Band Of Horses: Razones, apariencias y recuerdos


Madrid, Sala La Riviera. Domingo, 20 de Noviembre del 2022. 

Texto y fotografías: Skar P.D. 

Por alguna razón, de esas razones difícilmente explicables desde la razón, parecía que la presencia de Band Of Horses en Madrid, por fin, después de su no tan lejana cancelación del mes de marzo pasado, secuelas post Covid mediante, no había generado unas dosis muy altas de expectación a pesar de que su reciente disco, "Things Are Great", les ha devuelto, de alguna manera, a la senda que diseñaron con sus primeras publicaciones hace ya unos cuantos años, la trilogía que cerraron con "Infinite Arms", y de la que parecía haberles apartado ese par de discos posteriores no demasiado brillantes y que iniciaron un perceptible alejamiento de la nutrida afición patria que sin duda tenían en ese segundo lustro de la década. Parecía.

Para cuando los teloneros, una banda británica emergente que responde al sugerente nombre de Gently Tender, salieron al escenario La Riviera presentaba un aspecto que no hacía presagiar en absoluto que el recinto registrara una entrada más allá de aceptable. El caso es que esta banda se ha formado de las cenizas de Palma Violets, que durante un par de años habían optado a la muy británica categoría de "última esperanza blanca" y el que más y el que menos recuerda la energía y el vigor con que arrancaron con aquel "Best Of Friends" y su mezcla esplendorosa del indie con el garage. El caso es que Gently Tender tienen otra filosofía y han cambiado la inmediatez por la reflexión y las urgencias por la intensidad, a lo que sin duda ayuda la voz de la bajista de Big Moon, Celia Archer, que además se ocupa de los teclados. Actuación breve como corresponde pero que mostró unas dosis elevadas de solvencia especialmente en el uso armónico de las voces. Una banda que apuesta más por la reflexión que por el impulso y que dio la impresión de que tienen una capacidad de evidente progresión.

Debe ser, que eso de los teloneros, no interesa mucho, porque en la escasa media hora que transcurrió entre la finalización de los británicos y la salida a escena de los chicos de Ben Bridwell la afluencia de público fue en aumento de tal forma que cuando diez minutos más tarde del horario previsto Band Of Horses aparecieron en el escenario, la sala presentaba un lleno espectacular. O sea que solo parecía.

Dos cosas quedaron meridianamente claras desde el principio, una, que aunque las salas pueden tener su particular acústica que en ocasiones puede afear el sonido, cuando una banda suena, es que suena, y desde el primer momento Band Of Horses sonaron poderosos y, ¡oh milagro!, nítidos de forma que era posible escuchar, de forma diáfana, los sonidos producidos por los cinco instrumentistas, a pesar de que en ocasiones la conjunción de tres guitarras y sus correspondientes efectos sonoros mostraran un sonido denso, sucio que dirían los exégetas de las guitarras cristalinas. Y la otra es que la voz de Ben Bridwell sigue atesorando esa cualidad tonal que la hace tan emotiva.

De entrada tiraron del "Infinite Arms", que es jugar sobre seguro, y las emotivas notas de "For Anabelle" se encargaron de abrir la espita de los recuerdos porque, en general, el que más y el que menos de los allí presentes había transitado a la madurez hace una decena de años. La batería inicial de "NW Apt" situó a la audiencia por los derroteros por los que a partir de ese momento transcurriría el concierto, es decir, con la suficiente dosis de energía que distingue los directos de los discos, teniendo su primer momento emotivo, de esos que ahora se escenifican con cientos de teléfonos en alto, con "No One's Gonna Love You", para enlazarla con "Islands On The Coast", lo que significa que vale que venimos a presentar un nuevo disco, el disco del reencuentro por así decirlo, pero todos sabemos que es lo que nos ha traído hasta aquí y por qué estamos de nuevo ante vosotros. 

Por si quedaban dudas, todo el armazón del concierto se centró en sus tres primeros, y añorados, discos con tan solo tres concesiones al, en principio, motivo que les ha sacado de nuevo de gira que, las cosas como son, se engarzaron a la percepción con la propuesta ofrecida. Así, el muro de intensidad de "Warning Signs" fue la primera referencia al "Things Are Great", antes de que la inquietante "Is There A Ghost" volviera a levantar las emociones de una, todavía a esas alturas, expectante y algo fría audiencia. O eso parecía.0 Fuera como fuera, a partir de ahí Band Of Horses dieron un paso adelante y metieron una marcha más al concierto y tras una breve incursión al country más adulto en forma de cover del "Neon Moon" del extinto dúo Brooks & Dumn, la recreación de un clásico como "Laredo" dio paso a la recta final del concierto en el que se volvieron a recordar del motivo de su gira, y así 'Lights' y sobre todo 'Crutch', que pinta a nuevo fijo en sus setlists, dieron por concluida las referencias a su reciente disco, y como no podía ser de otra manera volvieron a sus principios para finalizar con esos coros que te avisan de las mentiras o apariencias de la noche, o sea con "Cigarettes, Wedding Bands", y al origen de todo, es decir a aquel "Everything All The Time" con la powerpopera "Wicked Gil" y la inconmensurable "The Funeral", que consiguió, a base de siseos llamando al silencio, que la cháchara infame con la que una gran parte del público tiende a destrozar los momentos más emotivos de la música parara por un rato y proporcionara un final de concierto a la altura de lo esperado. Canciones como ésta tiene ese bendito poder.

Hubo petición de bises, claro, aunque parecía que era más por costumbre que por otra cosa, porque a pesar de que desde luego Band Of Horses habían dado un buen concierto, con algunos momentos álgidos, la sensación era que audiencia y banda no habían conseguido una comunión sincronizada de esas que dejan recuerdos imborrables. Otra versión, esta vez el "Never Tear Us Apart", de INXS, fue el prólogo del, esta vez sí, definitivo final que llegó con una festiva recreación de "The General Specific".

El porqué de la sensación de que a pesar de estar todo a favor parecía que no se había conseguido llegar a la cima emocional de todo buen concierto, quizás sea una de esas razones difícilmente explicable desde la razón. Aun así la sensación es que es de esos conciertos que mejoran con el recuerdo. O eso parece cuando se tiene cierta perspectiva.