Por: Àlex Guimerà
A principios de los años cuarenta, el cantautor folk Woody Guthrie grabó en su guitarra la frase "This Machine Kills Fascists". La Europa de aquella época sufría una autodestrucción fruto del auge (y esplendor) de los totalitarismos, en una Segunda Guerra Mundial que nunca debió de existir. Unos acontecimientos que inspiraron parte del cancionero del de Oklahoma. Han transcurrido más de ochenta años y, desgraciadamente, vivimos una resurrección del fascismo a lo largo del planeta, una guerra en Ucrania y un ambiente mundial tenso que inevitablemente nos evocan al clima previo a la "World War II".
Por todo ello se antojaba casi necesario el ejercicio que han hecho la banda de punk celta Dropkick Murphys en su nuevo disco, con el que ha revisado el cancionero del gran Woody llevándoselo a su terreno. Un ejercicio de compromiso, madurez y honestidad de los bostonianos quienes venían de haber publicado el año pasado el festivo "Turn Up That Dial", un disco optimista nacido en plena época Covid. Y de nuevo con la mirada de lleno en la actualidad, pero también en los aprendizajes que el pasado nos da, se metieron en el estudio para grabar con su propia forma diez cortes seleccionados de quien fuera maestro de Bob Dylan .
Un álbum que encuentra un perfecto arranque en "Two 6's Upsode Now", con ese toque Country Outsider y los aromas de Nick Cave o Tom Waits, los mismos que aparecen en el cierre con "Dig A hole". Más adelante llegarán las combativas y enérgicas "Talking Jukebox" y "Ten Times More", con sus ritmos incansables , en las que los textos del folkie son defendidos y cantados a pleno pulmón.
La sorpresa llega con la aparición de Nikki Lane en la balada celta "Never Git Drunk No More", que como en la otra lenta del álbum, "Waters Are A'risin", el fantasma de los Pogues más melódicos sobrevuela por sus estrofas. Los autores de "Fiesta" nos vuelven a la cabeza, pero en su versión más cañera, en "All Your Fonies" y en "Where Trouble Is At", pero claro, ésta es una comparación con la que siempre han contado los Murphys. Es lo que tiene hacer buen punk celta.
En el pop-folk de "The Last One" colaboran los oakies Evan Felker y sus Turnpike Troubadors, mientras que "Cadillac Cadillac" es puro rockabilly punk digno de los Clash. Todo un bonito y personal homenaje a Woody Guthrie a través de este trabajo , con cuya hija ya colaboraron en el pasado, pero sobre todo necesario recordatorio de que la música sigue siendo la más poderosa arma para combatir al fascismo y para transmitir los valores de la paz y la solidaridad. Thanks Murphys!