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Nick Lowe & Los Straitjackets: Nunca dejes de ser tú mismo


Sala La Paqui, Madrid. Martes,  4 de octubre del 2022.

Texto y fotografías: Skar P.D.

 No es del todo cómodo, ni tan siquiera agradecido, hablar acerca de leyendas. Las leyendas no son ni cuentos ni mitos porque fundamentalmente, y a diferencia de los anteriores, están ligadas a un hecho preciso y concreto, incluso a una persona. Cuando se habla de leyendas también se suele obviar el pasado más reciente, quizás porque se necesita que haya transcurrido un periodo de tiempo suficiente como para que algo o alguien sea tenido por tal consideración. Nick Lowe tiene 73 años y seguramente no le hará ninguna gracia que le consideren como tal, y ya no te digo si se le añade el calificativo de leyenda viva. ¿Qué coño significa eso de "viva" asociado a leyenda cuando se habla de un músico que sigue colgándose la guitarra en un escenario? 

El caso es que el tiempo transcurre a una velocidad impensable, pero aun así, y en la memoria de unos cuantos, todavía perviven los recuerdos y las emociones de un tiempo que se fue para no volver. Un tiempo en el que quien  más y quien menos se creía inmortal y que además contaba con sus héroes propios que se encargaban de la banda sonora de todos aquellos que compartían las mismas inquietudes, de todos aquellos que entonces no es que se consideraran jóvenes sino que, además lo eran. La juventud es el escenario idóneo para tener héroes, aunque estos tuvieran como mayor heroicidad el componer canciones que, aunque todavía no se supiera, te acompañarían el resto de la vida.

La edad media de una parte importante de los asistentes al concierto de Nick Lowe se acercaba peligrosamente a la de él, aunque bien es cierto que allá por el periodo en que confluyeron el pub rock, el punk y la new wave, él, Nick Lowe, ya era de los más mayores, de hecho era el más mayor de aquel cuarteto que bien podría calificarse como el "Fab Four" del pub rock, de la new wave o como quiera llamársele, o sea, Joe Jackson, Elvis Costello, Graham Parker y él mismo que, además, interactuaba habitualmente con alguno de ellos y es que no en vano ya tenía un bagaje propio a sus espaldas, léase Brinsley Schwarz o unos incipientes Rockpile antes de conseguir grabar su único y fundamental disco, aquel "Seconds Of Pleasure" que retrasó su grabación por un quítame allá esos derechos contractuales con otras discográficas a las que pertenecían alguno de sus componentes. 

Nick Lowe y su banda de acompañamiento desde hace unos años, los enmascarados y divertidos Los Straitjackets, volvían a Madrid después de aquel concierto prenavideño del 2016. En casi seis años han ocurrido unas cuantas cosas, incluidos un par de años robados por motivos de todos conocidos. La magnitud del robo es proporcional a la edad de los robados y aunque no lo parezca afecta no ya a la salud mental sino, incluso, a la apariencia física. Nick Lowe, elegante como es él, salió al escenario de La Paqui, que es el nombre "motomami" con el que han bautizado a la antigua sala But, y, aunque ya tenía desde hace mucho el pelo blanco, y aunque le siguen sentando muy bien las gafas de pasta, su aspecto se asemejaba más al de un querido, y ligeramente encorvado, abuelo, y no es que esto implique, en principio, una consideración negativa, que no es el caso, pero sí que necesariamente, a poco que se sea perspicaz, obliga a reubicar las expectativas.

Que abriera el concierto con "So It Goes" no deja de tener su aquel, con el primer sencillo publicado por la legendaria Stiff Records, sello fundamental para entender lo que se gestaba por aquel entonces al margen de los circuitos oficiales, pero si alguien esperaba que sonara impetuosa al igual que la grabación, quedó claro que ahora en el 2022 y Nick Lowe transita por otros parámetros. Y con "Without Love" nos volvió a recordar que su aproximación a los sonidos más americanos, o dicho de otra manera al country, que haría más evidente en su discografía posterior, no es algo que le haya sobrevenido de repente. O sea que ya de inicio hizo un rápida y corta revisión del "Jesus Of Cool" y del "Labour Of Lust", aunque a este volviera hacia el final del concierto.

Cierto que repasó algunas de sus canciones distribuidas por su discografía, así sonaron "Ragin Eye", "Lately I've Let Things Slide" o "I Live on a Battlefield", que compuso con su amigo Paul Carrack, pero se le vio más centrado y cómodo en canciones grabadas ya con Los Straijackets en especial del "Live At Haw River Ballroom", todo esto para dar paso al intermedio protagonizado por Los Straijackets en solitario y que le dieron otro aire al concierto, simplemente por el cambio de estilo, desde la energética "Kawanga!" hasta su versión surfera del 'Venus' de los holandeses Shocking Blue. ¿Quién no se sabe el estribillo? Pue eso que pusieron a toda la audiencia a corearlo y aun así se preocuparon por dar las oportunas indicaciones de cuando iniciar los coros. Por si acaso.

Con Nick Lowe ya de vuelta el concierto transcurrió por los mismos parámetros amables y sencillos basados fundamentalmente en sus grabaciones conjuntas, sonando así  "Love Starvation", "Blue on Blue" o "Trombone". Todo esto antes de que llegara el momento esperado por casi todos y es que no puede haber un concierto de Nick Lowe sin que suene esa joya atemporal que es "Cruel To Be Kind", aunque interpretada más cercana a los "tempos" de las baladas, lo que unido a la falta de compresión sónica de la sala, más que dar saltos invitaba a sacar a bailar una lenta a tu chica no fuera a ser que alguien acabara lesionado. ¿Desde cuándo no se bailan canciones lentas? Aun así es una canción que siempre y en cualquier circunstancia te hace sentir bien y, como no podía ser de otra manera también se hicieron presentes el recuerdo a su banda primigenia "(What's So Funny 'Bout) Peace, Love, and Understanding" y a esa otra joya que popularizó su amigo Dave Edmunds y que responde al nombre de "I Knew the Bride (When She Used to Rock 'n' Roll)" y que sirvió para dos cosas: una para asumir que las canciones de Nick Lowe ahora transcurren por tiempos más lentos a los que hay que acostumbrarse, y la otra para disipar cualquier duda de que, si bien no había sido un concierto pleno de energía e ímpetu, si había sido cercano y amable y, sobre todo, cariñoso en reciprocidad a la elegancia y clase que destila un señor de 73 años y que, desde hace tiempo, responde a la condición de clásico, y como tal la audiencia respondió con una sentida y agradecida ovación. Lo justo para que volviera a salir y cerrara definitivamente el concierto con "When I Write the Book' de Rockpile", otro recuerdo a tiempos de mucha mayor euforia.

Respeto absoluto a los músicos que, como Nick Lowe, envejecen encima de los escenarios, incluso aunque la voz no llegue ya a ciertos registros, pero que, ante todo, no dejan de ser ellos mismos siguiendo el consejo que le dio en su día su exsuegro Johnny Cash.