Por: Javier González
Me cae bien el pirata, no lo voy a esconder. Hace muchos años que le sigo la pista y siempre he conectado con esa forma de hacer canciones por la cara que se gasta. También me gusta su buen trato y sonrisa franca. Además, uno que cree en la mitomanía del rock por encima de todas las cosas tangibles e intangibles, sabe que Rubén Pozo ha estado en todos los lugares que un músico puede estar. Y eso pocos de los nuestros pueden decirlo. En lo amateur, en el urderground más respetable, picando piedra, tocando el cielo y de vuelta al camino de las acústicas y las furgonetas con el respeto por la profesión a cuestas siempre presente.
En su camino de eterno retorno, ahora nos le encontramos dando vida en directo a las canciones de “Vampiro”, su cuarto larga duración. Un puñado de temas que nacieron de espíritu chiquitín y con sonido a madera que en algunos casos crecieron y en otros se quedaron en ese mágico embrión, repleto de cotidianeidad y sencillez con el que es tan sencillo conectar.
Una vez más tocaba volver a contactar con Rubén para que nos hablara de cómo y por qué. Nos le encontramos en la más absoluta calma, franco y satisfecho con su nueva obra. En paz consigo mismo algo complicado de encontrar hoy en día. Me remito a lo dicho un poco más arriba. A ver cuántos pueden decir lo mismo sin haber muerto en el intento. Pues eso.
¿Qué tal va el ejercicio de supervivencia, Rubén?
Rubén: Lo primero es que la ilusión esté intacta. Que el gusanillo aparezca antes de cada concierto y de sacar disco, que esté ahí, royendo la manzanita del corazón. Soy afortunado, me puedo permitir ir de bolos por España porque tengo personitas en cada sitio que siguen mi trabajo y que me hacen seguir en este oficio porque son maravillosas.
Observando tu carrera, da la sensación que te has desestructurado mucho. Te haces muchos kilómetros en furgoneta y tren, cargas con las guitarras acústicas y con lo que haga falta. ¿Sientes haber hecho del minimalismo un arte?
Rubén: Lo que me pasa es que estoy loco y me encanta actuar en directo. Sea con banda o en solitario, también con un guitarrista de apoyo y con Ana Diego a los coros. Todo lo que sea ponerme encima de un escenario con gente abajo que quiera disfrutar la experiencia del directo conmigo me vuelve loco. Se me electriza el cuerpo y la mente ante ello. Es mi trabajo y tengo suerte que sea así. También me lo curro. He pasado por arriba, por abajo y en medio, por delante y detrás a lo largo de mi carrera. La verdad es que la cosa ha tirado para adelante y mientras me lo siga permitiendo el público que ha conectado con mis canciones, todas o alguna, voy a seguir haciéndolo.
¿Hasta qué punto “Vampiro” encierra mucho de esas noches de canciones, confesiones y guitarra acústica?
Rubén: Las canciones son un diario de vida, pero tampoco del todo. Hay cosas que vuelcas tuyas, otras que no lo son tanto. Lo importante es que la canción parezca real. Qué importa que sea verdad o mentira si te ha llegado al corazón. Pienso que hay que emocionar y que cada uno tiene sus tretas para hacerlo. Trato de escribir desde mi punto de vista, desde mi verdad personal e interior. Quiero escribir sobre la humanidad y al humano que mejor conozco es a mí mismo, sin llegar a conocerme del todo.
Me parece un disco muy de madera con canciones pequeñitas que van creciendo. ¿Lo sientes como una vuelta de tuerca hasta casi convertirse en un viejo trovador de blues por concepto?
Rubén: Me encanta el blues, aunque una canción no suene a ello suelo meterlo, porque lo llevo dentro. Me gusta más el término trovador, más que “bluesman”. Tres siglos antes hubiera ejercido esa función, tocando por las plazas de las aldeas, recogiendo las monedas a cambio de un plato de comida y por dormir en el granero con las cabras y vacas. Es lo que haría. Es lo que me gusta. Desde que me empezó a gustar la música y empecé a tocar la guitarra con doce o trece años sabía que era lo que quería hacer. Tenía las actitudes, empecé a componer y a la gente le gustaba. Ha sido una bola de nieve que ha ido creciendo, he ido haciendo mi camino, sin aspavientos, poco a poco y cada vez la bola se ha hecho más grande. Estoy todavía a mitad de bajada de la montaña.
Esa sencillez y cotidianeidad se ve perfectamente en canciones como “Gente” y “Mañana es Lunes”.
Rubén: Me gusta la cotidianeidad que he escuchado en canciones de Kiko Veneno, aunque no se note la influencia. Cuando canta aquello del “muro de metacrilato que no deja olernos ni acariciarnos”, veo una ducha. Me gusta tratar de sacar un verso poético, aunque también hay canciones en que me voy a los cielos de Marte que también están en nuestras cabezas.
Quizás por ese afán cotidiano y de resistencia en la vida de músico tenga tanto sentido hacerte acompañar por Miguel Ríos en “Abel y Caín”.
Rubén: Claro. Miguel Ríos es un todo un ejemplo. La colaboración en “Abel y Caín” es de lo más bonito que me ha pasado en el mundo de la música. Además de ser un gigante del rock español, en las distancias cortas es un tipazo, súper generoso. No ha puesto un problema. Le gustó mucho la canción y se prestó a hacer un vídeo. Me deshago en elogios para con él. Estoy muy agradecido de la colaboración. Ha quedado genial y ha catapultado la canción hasta la estratosfera.
Y en contraposición a la veteranía de Miguel, la participación de tu hijo Leo, colaborando en las baterías del disco. No sé si felicitarte porque tu hijo no toque reggaetón o porque toque en tu disco. Aunque la pregunta es. ¿Te hace sentir como un perro viejo que tu hijo toque en tu disco?
Rubén: Las tres cosas que dices… pero me gustaría puntualizar que no tengo nada en contra del reggaeton. Los jóvenes que camelen a su forma, hay que respetarlo. Quiero decir que cuando salieron los Beatles también la vieja guardia hablaba de los melenudos y de que hacían ruido. El rock and roll de cada época es la música que no gusta a tus padres. Fíjate si estoy orgulloso de la colaboración que a pesar de ser un medio tiempo la he puesto para abrir el disco. Cada vez que entra la batería se me cae la baba.
Tampoco renuncias a ese Rubén Pozo reconocible de temas como “Me Pareces Increíble”.
Rubén: Tengo mi forma de escribir, pero no es algo que te plantees. Tengo mis maneras y creo que la gente que me sigue es por cómo escribo y cómo hago sentir encima del escenario. Me lo cuentan, me dicen que tengo una forma especial de expresarme y de escribir. Tampoco pretendo ser esclavo de mí mismo, pero cada uno tiene sus maneras y yo tengo la mía. Creo que esta canción podría ser mi favorita de este disco, es un corte tipo power-pop, donde el protagonista es un tipo con la autoestima bajo mínimos, ya que se siente muy pequeño. Quería hacer un tema con letra al estilo “Creed” de Radiohead, tipo: soy un freak y tú tan especial. Hacer algo así, pero con otra música, salvando las distancias. Pensé en canciones análogas, hablo en cuanto letra.
Hablábamos de un disco muy de madera, con temas más acelerados y hasta canciones mixtas como “Tras la Tormenta”, que nace de un lado para pasar a otro. Personalmente la definiría como el prototipo de canción o el “standard Rubén Pozo”.
Rubén: Me encanta que exista la expresión un “standard de Rubén Pozo”, suena a algo de jazz y de pronto tocas “Take Five” (Risas). Me recuerda a lo que comentábamos, a que tengo un estilo. Hay gente que está empezando y me pasa una canción porque dicen que les han dicho que se parecen a mí. La cotidianeidad y la poca vergüenza para contar cosas personales me salen solas. Está bien ser sincero, pero hay que hacerlo con un poco de arte. Tu verdad debe estar dicha con gracia y algo de magia para que le llegue al oyente en pocas palabras. Es el piropo que más me gusta porque la canción ha llegado a un corazón análogo.
Hablando de corazones análogos, meses atrás leí una publicación de Álvaro Suite, donde decía que hablar contigo le había ayudado muchísimo.
Rubén: Álvaro y yo somos amigos desde hace muchos años y hemos hecho colaboraciones con Pereza. Alguna vez les hemos invitado al escenario a Robert Castellanos y a él. Básicamente me llamo, me dijo “estoy libre y no sé si tienes algo para mí, me gustaría acompañarte con la guitarra y hacer unos bolos”. Me gustó la propuesta, vi que era la nuestra para hacer algo juntos y viajar como colegas que somos. Me gusta como toca y es un músico excepcional. Me aporta mucho cuando puede venir, si no le coincide con algo de “Fantasio”, porque él hace mil cosas a la vez. Lo pasamos muy bien encima del escenario y debajo. Estamos disfrutando mucho. Es un tipazo.
Rubén, hace algunos meses se presentó el documental sobre Buenas Noches Rose, pero ando algo perdido. ¿Sabes si ya se puede ver en alguna plataforma? En las que tengo en casa no he visto nada…
Rubén: Sí, el documental se presentó en un pase hace unos meses. Lo ha hecho gente maravillosa que son fans, se han ocupado de contactar con la banda y allegados. Ha tenido idas y venidas, pandemia y confinamiento de por medio. Pensé que ya andaba en plataformas. Fue una presentación maravillosa. No sé cómo estará. Lo está llevando gente de todo corazón, pero estoy un poco perdido sobre el documental. No soy el más indicado para comentarte nada. Te redirijo a las redes que lleva Dani Molina, lo hace con corazón y él te dirá cuál es el estado en que se encuentra en estos momentos. No quiero meter la pata.
Pensándolo fríamente, eres de los pocos músicos de nuestra escena que ha estado en bandas de juventud, en un proyecto emergente como Buenas noches Rose que se quedó a las puertas del éxito; más tarde conociste lo que fue picar piedra y el éxito absoluto en Pereza y, por último, tu etapa en solitario, donde mantienes aforos respetables y llevas las riendas de tu andadura. ¿Qué sientes al mirar atrás o sentirás el día que palmes y hagas balance?
Rubén: La verdad es que no tengo que esperar a morirme para hacerlo. Miro atrás y me siento muy afortunado, ya que siempre me he juntado por pura casualidad con gente increíble. Gente mejor que yo que me ha hecho crecer como músico y persona. He estado en sitios muy interesantes… y los que me quedan por estar todavía. En ese sentido me siento muy afortunado. Tengo una flor en el culo.
De entre todos esos sitios. ¿Con cuál te quedas?
Rubén: Me quedo con ahora mismo, presentando “Vampiro”, mi cuarto disco que es el favorito que he hecho. Amando todo lo que he hecho en mi carrera. Tú sabes cómo es esto. Lo último que haces es lo que querías decir y te ha costado lanzarlo por eso lo valoras tanto. Estoy enamorado de “Vampiro”. Me encanta mi presente de indicativo, también mi pasado. Estoy reconciliado con mi presente, lo vivo. Lennon decía que el rock and roll es estar aquí y ahora. Yo estoy aquí y ahora. Estoy en el momento que más me gusta. Me salen las canciones que siempre he querido componer, las he hecho para este disco. Recalco, amo todo lo que he hecho y sigo estando muy orgulloso. Si tuviera que elegir una parte de todo me quedo con hoy, hablando con Javi de El Giradiscos. Es el sitio donde quiero estar y si no estuviera aquí, es donde me gustaría estar.
¿Cuáles son los planes más inmediatos que manejas?
Rubén: En Noviembre estaré en Hospitalet, donde ya hemos agotado entradas. Estoy manejando números humildes, pero me está yendo muy bien con los aforos. Toco en garitos, pero está viniendo más gente que nunca. Todo el mundo se canta las canciones y lo estoy disfrutando más que nunca. He aprendido a salir, disfrutar y no estar preocupado por ciertas cosas. La gente está contenta y las salas llenas. Y lo más importante e inmediato que para mí es la fecha que tengo en rojo, señalada en círculos, es el 24 de Noviembre, en la sala Cool Stage de Madrid, presentando “Vampiro”, en mi ciudad, con banda e invitados. Para mí es la gran fecha de este año. Tengo más conciertos maravillosos, pero me apetece presentar el disco en mi ciudad, ya que no pude hacerlo en Mayo, andaba todo muy petado y colapsado. Es una fecha a la que le tengo ganas desde que salió el disco. También vamos a ir a Cádiz, Málaga…hay cositas.
Vamos a cerrar con un mal común. ¿Qué te parece la falta de sentimiento de nuestro Atleti?
Rubén: Mi padre era del Atleti y yo de alguna manera, por simpatía, soy del Atleti. Reconozco que no lo sigo mucho, pero mi frase cuando me preguntan es que no lo sigo mucho, pero que gane mi Atleti. No sé cómo está, la verdad, pero soy del Atleti de Madrid.