

Pero la influencia del rock australiano, como te decía antes, ya la teníamos desde mucho antes y, evidentemente, también está en este disco, por ejemplo en “Gauzak”, que originalmente, era una idea de Felix y que, cuando empezamos a tocarla Vincent y yo con amplis Fender, ese sonido hizo que sonara más australiano y quizás, por eso se nota más esa influencia en este disco. 

“Hala ere” está producido por Johannes Buff… ¿resulta más fácil grabar con alguien “de la casa”?

Jurgi Ekiza: En general, lo que más nos importa a la hora de trabajar es pasárnoslo bien con la gente que amamos y, por eso, nunca hay tensión entre nosotros, no somos partidarios de ese tipo de escuelas que defienden que para hacer cosas buenas hay que sufrir (risas). Por eso, cuando Johannes volvió a vivir al País Vasco, hicimos “Zugzwang” con él, aunque todavía no tenía su estudio, y por eso, a lo mejor, no se notaba tanto su influencia en el disco; pero en 2020 decidió montar su propio estudio, “Shorebreaker”, cerca de Baiona, y le hemos ayudado a montarlo y ensayamos ahí, así que estamos como en casa.

La persona y el lugar tienen mucho que ver con el resultado final, porque Johannes nos conoce muy bien como personas y como músicos, y no teníamos que estar preocupados de cómo iba a quedar, porque tenemos confianza absoluta en él; lo único en que estábamos pensando era en tocar y él movía los micros y colocaba las cosas para capturar el momento… ha sido más complicado para él porque, ya desde la grabación, tenía que ir dando forma a la mezcla, pero la verdad es que funcionó muy bien porque es un campeón cogiendo un sonido y haciendo que suene mejor. Estamos muy contentos porque, con este disco, tenemos una sensación parecida a cuando hicimos “A ala B” hace diez años, que fue un poco como un punto de inflexión para la banda. 

¿Influye en ese buen ambiente de trabajo el hecho de trabajar sin ninguna presión ni depender de ninguna discográfica para grabar y editar los discos? 

Jurgi Ekiza: Sí, claro. En este caso, empezamos a tocar sin tener en mente si íbamos a hacer un disco o no, pero como enseguida vimos que funcionaba, decidimos ponernos a ello inmediatamente y lo hicimos todo en un mes porque por un lado, queríamos capturar esta sensación de inmediatez y, por otro, Johannes iba a ser padre y teníamos que acabar.

Pero es verdad que sólo publicamos si nos apetece y no por una estrategia comercial, y nos venía muy bien ahora, porque queríamos empezar a tocar otra vez, y presentar un nuevo disco siempre es la ocasión para ir a las salas y juntar a nuestro público. 

En cuanto a las letras, hay temas relacionados con la pandemia, aunque el componente social siempre ha estado presente en Willis Drummond, porque ya estábamos mal antes de que el virus entrara en nuestras vidas ¿no? 

Jurgi Ekiza: Así es. En los discos anteriores ya se hablaba de los mismos problemas, y en éste también se habla de eso, pero creo que, aunque tal vez no se entienda así, en “Hala ere” hay un enfoque más positivo, porque aunque vea que todo se va a la mierda y todo es muy caótico, quiero pensar que las cosas, en algún momento, van a mejorar.

La vida siempre gana y ese optimismo está presente en nuestro funcionamiento como banda, haciendo cosas entre gente que se ama, y sin salir del País Vasco… Siempre se habla de circuito corto o de “kilómetro cero” para la alimentación, la agricultura y otras cosas, pero también es importante en lo cultural y ha sido muy guay poder hacer un disco con gente de la zona desde el principio hasta el final. Esto también es una manera de enfrentarse a un mundo tan caótico, es importante apoyar la escena local y escuchar música de tu barrio o de tu ciudad, porque eso crea un inconsciente colectivo y, si solo consumimos la cultura de fuera o la que nos aparece en las redes, al final se pierde el factor personal de las relaciones sociales. 

Como primer avance del disco elegisteis “Bidasoa”, un sobrecogedor relato de lo que pasa muy cerca de vuestra casa… 

Jurgi Ekiza: Nosotros, como vascos, siempre hemos vivido como una imposición de los estados el hecho de ponernos una muga (frontera) ahí, y con la pandemia, cuando cerraron la frontera incluso para nosotros, nos dimos cuenta de la realidad de todos los migrantes y refugiados que quieren venir… lo que nosotros hemos vivido desde nuestras casas unos meses, ellos lo viven cada día; y cuando además te enteras de que, sólo en estos dos años, han muerto nueve migrantes, intentando cruzar nadando el río, nos dimos cuenta de que no podíamos quedarnos callados. Cuando pasaba en el Mediterráneo también nos importaba, por supuesto, pero ahora que pasa justo al lado de casa, nos parece mucho más violento; y aunque no podamos hacer gran cosa por solucionarlo, decidimos intentar dar visibilidad a la situación, sacando como single esta canción. 

Una situación relacionada también con lo que se cuenta en el tema que da título al disco donde cantas: “Pasaporteak kolore ona bazuen, pandemia baten erdian, 500 euroren truke, posible zen, bide goxo eta seguru batean, antipodak juntatzea…”… Qué importante es todavía el color del pasaporte (o la piel) y el dinero para que unas vidas valgan más que otras ¿no? 

Jurgi Ekiza: Sí, a lo largo del disco hay una idea de lo absurdo que es este mundo en que, como se dice en la canción, unos humanos pueden ir al otro lado del mundo en plena pandemia con un billete muy barato y a la vez, una persona no puede cruzar una frontera, aunque lo necesite para sobrevivir… todo es una locura. El mensaje sería que, frente a este mundo absurdo, intentamos hacer lo que podemos, cada uno con nuestras contradicciones… y por eso el disco se titula “Hala ere” (“Sin embargo”). Cosas como que nos digan que tenemos que bajar la calefacción en casa, pero al mismo tiempo, ponen aire acondicionado en los estadios en el mundial… todas estas contradicciones te hacen ver que nada vale la pena.99 Pero, al mismo tiempo, esa contradicción queríamos enfocarla de una manera positiva porque a pesar de todo, nuestra única manera de vivir es seguir luchando contra este mundo absurdo. 

¿Creéis que todavía es importante dar valor a la música como objeto para disfrutar, dando importancia también a la parte artística del disco, como el diseño, la portada…? 

Jurgi Ekiza: De eso hablamos en “Har eta bota”… vivimos en una sociedad en la que todo se consume y se tira inmediatamente, incluidas la música ya que, con las plataformas, hoy en día escuchamos una canción y a veces, ni sabemos de quién. En alguna ocasión, nosotros también hemos tenido dudas de si todavía merece la pena hacer discos; pero en esta ocasión, lo pensamos muy poco, y cuando tuvimos las nueve canciones, decidimos hacer un disco porque teníamos ganas de grabar en el estudio; y una vez que decides hacerlo, mejor hacerlo bien y por eso hemos hecho una edición muy chula y cuidada con un vinilo naranja y con fotos de Guillaume Faveau, que es un fotógrafo de aquí, de Baiona, y la infografía, maquetación, y todo el trabajo de diseño nos lo ha hecho Mikel Larratxe, cantante de los Sexty Sexers, que también es un buen amigo. 

  Para terminar, el 26 de Noviembre empezáis la gira de presentación del disco en Bilbao. ¿Ya había ganas de tocar estos nuevos temas en directo? 

Jurgi Ekiza: Estamos con muchas ganas, además, este disco va a ser más fácil de pasar al directo, porque se ha grabado así y las versiones del disco van a ser muy cercanas a lo que vamos a hacer en los conciertos, y lo estamos trabajando mucho para mantener la energía de las canciones. Estamos locos por subir a la furgoneta y hacer kilómetros para tocar, aunque sea en lugares pequeños para presentar este disco del que estamos tan orgullosos.