Bryan Adams: Regreso al espectáculo del rock and roll


Palau Sant Jordi, Barcelona. Miércoles, 2 de febrero del 2022.

Texto y fotografías: Àlex Guimerà

Poco a poco vamos vislumbrando la luz tras dos años de pandemia y sus constantes limitaciones. Muestra de ello lo encontramos en el amplio cartel de conciertos que hay previstos para la nueva temporada, en la que los artistas internacionales han comenzado a reemprender sus giras ante la satisfacción de unos fans ávidos de espectáculos y de la vuelta a cierta normalidad.

De este modo fue como el pasado día 2 de febrero la Ciudad Condal estrenaba temporada de grandes conciertos con la presencia de un Bryan Adams que hacía parada en la gira europea tras su paso por Lisboa y Madrid. Con las inseparables mascarillas, asientos a pie de pista y distancia de seguridad (no siempre respetada), más de diez mil espectadores llenaron un Palau Sant Jordi que esperemos poco a poco vuelva a la normalidad. Después de ver unos motivadores videos de presentación, las luces se apagaron y los seis músicos entraron al escenario del que iba a ser un sensacional show de rock and roll, luces y sonido. Sin apenas mediar palabra el carismático sexagenario atacó la cañera "Kick Ass", single del aún no estrenado nuevo disco, "So Happy It Hurts", para acto seguido darnos la bienvenida en un perfecto catalán ante el fervor del público barcelonés que agradece mucho estos gestos. Era el arranque a una velada que iba a ser frenética y en la que se encadenarían una tras otra hasta casi una treintena de canciones de su larga trayectoria sin dar tregua alguna.

Liderados por un Bryan Adams pletórico de voz, simpatía y energía, le acompañaba su habitual banda de las últimas dos décadas formada por un virtuoso (y divertido) Keith Scott a la guitarra, un más reciente Solomon Walker al bajo, Mickey Curry pegando fuerte a la batería y Gary Breit tras el piano de cola y los sintes. Cinco músicos capaces de desplegar pura artillería rockera para aferrarnos al concierto desde la declaración de intenciones que es el clásico "Can' t Stop This Thing We Started" o "Shine A Light", con la que las linternas de los móviles iluminaron el pabellón. Por allí desfilaron también "It's Only Love", que Bryan presentó como un dueto con una de las mejores cantantes de siempre, antes de bromear con dar entrada a escena a Tina Turner; una "Cloud Number Nine" que sonó algo acelerada con las nubes en las pantallas; una distorsionada "Baby When You' re Gone"; la dulce "Have You Evere Really Love A Woman?", con el famoso videoclip de fondo rindiendo homenaje al gran Paco de Lucía y el verso final "Have You Evere Really Love a Catalan Woman?", o la reciente "You Belong To Me", con la que invitó al respetable a bailar mientras salían en pantalla.

Pero los momentos para recordar los trajeron esas baladas de toda la vida como son "Heaven", "Please Forgive Me" o "Everything I Do I Do It For You", ésta con todo su desarrollo instrumental lacrimoso. También el sensacional mediotiempo "Back To You" (directo del "unplugged") y los rocks fornidos "18 Till I Die", "The Only Thing That Looks Good on Me Is You", pero sobre todas ellas el himno generacional "Summer Of 69", cuya letra pudimos seguir en la pantalla a modo de tatuaje. Del mismo disco "Reckless" (1984), sonó una pieza menos conocida pero formidable también como es "One Night Love Affair" para contentar a los más fanáticos del canadiense.

Otra concesión que tuvimos, y que viene haciendo en la recién estrenada gira, es tocar canciones a petición. Fue de este modo como abordó "Somebody" o "Do I Have To Say The Words?" antes de cerrar con "Cuts Like A Knife" que alargó para un falso despido. Tras el parón, y los selfies para instagram, la vuelta de la banda con la flamante y marchosa "So Happy It Hurts" , ideoclip de fondo incluido (en el que sale la madre del rockero por cierto), se sumó a unas "Straight From The Heart" y "One For Love", interpretadas por Adams en solitario a la acústica y harmónica, poniendo rúbrica al generoso directo.

Aunque había costado y se nos había hecho largo, gracias a este concierto de nuevo pudimos volver a escuchar a más de diez mil personas coreando una melodía al unísono, ver los mosaicos de luces en las gradas ante la enésima balada, desgañitarnos con los "oeeé oeeés" previos a los bises, ver ríos de personas felices a la salida... Recuperar esos maravillosos momentos de un pasado que a lo largo de dos años han permanecido congelados.