Texto y fotografías: Skar P.D.
El 14 de mayo, el día previo a la fiesta del patrón de Madrid, hacía buen tiempo por lo que la noche se mostraba relativamente agradable. Y había mucha gente por las calles, a pesar del puente laboral, y aunque esto nunca ha sido motivo de sorpresa en una ciudad habitada por muchos millones de habitantes, además acontece que por diversos motivos, incluido el fin asumido de la pandemia, la ciudad se encuentra en un estado de efervescencia de no muy razonadas explicaciones. Esta efervescencia se tradujo en llenos por todo lo alto para ver, por ejemplo, a Fito Y Los Fitipaldis, Clan Of Xymox o Los Chichos y Derby Motoreta's entre otros. Variadito. Y además la televisión retransmitía el evento ese de Eurovisión por si quedaba algún resquicio. En la Fun House el aforo era de cuarenta personas para ver a Jerry Leger & The Situation. La Fun House era el resquicio.
Era la primera vez que el canadiense aparecía por España y por todo bagaje aportaba una ya extensa discografía en solitario o con diferentes proyectos además de venir a presentar el reciente "Nothing Pressing", publicado este año. Y lo hacía en formato banda con los Situation como fieles escuderos. La primera impresión, ya desde la aparición en el escenario, fue que aquello iba a ser un concierto serio, lo que en principio no es mala señal, y desde luego se refrendó desde la primera nota de "Kill It With Kindness" con la que abrieron el concierto, y en la posterior "Corner Light". Aquello iba a ser un concierto de americana en estado puro, que al fin y al cabo lo de americana ha incluido desde sus inicios, bajo el paraguas de ese nombre, la música que se hace también en el norte, Canadá, claro. Y es verdad que no había armónica pero "Recluse Revisons" tiene tal aroma a Neil Young, otro ilustre canadiense, que no dejó lugar a dudas.
Además el sonido era francamente bueno con los instrumentos perfectamente definidos, nada acelerados y con las voces sonando muy nítidas, con esa sensación de solidez que emana de las bandas con experiencia y que saben realmente lo que hacen incluso para tocar la batería con las manos en "Underground Blues" y añadirle un poco de sofisticación, que no es que el blues lo necesite, pero le dotaba de un plus de elegancia y es que el concierto transitaba, entre otras cosas, por esa vía, la de la elegancia, porque otra cosa no pero elegantes, las canciones de Jerry Leger lo son un rato, tanto, que a veces parecen hasta frágiles.
La banda abandonó el escenario para dejar solos a Jerry Lage y a su guitarra acústica para dos de esas canciones que aparecen en el "Nothing Pressing" en ese formato. En "Sinking In" todo fue bien pero de forma misteriosa en el tema homónimo se coló una saturación de sonido un tanto desagradable cada vez que intentaba cantar, y como a pesar de intentar solucionarlo no se daba con el "quid" de la cuestión, se cortó por lo sano, si el micrófono se pone rebelde pasamos de él así que Jerry se colocó en el borde del escenario y la cantó a pelo. ¿Hay alguna forma más elegante de solucionar un problema? Problema que no se volvería a repetir, por cierto.La banda volvió para, en palabras del Jerry, el "tiempo del rock'n'roll', que es como definió a "The Big Smoke Blues", que es otro de esos temas absolutamente respetuoso con los cánones de ese saco difícil de parametrizar pero absolutamente entendible que se llama americana, perteneciente al "Nosense And Heartache", del 2018, al igual que la posterior "If Don't Make The Wrong Go Away", preludio de lo que sería el final del concierto con esa feliz aproximación al power pop de estribillo amoroso que se llama "Have You Ever Been Happy", a la que se añadió la intensa "Factory Made" en versión un tanta más larga que la original lo que permitió un aumento considerable de la intensidad, para cerrar así un concierto cercano y que progresivamente se había ido adueñando de los espacios existentes entre la no muy poblada audiencia.
Y como era de esos conciertos amables y sinceros, de esos que podrían durar mucho más tiempo sin resentirse, volvieron a salir para descolgarse, ¡oh sorpresa!, con una versión efectiva y "sui generis" del "The Kids Are Alright" de The Who , que en realidad definía con su título la sensación generalizada que el concierto había producido; es decir, esa sensación de buen concierto, de buen rollo y de cercanía que "Read Between The lines" se encargó de certificar para finalizar, ahora sí, el concierto.
Es lo que tienen los resquicios, que si los buscas y te cuelas por ellos ocurren cosas como ver y oír a tipos como Jerry Leger, que es uno de esos a los que los adeptos a estos sonidos definirían como auténticos y que, además, venia acompañado por otros tres tipos que dotaron al concierto de una solvencia absoluta.