Por: Àlex Guimerà
A pesar de publicar nuevo disco, este ha sido un muy mal año para los canadienses The Sadies. Y ello debido a que en febrero nos dieron la triste noticia del fallecimiento de Dallas Good, cantante, guitarrista y fundador junto a su hermano Travis de esta soberbia banda de rock independiente que sin embargo nunca ha alcanzado la popularidad de otras que, como ellos, surgieron de los lejanos años los noventa. Una época en la que el indie norteamericano, con nombres como Yo La Tengo o Pavement, se fijó con el legado de la Velvet y de Lou Reed, mientras que ellos buscaban que sus guitarras sonaran a The Shadows, al surf-rock y a Ennio Morricone, a la vez que sus melodías nos recuperaban a los Byrds, a la “americana” de The Band y al Power Pop de Big Star.
Unas combinaciones musicales cuanto menos deliciosas que los Sadies han sabido depurar y hacer crecer desde su lejano debut "Precious Moments" (1998), con momentos cumbres como "Favourite Colours" (2004) y "Country Club" (2009), en el que sonaron muy Johnny Cash. Tampoco queremos olvidarnos de su última referencia discográfica, el sensacional "Nothern Passages" (2017), en donde aumentaron su potencia y se metieron en terrenos garageros, a la vez que coquetearon con el hard rock y el rhythm 'n' blues.
Pero es que además estos músicos de culto han tenido tiempo para ser la banda de acompañamiento de gente interesante como Andre Williams, Jon Langford, Neko Case o Jon Spencer, o colaborar con tótems como Neil Young, lo que les ha permitido vislumbrar nuevos horizontes a su sonido.
Para la ocasión, este flamante “Colder Streams, ” publicado de nuevo bajo el sello Yep Roc Records y producido por Richard Reed Parry de los Arcade Fire, quedará marcado por la desaparición de Dallas quien completó las grabaciones pero quien una enfermedad coronaria no ha permitido que vea su salida al mercado. Con una colorida portada el contenido del trabajo es ajeno a la pérdida y profundiza en los terrenos del cuarteto con unas guitarras que son protagonistas de unas piezas que se muestran más eclécticas que nunca: en ocasiones encontramos aguerrido garage rock, cuando no oscura psicodelia, pop o dulce americana. Aunque siempre bajo la capa de pintura sixties.
Las guitarras despliegan sus alas bien afiladas en la tenebrosa "Stop And Start", de corte garagero y que bien podrían haber firmado en 1966 grupos como Count Five o Blues Magoos. Luego se pierden en oníricos arpegios en "Message To Belial", muy a la onda hippie de la Coast West, para más tarde acelerarse en la frenética "Better Yet" en la que encontramos unos cambios de ritmo letales.
La parte más country la encontramos en "More Alone" y sus guitarras surf o a lo Morricone. "All The Good" también es folk rural aunque podría pasar por una pieza de The Coral. "No One' s Lisening" y su melodía adictiva, en cambio, me traen a la mente a los Zombies. De todas, mi favorita es "So Far For So Few", con esa mezcla entre la dulzura pop de los R.E.M., la suciedad de las guitarras y los desarrollos lisérgicos. El cierre es puro spagetty western con la instrumental "End Credits", tras la que nos vemos obligados a poner el disco desde de nuevo desde el principio y poder profundizar la gran variedad de este trabajo tan bueno como cargado
Los tres miembros supervivientes, Travis Good (voz y guitarra), Sean Dean (bajo) y Mike Belitsky (batería) han anunciado una gira de presentación - con parada en nuestras ciudades en noviembre - en la que defenderán el disco sin uno de sus pilares. Solo nos queda esperar que la banda sobreviva y lo haga manteniendo este nivel tan colosal.