M Clan: “En Petit Comité (Concierto acústico)”

 
Por: Javier Capapé

Otra gira en pandemia y otro disco como resultado de esos días inciertos. Así recibimos "Petit comité", el más reciente disco de M Clan, fruto de la gira que se marcaron mano a mano sus dos integrantes. Totalmente acústico y sin apoyo de su banda habitual. Únicamente Tarque y Ruipérez para defender su legado en salas y recintos más adecuados para este tipo de apuestas minimalistas (y con las restricciones de público propias de aquellas fechas). El resultado que se nos presenta en formato CDy DVD es el de sus dos noches en Barcelona, en la sala Barts, cerrando el tour. Concretamente se recoge el concierto del pasado 16 de diciembre de 2021.

Ricardo Ruipérez se encarga de las seis cuerdas y de unos estupendos coros (todo un lujo poder escucharlos más claramente en este formato que ocultos entre la pátina más rock que les caracteriza habitualmente). Sin embargo, su condición de guitarrista rítmico lastra un poco el virtuosismo que podría caracterizar a una velada como ésta, pero a su favor está su cercanía. Por su parte, Carlos Tarque se encarga de las voces, armónica, percusiones y alguna guitarra puntual, y la verdad es que, a pesar del formato más recogido, se puede decir que no para quieto. Invita al público continuamente a participar, se maneja muy bien con el cajón y las habituales panderetas y vuelve a cautivarnos con esa voz que es patrimonio del rock nacional, apreciando todos sus dejes y matices en este perfil más comedido.

En cuanto al repertorio, el dúo murciano hace un repaso bastante compensado de toda su discografía, quedando pocos discos fuera de entre las dieciséis canciones seleccionadas y permitiéndose además la licencia de rendir tributo a los veinte años de "Sin enchufe", reinventando algunas de las canciones que en ese disco aparecían, pero en un nuevo formato. Sin perder la acústica de aquel pero renovándola y reduciéndola a una mínima expresión que le sienta incluso mejor que en ese lejano directo. A fin de cuentas, la primera intención de la gira con la que rodaron durante 2021 era conmemorar los veinte años de uno de los discos que los consagró en lo más alto del panorama rock patrio (en popularidad y calidad). La primera idea fue una gira acústica con banda, pero hay que reconocer que las circunstancias que la hicieron reconvertirse en un directo a cuatro manos no les han dado mal resultado y el motivo que les había llevado a ella tampoco se ha resentido, más bien nos ha permitido descubrir a unos M Clan en estado puro, como si entráramos a su local de ensayo, de donde brotan sus canciones en primera instancia. A la postre, algo más tentador si cabe que una gira convencional.

El disco suena soberbio. Su calidez ayuda a conectar más con las canciones y tanto Tarque como Ruipérez se muestran cercanos y convincentes sin necesitar ningún gancho escénico. La sobriedad es su carta. Tiene mucho mérito levantar todo el concierto sin banda siendo quienes son. Su capacidad para provocar a todo el público como si se tratase de un concierto eléctrico no es empresa fácil, pero ellos lo consiguen.

Una de las grandes bazas de este combo, concretamente de su parte visual, es que el vídeo permite recrearte viendo los acordes básicos con los que montan cada canción. Un pequeño lujo que puede ser utilizado como guía para que sus seguidores puedan tocar esas canciones desde sus casas, como canciones pensadas para ser cantadas alrededor de la hoguera. Aunque no por eso pierden su esencia. Más bien lo contrario. Esa puede ser, en definitiva, la razón de ser de este "Petit comité".

Por ponerle pegas también se le pueden poner algunas, pero rápidamente nos olvidamos de ellas. Quizá su talón de Aquiles sea su estatismo, tan poco habitual en un grupo como éste, sin embargo se ve sustituido por un Tarque inquieto desde su banqueta, que anima al público con juegos de voces ("Calle sin luz" o "Perdido en la ciudad" son buenos ejemplos de ello) o que empuña la armónica con gusto para darle más blues a algunos de sus clásicos como "Souvenir". En su voz se palpan todos sus matices, incluso su respiración, y por momentos está más Rod Stewart que nunca, como ocurre al afrontar "Para no ver el final". El uso del cajón en temas como "Llamando a la tierra" o "Perdido en la ciudad" también les hace ganar pulso y demuestra la versatilidad de Tarque para intentar que su público no quede insatisfecho en este tour de force.

En un vídeo de una gira como ésta, que plasma perfectamente la adaptación de los músicos a la pandemia, las palabras de Tarque refiriéndose al amor como lo único que puede salvar el mundo hacen que nos emocionemos justo antes de entonar ese pequeño regalo universal en el que se torna "Gracias por los días que vendrán". Y a partir de aquí, el desenfreno final que encadena un éxito tras otro con muy buen tino, tanto si son de su primera etapa (haciendo así honor a esos veinte años del "Sin enchufe", que marcó un antes y un después en su carrera), como si los encontramos en su etapa de madurez: la energía de la poderosísima "Las calles están ardiendo" no se pierde, más bien se refresca con ese cajón tan provocador, "Miedo" consigue sobrecogernos más si cabe en su versión más desnuda, la fantástica cover de "Maggie despierta" (con guiño al "Te quiero igual" de Calamaro incluido) demuestra una vez más que es infalible a pesar de que echemos de menos las carreras de Tarque entre el público en su interpretación, y la incombustible "Quédate a dormir" no pierde el pulso gracias de nuevo al uso del cajón y a tener a todo el público totalmente entregado en los últimos compases de la velada. Además, podemos ver al dúo disfrutar plenamente con ella, rumbeando, ralentizándose, provocando y cerrando con su particular tributo a Camarón. También hay sitio para el que fuera su megahit, del que renegaron por mucho tiempo, "Carolina" (¡¡pero qué bien le sienta esa armónica!!), cuya revisión nos permite redescubrirla y volver a enamorarnos de ella. Junto a éstas, se cuelan dos de las más logradas del que fuera su último disco hasta la fecha, "California" y "Concierto salvaje", que aunque no bajan el listón, sí que pecan de quedar algo más frías entre tanto éxito incontestable.

Si me dan a elegir me quedo con la garra de un buen directo eléctrico de los murcianos, pero hay que reconocer que el acierto de éste es mostrarnos al dúo más cerca que nunca. Ruipérez disfruta de su 50% del pastel y Tarque muestra toda su virtud vocal y se come una vez más al público, juega con ellos y se crece a cada canción a pesar de su arranque más tímido. Un atrevimiento digno de mención y una experiencia hecha disco que permanecerá como buena muestra de algunas de las múltiples reinvenciones por las que pasaron muchos de los músicos de nuestro país en su costosa vuelta a los escenarios de la normalidad.