Por: Àlex Guimerà
Una de las primeras sorpresas musicales de este inminente 2022 ha sido el álbum póstumo y oculto del malogrado David Bowie. De hecho, los temas de "Toy" ya se encuentran en el mercado y en las plataformas desde el pasado día 26 de noviembre pasado con la publicación de la caja "Brilliant Adventure (1992-2001)", una compilación que abarca los trabajos de la época del "Duque Blanco" comprendida entre los años 1992 hasta 2001, junto con rarezas, caras B y el directo “BBC Radio Theater, Londres”. Accesible solo para los más pudientes – pues la caja va de los 110 euros en su edición en CD a más de 400 euros en su edición vinílica - , la colección continúa con las ediciones de cajas que reúnen el legado de Bowie por etapas.
Sea como sea, tenemos a nuestro alcance el disco perdido que nunca se publicó y que anticipaba la penúltima época dorada del londinense; hablamos del periodo en el que publicó los excelentes "Heathen" (2002), "Reality" (2003) y el directo "Reality Tour" (2004), que plasmó la memorable gira antes de que aparecieran sus problemas de salud y se retirara de la vida pública en 2006.
Filtrado en 2011 en mala calidad y con un tracklist distinto al actual, para la grabación de "Toy" participaron Earl Slick (guitarra), Gerry Leonard (guitarra), Gail Ann Dorsey (bajo), Mark Plati (guitarra), Sterling Campbell (batería), Lisa Germano (violín), Holly Palmer y Emm Gryner (coros), Mike Garson (piano), y Tony Visconti a la producción, que regresaba a Bowie tras más de diez años . Grabado en los estudios Sear Sound (New York) durante los años 2000 y 2001, con un repertorio que reunía versiones de sus primeros temas de su época londinense (algunos firmados como Davie Jones) pre 1971 junto con caras B y piezas que acabaron metidas en el exitoso "Heathen".
Desafortunadamente el álbum no vio luz en su día por divergencias entre el genio de los ojos bicolor y la discográfica EMI, aunque ahora, veinte años más tarde y seis después de su ida, nos lo devuelve la actual dueña de los masters del músico, Warner, que empaqueta unos temas que han sido publicados en compilados ("Nothing Has Changed"), singles y ediciones especiales.
Y el resultado es una auténtica joya con piezas pop neoclásicas que equiparan a "Toy" a los discos que le hubieran sucedido. Composiciones perfectas, instrumentación poderosa y bien engrasada y la nitidez de del sonido de Visconti , que no incluye elementos experimentales. Un álbum que fluye deliciosamente sin que sobre un instante.
El "lost album" arranca con una "I Dig Everything" que fue escrita en 1966 y que nos llega moderna, rockera y robusta. Lo mismo que "The London Boys", que para la ocasión se viste de melancolía y sosiego, o "Karma Man" con su mellotron y formidables coros. Antes habíamos escuchado los "Uhh-ahh-Uhh" de "You' ve Got a Habit Of Leaving" y su ritmo y piano letales bajo una guitarra enmarañada. Los violines aparecen deliciosos en "Conversation Piece", las baterías dobladas destacan en "Hole In The Ground", mientras que el dramatismo lo ponen "Shadow Man" - recordándonos de dónde vienen los Suede - y " Silly Boy Blue", de cuerdas y flautas delicadas antesala de un crescendo inolvidable.
"Let Me Sleep Beside You" y "Baby Loves That Way" son pegadizos mediotiempos de nuevo milenio aunque en realidad se trate de nuevos rescates sesenteros, mientras que la final "Toy (Your Turn To Drive)" es puro pop de madurez.
Una auténtica alegría de disco que nos cae como un regalo, aunque anticipado, para el nuevo año para que podamos seguir conmemorando la vida de uno de los mayores genios que el arte de nuestros tiempos ha dado.