"Cuatro chavales" es el segundo elepé de Carolina Durante, un disco continuista en el que siguen ahondando en ese estilo basado en los sonidos punk en todas sus vertientes y que tan bien les ha funcionado desde que empezaron en esto, hace tan sólo cinco años.
Buenas tardes, Diego, ¿qué tal estás? Te lo pregunto porque la última vez que te vi en directo, en Gasteiz, estabas un poco cabreado…
Diego: Buah, es verdad. Ese día salí bastante encabronado, era cuando, en varios lugares, abrieron la veda de las discotecas y el ocio nocturno, mientras las condiciones eran muy diferentes con la música en directo. Todo esto nos ponía de muy mala hostia a los músicos.
También te digo que, justo ese bolo fue de los pocos que dimos con sillas en los que disfruté, porque en los demás acabamos muy tristes por la situación. Pero éste, como te digo, estuvo de puta madre porque, además, tocamos con los Biznaga y la gente estaba a tope, a pesar de las condiciones.
¿Y ya estáis totalmente recuperados del hostión?
Diego: Recuperados del todo no, pero creo que, en breve, sí que se podrá hablar ya de recuperación, ahora todavía estamos lamiendo heridas, al final la frase de “se ve la luz al final del túnel” ahora cobra sentido, durante estos dos años, cuando lo oía me ponía de muy mala hostia, porque veía que esto no avanzaba y pensaba “joder, qué túnel más largo” (risas).
Pero la verdad es que ya se nota que esto va para adelante, acabamos de anunciar varias fechas antes de verano y hoy hemos quedado para empezar a ensayar las canciones del nuevo disco, así que muy contentos… por fin.
A vosotros, además, la pandemia os pilló de lleno ¿no?
Diego: Y tanto. Ese año teníamos varios bolos en salas antes del verano, luego veintipico festis en verano y el fin de gira gordo en Wizink, Sant Jordi , conciertos por Sudamérica… en fin, prefiero ni hablar de ello porque, como decías, fue un hostión gordísimo; pero, por lo menos podemos decir que de ésta hemos salido.
¿Cómo afectó todo esto a los tiempos del disco?
Diego: Sólo se ha retrasado un par de meses, debido a que el vinilo no llegaba porque las fábricas estaban saturadas. En ese sentido, la pandemia no nos ha condicionado fechas de salida. Lo que sí tuvimos que hacer fue sacar los singles estando parados, algo que nunca nos había pasado, porque siempre los habíamos publicado estando de gira, y veíamos cómo reaccionaba el público a los temas nuevos y era una forma más directa de ver lo que sentía la gente.
Pero como te digo, los tiempos del disco no se han visto afectados; de hecho, nos confiamos un poco porque llevaba grabado desde diciembre del 21 y teníamos muchísimo tiempo para preparar videos, arte… y al final, tuvimos que hacer todo a última hora… lo de siempre, tienes un examen dentro de tres meses, lo vas dejando y te lo acabas comiendo los dos últimos días (risas).
Diego: Bueno… Esa canción la hacemos un poco de mofa, hablando de la narrativa que se ha creado alrededor del grupo, cómo ha hablado la prensa, nuestro propio sello, cómo nos vendían al público… todo eso queda reflejado ahí y, de hecho, muchas frases están cogidas de pies de foto, notas de prensa o reseñas. Pero todo se resume en lo que decimos al final: “nosotros sólo queríamos pasarlo bien”.
¿Y se os ha ido un poco de las manos?
Diego: No creo, porque siempre lo hemos tenido bastante bien agarrado. Es innegable que, a veces, la presión está presente y, a lo mejor, si no hubiéramos tenido este éxito, a la hora de afrontar una canción ya no seríamos tan exigentes, pero siempre queremos estar seguros de que la canción nos gusta del todo para meterla en el disco. Esto también tiene mucho que ver con el funcionamiento de la industria, más allá de la presión que nos pueden y nos podemos haber metido, porque parece que, hoy en día, sólo se pueden sacar grandes éxitos, singles sueltos para las listas… pues nosotros queremos sacar una “canción 8” para un disco, canciones que sabemos que no son singles. Somos muy fans del formato disco, donde puedes ver lo que es el artista y donde el músico puede explayarse y hacer cosas como más rarunas, aunque ya sé que nosotros tampoco hacemos nada muy enrevesado.
Pero lo que es innegable es que habéis demostrado que también se puede triunfar haciendo rock…
Diego: A ver… nosotros tenemos asumido que, más allá de Radio 3, a quienes estamos muy agradecidos por ponernos, nunca vamos a salir en radios, porque en las cadenas suena lo que suena… y no digo que lo que suena sea malo ¿eh?, pero haciendo lo que hacemos es complicado estar ahí. De todas formas, está claro que, por supuesto que sigue habiendo un hueco todavía para el rock y para las guitarras, y eso se ve en los bolos, y es increíble ver la gente que sigue yendo a los conciertos.
Otra de las cosas que dejáis claro en este nuevo disco es la alergia que os dan las etiquetas, y así pasáis del punk más gamberro al post punk de temas como ‘La planta que muere en la esquina’ o ‘No es tu día’, pasando por temas más pop como ‘Yo soy el problema’…
Diego: Yo siempre he pensado que lo mejor que se puede decir de un artista es que tiene una identidad propia, nosotros tenemos nuestros referentes y sabemos que no hemos inventado nada, pero si con todo eso hemos logrado tener un sello personal, ya estamos satisfechos, porque es algo muy bonito. A día de hoy, llega un momento en que es complicado conseguir eso, porque constantemente se les exige a los artistas que cambien y todo es muy efímero; nosotros no llevamos en esto ni cinco años y sabemos que este disco es continuista, pero es que lo que queremos es seguir perfeccionando lo que hacemos, que es nuestra movida. Habrá mucha gente que diga que se parece al anterior… pues claro, pero es que, si ahora diéramos un volantazo sería muy raro.
Nadie les dijo a Los Ramones nunca que cambiaran de estilo ¿verdad?
Diego: Eso es, Los Ramones son el ejemplo claro de grupo que tiene su propio sello muy marcado. Al final, hay mucho músico que se fija demasiado en lo que le pide la peña y el problema es que siempre te van a pedir más de lo mismo o algo totalmente diferente y siempre va a haber gente descontenta. Así que, lo que hay que hacer es lo que te apetezca en cada momento, a lo mejor en el próximo disco el cuerpo nos pide hacer otra cosa, y si eso sucede, lo haremos porque nos apetece, no porque nadie nos lo pida. Tenemos claro que siempre vamos a hacer todo lo que sea necesario para que esto nos siga emocionando.
¿Habéis aprovechado el parón para tomaros más tiempo con la producción?
Diego: La principal diferencia entre este disco y el primero es el sonido, y también que es la primera vez que hacíamos canciones sabiendo que iban a ser parte de un disco, no como antes, que íbamos un poco a trompicones, haciendo las canciones mientras estábamos girando o incluso en el estudio… esta vez el proceso ha sido más pausado y reposado.
Diego: Nuestro primer disco me flipa y, a nivel de composición, me gusta mucho, pero con ‘Cuatro chavales’ es la primera vez que estamos plenamente satisfechos con el resultado a nivel de sonido. En el anterior teníamos mucha menos experiencia, pero en éste teníamos muy claro como queríamos sonar; además, antes de grabar el disco, hicimos un EP con Duncan Mills en la mezcla, para ver por dónde iban a ir los tiros y si nos gustaba su trabajo, y decidimos ir hacia adelante porque salimos muy contentos. El tema de arreglos también lo llevábamos mascado porque tuvimos tanto tiempo para ensayarlo y prepararlo, que hasta nos sobró un día en el estudio… y eso es algo inaudito (risas).
Uno de los puntos fuertes de Carolina Durante son las letras que, más allá del componente lúdico y cotidiano de algunas de ellas, también tienen una cierta profundidad, pero siempre huyendo de tremendismos, como puede ser, por ejemplo ‘Yo soy el problema’, ¿cómo se llega a ese equilibrio?
Diego: Respecto a nuestro primer trabajo, queríamos que éste fuera menos solemne y más ligero a nivel lírico, aunque luego a uno, cuando se pone a escribir, le sale lo que le sale de forma natural. Lo que teníamos muy claro es que intentamos alejarnos de todo lo que tuviera que ver con la pandemia.
Respecto a ‘Yo soy el problema’, esta canción es una adaptación de un poema de un amigo, Óscar García Sierra, incluido en un poemario titulado “(Houston) yo soy el problema”… a pesar de que la letra no sea mía, sin duda es una de las canciones que más me emocionan del disco, porque el libro me marcó muchísimo y porque, desde hace tiempo, queríamos hacer algo de Óscar.
En ‘Granja escuela’, se habla de un tema muy serio como es la adicción al juego en personas cada vez más jóvenes…
Diego: En la canción lo metemos como un vicio más que puede estar afectando a los chavales. Yo, cuando iba al colegio, veía un montón de chavales jugando, no había ningún tipo de control y conozco colegas que se han dejado una pasta en todo esto… pero igual que te hablo del juego on line, también veo mucho vicio en juegos tipo “Fornite” en los que se gastan dinero para comprar regalos y chorradas del videojuego… y de eso no se habla tanto, y me extraña porque es una locura.
Pero todo esto ya tiene que ver con el enganche que todos tenemos al móvil, es una barbaridad lo que pasamos viendo cosas que, por lo general están vacías de contenido y lo único que hacen es generarte ansiedad… ¡6 horas delante del móvil al día! pasamos uno de cada cuatro segundos delante del móvil, y los otros tres con ansiedad por no estar mirándolo.
Para terminar, supongo que estaréis con unas ganas brutales de empezar a presentar el disco en directo ¿no?
Diego: Estamos con las garras afiladas ya (risas). Date cuenta de que, cuando demos el primer bolo de esta gira, van a hacer dos años desde que hicimos el último en una sala en condiciones normales, así que fíjate cómo estamos… Además, tenemos muchas ganas de empezar porque también vamos a ir a Sudamérica y la gente que ha estado allí siempre nos habla muy bien de aquello y de cómo lo vive la gente… ese rollo “hooligan” de idolatrar a las bandas que en Europa creo que se ha perdido, y es muy bonito porque lo romantizan todo muchísimo. Ojalá sea una buena experiencia.