Sala Fun House, Madrid. Miércoles, 2 de febrero del 2022.
Érase una vez un grupo casi de adolescentes que hace mucho, mucho tiempo, grabaron un disco y 3 o 4 singles y parecía que lo tenía todo para convertirse en una gran banda. De hecho, The Chords, parecía que estaban en el momento adecuado, porque su irrupción coincidió con uno de esos momentos en que los estilos básicos de esto que se llama rock, en la variante mod en este caso, vivían una de esas etapas llamadas revivalistas. Pero no ocurrió y sus grabaciones pasaron a engrosar esa categoría que solo adquiere valor con el paso del tiempo, o sea, grabaciones de un grupo de culto, y maldita sea la gracia que les hubiera hecho de haberlo sabido.
Hacia 2010 hubo un intento de reflotar la banda con la alineación original que apenas dio para un single y una pequeña gira. Ya fue en el 2012, cuando el que Paul Weller definió como "el mejor compositor de su generación", o sea Chris Pope, renovó la formación y la marca The Chords, bien como Chris Pope & The Chords o The Chords UK, volviendo a tener razón de ser. Unos cuantos años y un par de discos después, incluido el excelente "Nowhere Land", estos Chords renovados, con la incorporación de Sandy Michie en la guitarra, Kenny Cooper en la batería y el ex Eddie & The Hot Rods, Mic Stoner en el bajo, se presentaron en Madrid con todas las entradas vendidas, lo que posibilitó que se añadiera otra fecha adicional.
Cualquier tipo de duda acerca del estado de forma de una banda reformada y con un solo, aunque importante, miembro original quedó resuelta desde las primeras notas o, para ser exactos, cuando las voces atacaron los primeros coros de "Listen To The Radio·, del recientito disco que están a punto de lanzar al mercado pero que ya se podía comprar en el merchandise de la banda. Eso de que lo primero que oigas sea un "hola" y luego te digan "tenemos todo lo que necesitas, vamos, vamos, satisfacción garantizada"... supone como si se prendiera una cerilla al lado de algún objeto inflamable.
El sonido de la sala Fun House es muy fiable y agradecido con las bandas, vamos, que la sala suena bien, pero ya desde la perfecta percepción de los instrumentos, y de las voces, a un volumen correcto y con la presión suficiente, dejaron claro que esa noche iba a haber un extraordinario sonido. Como así fue.
No se hizo esperar la primera de esas grandes canciones de estribillos desbocados y cargados de rabia contenida que alumbran el cancionero de The Chords. Por eso no es de extrañar que "Something's Missing" provocara el primer desborde emocional de una audiencia absolutamente receptiva, alguna que otra parka incluida. Habría hasta tres canciones más del próximo disco y por en medio otras dos joyitas de aquellos singles de su etapa incipiente. No pierden vigencia ni "Now It's Gone" ni ese encuentro entre mods y Kinks a la hora del té que es "One More Minute".
Los ritmos iniciales, que coquetean con el reggae, de "Hey Kids! Come The Revolution", pusieron a los pies a bailar porque las gargantas ya estaban ocupadas coreando el infeccioso estribillo que invita a la revolución y dejando todo preparado para que el "So Far Away" reviviera ciertas nostalgias, por si hiciera falta. La nostalgia también es un sentimiento muy mod.
De ahí a la recta final, con la Fun House ya convertida a estas alturas en una auténtica fiesta, tocó bailar ska, y es que el ska es el fin de fiesta de cualquier reunión mod que se precie, en esta ocasión al ritmo de "21st Century Girl", también de su último disco, y una inconmensurable y emotiva "The British Way Of Love", que dio paso a una encendida reclamación de que aquello continuara, cosa previsible por la complicidad bidireccional que desde el principio se estableció entre la audiencia y el escenario.
Evidentemente aquello tenía que acabar por todo lo alto y "Maybe Tomorrow" se materializo para enfatizar, aún más, que la credibilidad y actitud que transmitían los cuatro tipos de escenario había encontrado acomodo en las emociones del respetable. ¡Cómo se coreaba a voz en grito!, y ¡cómo tiró la guitarra al suelo Chris Pope para agarrarse al micro y dejarse el alma en cada estrofa! Hasta se le iluminaba la cara. Cuando todas estas circunstancias confluyen a la vez es seguro que has asistido a un extraordinario acontecimiento. ¿Y cómo acabó? Pues como acaban los conciertos que rozan la excelencia en todos sus aspectos, los cuatro tipos del escenario visiblemente satisfechos aplaudiendo a la gente y ésta devolviéndoles los aplausos de forma más que entusiasta y agradecida. Perfecto colofón de despedida para un memorable y emotivo concierto de The Chords.