“Parece que todo se va a la mierda, pero mañana nos volveremos a levantar y tendremos la oportunidad de cambiar cosas”
Por: Javier González e Iván González
La elegancia es una cualidad indisoluble a Rufus T. Firefly, algo que vuelven a demostrar en su nuevo trabajo, “El Largo Mañana”; un álbum donde los de Aranjuez se lanzan a su aventura más humana en cuanto a sonido se refiere, volcándose en un arreglos más orgánicos y libres que dan como resultado un puñado de canciones sinuosas, modernas pero con aroma a clásicos de aspecto soul y sobre todo totalmente acertadas, en parte gracias a la lucidez de unas letras que logran encoger el pecho gracias a una belleza que sabe tocar por dentro en su acertada forma de abordar temáticas como el amor y la ausencia de los seres queridos.
Nos acercamos hasta la céntrica calle Espíritu Santo donde es noche cerrada. En una esquina de un pequeño bar nos aguardan Julia y Víctor. Se les nota cansados, ha sido una jornada de entrevistas agotadora según nos confiesan, sin embargo nos brindan su mejor sonrisa, afables y cercanos, pero sobre todo dispuestos a contarnos los pormenores de otra nueva colección de canciones imbatibles que a buen seguro les seguirá haciendo subir otros cuantos peldaños más en esa ascensión imparable que les está consagrando como la gran realidad de nuestro pop, esa que desde hace tiempo y por derecho propio son ya.
¿Cómo ha ido todo en estos meses de zozobra, miedo y angustia?
Víctor: Creo que nos ha salvado la música, sinceramente. Ha sido muy bonito tener algo en lo que enfocar mis pensamientos. No tenía necesidad de estar todo el día mirando twitter y ver cómo iban los contagios y la pandemia. A ratos me dejé arrastrar por ello, lo he pasado mal, he tenido ansiedad y ha sido algo horrible, pero a la vez tenía la esperanza de poder hacer canciones, teníamos algo que nos hacía mirar más allá. Gracias a la música estamos con la cabeza medio entera.
A vosotros el final del momento más crudo de la pandemia os ha traído un tiempo de recogimiento, composición y creación. ¿No es un mal lugar para estar en la tormenta?
Víctor: No es mal lugar visto así, aunque visto desde dentro de la tormenta estábamos en un barco que estaba a punto de hundirse casi todo el rato tratando de hacer música. No ha sido guay para nada ni para nadie. Sé que hay gente que dice que la pandemia les ha venido bien porque sus vidas iban muy rápido y han podido parar. Yo estoy lejos de ese pensamiento. Ha sido una mierda, ojalá no hubiera ocurrido nada de esto. El disco lo hubiéramos hecho igual y a nivel de trabajo hubiera sido igual o mejor, así que toda esta situación ha sido una jodienda. Ojalá nos libremos de esto ya y sigamos con nuestras vidas.
La idea inicial era hacer un trabajo muy ambicioso con muchas capas para finalmente dar paso a todo lo contrario, al que quizás vuestro disco más humano. ¿A qué se debe dicho giro de timón?
Víctor: Una vez dije que iba a ser nuestro disco más ambicioso, no me refería a grandilocuente, ni a una ambición económica. Queríamos hacer algo que no habíamos hecho antes. Queríamos dar esperanza a la gente. Tiene que ver con que quizás es nuestro disco más humano. Este trabajo habla de sentimientos universales muy básicos: Del amor, la perdida de seres queridos y la soledad, algo que todos podemos sentir en un momento dado. Nos gustaba la idea de que se pudieran entender los mensajes, haciéndolo de la manera más bonita posible. La manera de tocar e interpretarlo ha sido muy humana, quizás lo más cercano que hayamos hecho a esto sea el primer disco, pero no teníamos ni puta idea de lo que estábamos haciendo en aquel entonces. Esta vez fue poner el micro, darle al rec y tocar algo de verdad que salía de nuestras manos.
Quince años y siete discos a vuestras espaldas, se dice pronto, pero es muy complicado de conseguir. ¿Debemos considerar la supervivencia musical como un acto de rebeldía o como un viaje a ninguna parte?
Víctor: No lo sé. Creo que va mucho con la idea del viaje. No hay destino en la cabeza. Lo estamos haciendo y considero que tenemos la suerte de seguir haciéndolo. Antes de sacar “Magnolia” y “Loto”, lo veía muy negro, con “Magnolia” pensé que sería nuestro trabajo de despedida y que no podríamos seguir con el grupo. Luego la cosa medio explotó y pudimos seguir tocando y haciendo un montón de cosas. La banda ha crecido y ha sido suerte. Me siento muy agradecido de poder seguir haciendo música.
Y de pronto llega “El Largo Mañana”, un trabajo poético desde su título, ya que si algo es largo es ese mañana que en el caso de nuestra generación da la sensación que nunca llega.
Víctor: Supongo que el título tiene que ver con lo que está por llegar y lo queríamos hacer de una forma esperanzadora. No queríamos causar desolación, para eso ya hemos hecho discos antes. Tener la oportunidad de vivir un día más siempre es positivo, te da la opción de intentar cambiar cosas, de ser mejor persona y aportar algo al mundo. La idea del título, viene de aceptar lo que tienes y sobre todo hacerlo con las cosas que no tienes ni nunca tendrás. Es un buen comienzo para caminar en una dirección donde puedas aportar algo.
Leyendo lo que ponéis en redes me parece curioso percibir que estáis orgullosos de un discazo, pero a la vez se percibe en las letras una cierta tristeza, melancolía y desasosiego por un futuro incierto.
Víctor: He intentado que no exista ese desasosiego y la sensación de que todo es una mierda en las letras. Todo lo contrario, creo que hay esperanza siempre patente en “Selene” y “El Largo Mañana”. Me gustaría que fuera el principio de algo que tenga que ver con nuestras decisiones y la aceptación de nosotros mismos. Hay un disco, “Conjunto Vacío”, que tenía esa intención de mostrar que el mundo era una mierda y que la sociedad se iba al garete, ahora queríamos todo lo contrario. Sí, parece que todo se va a la mierda, pero mañana nos volveremos a levantar y tendremos la oportunidad de cambiar cosas.
“El amor es lo único que puede salvarnos”
Habéis elaborado un discurso basado en el amor y la experiencia realmente bonito.
Víctor: Gracias, será suerte. Al final llevamos años tocando y encontramos la manera de decir las cosas para que queden bonitas y resultonas. De alguna manera creo que hemos creado un lenguaje propio, cada vez profundizamos más en ello. El amor ha estado en todos nuestros discos, creo que es lo único que puede salvarnos. No hablo del amor romántico, me refiero al amor por cosas como esta, hacer una entrevista sin ánimo de lucro, porque te apetece hacerlo. Es lo único que puede hacer que nos salvemos como sociedad.
Morrissey decía que lo que movía el mundo no era el amor, sí el odio.
Víctor: Es otra manera de verlo. Es lo opuesto.
Julia: También mueve mundo.
Víctor: Hablo de lo que puede salvarlo, no de lo que lo mueve.
“Este disco está relacionado con las cosas más sutiles”
En un trabajo donde dejáis de lado las programaciones y planteáis una temática musical muy Rufus, pero con unas querencias negroides que suenan modernas y que suenan totalmente a siglo XXI. ¿Lo veis así?
Víctor: Es un disco del siglo XXI con una esencia, sobre todo en la tocata y en la forma de enfrentarte a las canciones, que tiene mucho que ver con la artesanía con la que la gente de los setenta tocaba el soul. Se hacía muy flojito y elegante. Hemos intentado asimilarla y aprender, ya que nosotros tocábamos de una forma muy distinta, pisando pedales y dándole fuerte a la batería cuando había que crecer. Ahora todo tiene que ver con la intensidad armónica y con el bucle.
Julia: Está muy relacionado con las cosas más sutiles. Antes el cuerpo nos pedía otra cosa. Por eso hemos cambiado la forma de tocar.
Musicalmente es un álbum rico en congas, sé que como frase para el lector será una gilipollez, pero el que escuche las canciones, entenderá la frase.
Julia: El rollo ha ayudado a transformar el sonido y la forma de tocar. Están en todo el disco. Nos hubiera gustado meter más.
Me ha gustado “Polvo de Diamantes” donde cantáis “el momento es ahora y el dolor es un ángel”. ¿De dónde salen frases así de rotundas?
Víctor: ¿Sabes qué pasa? El móvil me viene muy bien para escribir cosas que se me ocurren cuando estoy viendo conciertos de otras bandas, me inspiro y la frase se queda ahí. Cuando escribo busco las notas, con esas referencias, imprimo todo y busco cosas chulas. Creo que esa frase tiene que ver con perder a alguien querido y sentir que te duele, piensas en la persona y no está. Esa frase refleja el contraste por no estar aquí, pero sentir que es un ángel. No recuerdo exactamente cómo surgió, igual estaba pedo y junté palabras sin más. (Risas)
¿En qué grado son casi componentes de la banda Manuel Cabezalí y Dany Ritcher?
Víctor: Son fundamentales. Nos conocimos hace diez años y no imaginamos hacer discos sin ellos. Antes de la pandemia era imposible grabar con ellos, ya que tenían la agenda apretada. Lo grabamos a finales de año finalmente. Lo único bueno de la pandemia ha sido grabar con ellos. Han sabido entender lo que queríamos hacer y el resultado final suena de la leche. Tenían todo listo para que recordara al sonido vintage. Ojalá muchos más discos con ellos.
¿Son estas canciones las más sencillas de llevar al directo de toda vuestra trayectoria?
Víctor: Sí, porque este disco es directo. No hay trampa. Todo se tocó y grabó. Apenas se ha tocado nada de mezcla ni de transformación.
Julia: No ha habido que trabajar el disco para el directo. No hay nada producido, salvo donde suena cada cosa en las canciones.
Víctor: Quizás los teclados con Marta es lo que más ha habido que currar, poco más.
El diseño corre a cargo de Julia, donde se ve un cambio en el concepto con esos brochazos a jirones que invitan a pensar.
Julia: En este disco queríamos cambiar el estilo y la forma de trabajar. Tenía que hacer todo lo contrario a lo que hacía antes que era una locura de principio a fin. Leí los textos de Víctor de lo que estaba hablando. Cuando reflexiono y me toca aceptar lo que tengo en mi cabeza y me vuelvo algo majareta, me gusta estar en espacios donde estoy tranquila. Utilicé mucho los horizontes, la idea de estar en la playa, tratando de representar ese concepto del disco. De hecho, una cosa que se ve es que todas las pinceladas se notan. A veces no vemos cómo están hechas las cosas. Aquí es premeditado totalmente.
Cada formato del disco tiene un listado de canciones cuyo orden varía. ¿A qué responde?
Víctor: Sí, tienen un orden distinto, sí, nos apetecía que la experiencia cambiara en cada formato de escucha.
Otra curiosidad es que el vinilo incluye dos canciones más y da la posibilidad de escuchar las pistas sueltas y ordenarlas a tu antojo. ¿Cómo podemos disfrutarlas?
Víctor: Hay un programa gratuito audient, puedes meter todas las pistas ahí. De pago está el Q-Base.
¿Cómo veis la situación del directo si vuelven las restricciones?
Julia: Está jodido para todos, sobre todo para los que están llegando. Nosotros hemos tenido la suerte de poder cerrar una gira interesante. No sabemos si se va a hacer, no está en nuestras manos. Si volvemos a la situación de hace un año estamos jodidos. Si no, ahora tocará replantear cómo está funcionando el circuito. No hay que olvidarse de esas bandas que están empezando y que son el futuro de la música.
¿De qué manera vivisteis el colapso de la web con el lanzamiento del álbum ante tanta demanda?
Víctor: Fue increíble ver que la web no funciona. Estaba bloqueada. Fue un drama muy bonito. Quedé fatal con mucha gente que no entraba y me escribía para decirme que les guardara una copia. Yo les decía: “no te preocupes hemos hecho de sobra”. Y al día siguiente no quedaban. Hicimos dos mil y se vendieron en tres horas.
Son cosas que alegran frente a la tiranía de ciertas plataformas contra las que se está intentando luchar en busca de repartos más justos.
Víctor: Esto va a pasar cuando alguien gordo se plante y se legisle de forma internacional.