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The Jack Cades + Wyld Gooms: ¡Garage o muerte!


Sala Fun House, Madrid. Miércoles, 23 de febrero del 2022.

Texto y fotografías: Skar P.D.

Es curioso las sensaciones que se respiran en los pre-conciertos, esos momentos donde se forman corrillos a las puertas de la sala de turno, de esas salas pequeñas sobre todo, donde no acuden las masas y por lo tanto las sensaciones son más cercanas. La previa del concierto de The Jack Cades y Wyld Gooms en la sala Fun House de Madrid destilaba expectación. Curiosidad y sobre todo expectación, y desde luego el cartel animaba a ello porque cierto es que The Jack Cades ya es una banda con cierto bagaje, léase discos publicados, y que por sí mismos justificarían un concierto propio, por lo menos a priori, pero además era la primera vez que Wyld Gooms aterrizaban en Madrid y de alguna manera, y con solo un sencillo publicado, la rumorología había surtido efecto. Aquello de que si el rio suena...y además era una rumorología de esas que suenan fiables, de las que corren de boca en boca. Y todo esto con la casi total seguridad de que nadie de los allí presentes los había visto en directo.

The Jack Cades son británicos, eso es obvio, incluso en el aspecto estético, basta con ver el impecable aspecto isleño de la bajista Alexandra Cools sin ir más lejos. Pero además son británicos en su propuesta musical, que cierto que parte del garage americano de los sesenta, pero lo acompañan y dulcifican con guitarras cercanas al jangle, un poquito de sicodelia y, en algunos momentos, al folk rock.  

Tras una breve introducción instrumental comenzaron con "Dead Star" y "Where To Go", de su último larga duración, "Perfect Wiew", que sirvió de base a lo largo de todo el concierto. Pero fue cuando acometieron su versión del "Once Before", de The Remains, cuando subieron un punto la intensidad escénica que continuaron con "Run Paulie Run" y estabilizaron definitivamente con la excepcional "Go Ahead", el clásico de The Squires que está mucho más cercana al folk rock que al garage y que los define perfectamente. Momento álgido de un concierto pulcro y más que correcto, apoyado en las guitarras tirando a cristalinas, sin apenas rastro de fuzz, y en las armoniosas voces de los Whittaker, Mike y Elsa, y que los británicos cerraron con "Sometimes It Rains" y con la recuperación, para un bis ganado a pulso, de "Big Fish" del "Music For Children", a la sazón su debut discográfico.

Es difícil encontrar un instrumento que se considere como indispensable e identificativo en cualquier subgénero del rock que se salga de la triada guitarra-bajo-batería. Está la armónica quizás para el blues, pero si te colocan un órgano Farfisa en primera línea de escenario ya sabes que el garage está a punto de abrir sus puertas. Y salieron Wyld Gooms con los dos guitarristas portando sendas bolsas de papel y plástico donde portaban los cables y los pedales necesarios para que las guitarras adquirieran ese tono zumbón que identifica cualquier propuesta garagera que se precie. Los pedales de fuzz y el Farfisa y la visible expectación no dejaban lugar a la duda: allí se iba a sudar y ya se sabe que en los garages se suda bastante y se hiperventila mucho más.

Apiñados en el escueto escenario de la Fun House, que hay que ver lo que ocupa un teclado en primera línea, Wyld Gooms se arrancaron a toda pastilla, de sonido y actitud, con "You Did Me Wrong" y casi de seguido con "Doesn't Matter To Me", que son las dos canciones de su único sencillo editado hasta el momento. Por el medio, Harry Parr (batería) se cantó una que sería la única porque a lo largo del concierto las voces recayeron sobre un sobreexcitado Mickey Briks, parapetado tras su bajo y, en menor medida, en Julián Pérez (guitarra), que como su nombre indica se dirigía al público en español, al igual que el teclista Oscar Ramírez, que estaba encantado de estar por primera vez en una ciudad "tan bonita como Madrid". Y todo esto a lo largo de un avasallador y por momentos caótico concierto que parecía a veces que se les iba un poco de las manos pero que, no se sabe muy bien cómo, se regeneraba en los sincopados y crudos ritmos del garage más canónico. Obviamente todavía no tienen un repertorio amplio, y al margen de otro par de temas, incluido uno con su propio nombre, tiraron de versiones del garage más temprano y oscuro de ese del que se sabe con certeza que va a poner a bailar a toda la sala, en ese ambiente sonó una recreación plena de ímpetu asilvestrado del "'Burn Me Up", de We The People, o la más oscura "Hey Tiger", de Topsy Turbys. Garage desde las catacumbas, de esos lugares que están en el origen de los ritmos crudos y rebeldes que hacen inconfundible al género, y todo un puntazo la recreación del "City Of People", de The Illusions, que es una de esas canciones que cualquier fanático del género tiene en los altares.

Y por si acaso el fuzz reinante no era suficiente, el bajista y cantante se subió encima del amplificador, no era la primera vez que lo hacía, pero esta vez el amplificador se unión a la fiesta y algo se debió romper porque el bajo empezó a sonar excesivamente distorsionado y por un momento pareció que iba a dar al traste con la actuación. Pero no, un toque por allí, una patada por allá, y el sonido se recompuso lo suficiente, aunque, dado el estado de excitación general, tampoco hubiera importado mucho.  Una de los Jujus, el "Do You Understand Me" y finalizaron, ya en el bis, con una recreación en español de "No No No", de los británicos The Sorrows. Canciones primitivas de bandas primitivas para sonidos primitivos y rebeldes, que de eso se trata el garage. Y las expectativas cumplidas por supuesto, y es verdad que a veces daba la impresión de que no estaban suficientemente rodados, pero la energía que transmitían hacía que eso pequeños desajustes parecieran más un defecto a pulir de una banda casi recién formada. O quizás no, porque si se espera que un concierto de garage, en su más amplia acepción, suene con todo ajustado, que es más una sensación que una realidad, es que no se es participe del espíritu garagero.  ¡¡Garage o muerte, coño!!