Por: Txema Mañeru
Se nos fue antes de tiempo, pero lo hizo por la puerta grande. Nos dejó un más que digno “Pistola” y había comenzado a recuperar su rasgada, pero pasional voz, tras tres años “limpio” de todo tipo de perniciosas sustancias. Además, en esos tiempos finales, volvió a reunir a The MinkDeVille Band como en sus comienzos en los setenta y estaba ofreciendo sus mejores conciertos en años, como demuestra este doble vinilo de 75 minutos sin desperdició de principio a fin. También cuenta con un cuidado digipack en una edición en la que encontramos la entrada del concierto y el autógrafo de Willy. Además, buen libreto con extenso texto del experto Sean McGhee.
Sean nos cuenta cómo se movió por el Nueva York del CBGB’s con su decadencia cargada de elegancia y cómo se hizo estrella en la época del punk y la new wave, facturando una gran amalgama de soul, cajun, blues, doo-wop y rhythm and blues con sabores sureños y a Nueva Orleans. Luego añadiría más toques latinos vía México que le volverían a proporcionar otros momentos de gloria más adelante y, sobre todo, en Europa. Pero es que además en este disco le acompañó una gran banda con cinco grandes músicos y las hermanas Wise como coristas. Especial mención para la gran labor con los teclados de Darin Brown, las ricas percusiones de Boris Kinberg y las resolutivas guitarras de Mark Newman.
El repertorio escogido no tenía desperdicio. Traía todo su mejor material propio y esas versiones destacadas como el "Bacon Fat", de otro de su calaña, Andre Williams. También ese pedazo de blues que es "Trouble In Mind" con un piano y su voz realmente salvajes. Muy bueno el clásico de Elvis y John Cale, "Heartbreak Hotel" o el fantástico "Hey! Joe" que popularizó Hendrix, pero con tonos más latinos. Además, casi para acabar, ese rock’n’roll para bailar, de los tiempos de Mink Deville, "Cadillac Walk" del injustamente olvidado Moon Martin.
Entre el guapo material propio un "Instrumental Opener" ya con esas guitarras latinas con toque Santana o ese primer éxito latino con su insinuante "Spanish Stroll". También estaba la magia soul y r&b de su gran "Heart And Soul" con esos coros ya citados brillando también con elegancia. Maravillas varias en los seis minutos (el tema más extenso) de "Venus Of Avenue D". Tras el citado "Hey! Joe", excitante y muy latino, regreso a los comienzos con Mink DeVille con su elegante y verdadero "Savoir Faire" y el citado "Cadillac Walk". El colofón final, una preciosa "Let It Be Me". Grandísima balada prácticamente con piano y voz que sigue resonando en tus oídos aún después de cambiar el disco. ¡Hubiera sido una gran pena que este material siguiera inédito, y yo me apunto si recuperan cosas con esta clase, elegancia y sonido!