Por: Javier Capapé
“The last Domino?” es el título del más reciente recopilatorio del grupo británico Genesis, pero más importante todavía es que es el leit motiiv de su nueva gira, la primera desde 2007 y puede que, esta vez sí, su despedida definitiva. La gira, que comenzó el 20 de septiembre en Birmingham, ha recorrido Inglaterra y Escocia en 16 conciertos en pabellones de gran capacidad (los últimos de Londres pospuestos hasta marzo de 2022 debido a un positivo por COVID en el equipo se realizarán junto a un nuevo tramo recién anunciado por centro Europa), y posteriormente cruzará el charco para dar 21 conciertos más en EE.UU. y Canadá antes de terminar este 2021. Una gira concentrada en duración para no desgastar a los tres integrantes originales del grupo, que cruzan ya todos la barrera de los setenta, y en el caso de Collins arrastrando algunos problemas de salud que pueden vaticinar su adiós definitivo de los escenarios tras estos conciertos. El baterista y cantante de la formación británica accedió a reunirse con sus compañeros para tratar de poner en marcha de nuevo su buque insignia, pero sin poder hacerse cargo esta vez de la batería (que deja en manos de su hijo Nic), tal como ocurrió en su anterior gira en solitario “Not Dead Yet”. Tampoco puede recorrer el escenario debido a sus limitaciones físicas, lo que le obliga a permanecer sentado durante las dos horas y media de espectáculo, con las consiguientes dificultades añadidas que supone esto para cantar, algo que se deja notar en unas interpretaciones vocales más ajustadas que hemos podido apreciar en algunos de los vídeos que circulan por la red de los primeros conciertos de la gira.
Quien pueda o haya presenciado esta gira en directo podrá presumir de haber sido testigo de un momento histórico, de una gira que cierra la gran carrera de este grupo británico que supo como ningún otro navegar entre los océanos del pop y del rock progresivo. Criticados por muchos por venderse al pop de masas (aquellos que se quedan anclados en su primera etapa con Peter Gabriel al frente), pero reconocidos por muchos otros por una brillante carrera cargada de momentos difíciles de imitar, Genesis demuestran con esta gira (y de forma paralela con este disco) su trascendencia en el mundo de la música popular. Sus grandes aciertos y su legado. Un grupo (reducido a trío desde hace más de cuarenta años) que defiende, quizá por última vez sobre un escenario, una carrera con momentos inspiradísimos, tanto en su era Gabriel como con Phil Collins al frente. “The last Domino?” es su mejor legado y mientras esperamos que la gira quede plasmada en audio y dvd (como seguramente ocurra al poner su punto y final) conviene que disfrutemos de esta colección de canciones reunidas en su más reciente recopilatorio en el que han querido reproducir los éxitos y sorpresas que interpretan en esta gira, incluso en el mismo orden con el que cada noche los presentan. Aquí están las versiones originales de las canciones que se transforman en cada concierto, convirtiéndose algunas de ellas en partes de medleys, pero podemos de esta forma hacernos una idea de sus intenciones al tratar de equilibrar un repertorio tan extenso, dejando espacio a sus éxitos más sonados así como a más de una incorporación inesperada para sus seguidores más fieles.
Tal y como ocurrió en su última gira de reunión en 2007, comienzan con el medley de “Duke” desembocando en una de sus canciones más celebradas, ese “Turn it on again” que consigue marcar el pulso desde el primer instante del recopilatorio y de sus conciertos. “Mama” sigue estremeciendo con su ritmo sincopado y los gritos de Collins en su estribillo. Un single inusual por su duración y estructura, pero que nunca nos deja indiferentes por más de haberlo escuchado cientos de veces. Si saltamos algunos de sus éxitos más trillados como “Land of Confusion”, “Hold on my Heart” o “Jesus He knows me” (estas dos últimas todavía no interpretadas en esta gira), el interés se centra en sus temas más netamente progresivos como “Home by the Sea” (todo un acierto que nos devolverá la confianza en los ochenta cada vez que la escuchemos) y la emotiva “Fading Lights”, un caramelo para sus fans que en su día supuso la despedida de Phil Collins en las filas del grupo y que aquí suena más nostálgica si cabe en combinación con el clásico de 1973 “The Cinema Show” y la épica y siempre infalible “Afterglow”.
Por primera vez en su historia el grupo se permite el lujo de hacer un set acústico en sus directos conformado por “That’s All”, “The Lamb lies down on Broadway” y “Follow you Follow me” con todo el grupo sentado alrededor de Collins, poniéndose a la altura de la butaca de éste. En directo parece un recurso muy atractivo para una banda que siempre ha dejado estas piezas más tímidas de lado (salvo en su etapa originaria), y en disco, agrupadas en este mismo orden junto a “In too deep”, consiguen hacernos respirar ese aire más pastoral y campestre. Al fin y al cabo el grupo empezó su andadura en la campiña inglesa y canciones como éstas dan buena muestra de ello con un poco de imaginación
Otro tema rescatado, inusual para sus giras y recopilatorios, es el semi-industrial “Duchess”, que precede a la emocionante y muy Mechanics “No son of mine”. La mirada hacia atrás vuelve a constatarse con una de las piezas más sorprendentes y mejor construidas de su historia. Ignorada en sus recopilatorios pero sin duda una de las favoritas de sus fieles. “Firth of Fifth” es densa e hipnótica, es la pura esencia del rock progresivo a la que no le falta ni le sobra nada (a pesar de que en sus directos siempre quede recortada). Uno de sus cénits, seguida de uno de sus primeros éxitos en las listas (más bien el primero) “I know what I like (In your wardrobe)”, que nos recuerda que estos chicos supieron hacer pop desde el principio.
“Domino” llega para descorchar la tanda de canciones de su disco más mainstream, pero también aquel que les llevó tres noches seguidas al estadio de Wembley en 1987. Hablamos de “Invisible Touch”, que aunque sea odiado por muchos de sus seguidores por ser lo más cercano al pop y a las cajas de ritmo del entonces trío, sigue siendo irreemplazable en todos sus directos y recopilatorios. A canciones como “Throwing it all away”, “Tonight tonight tonight” o la misma “Invisible Touch” se les podrán poner objeciones, pero sin lugar a dudas son perfectas píldoras del mejor pop británico celebradas por la gran mayoría (aunque sea con la boca pequeña). Algo similar a lo que ocurre con otro de sus mayores triunfos “I can’t dance”. Porque sí, recordemos que esto es un grandes éxitos que acompaña a una gira de celebración de los grandes logros del grupo. No es un disco para rescatar joyas olvidadas ni una gira para devolvernos al espíritu teatral de Peter Gabriel. Es una celebración de los mayores éxitos del grupo, que precisamente se lograron cuando ya eran únicamente el trío formado por Tony Banks, Mike Rutherford y Phil Collins, y es por eso que estas son las canciones más representadas en este doble recopilatorio así como en la gira a la que da nombre. Aún así no se olvidan de cerrar con un caramelo para sus fans más incondicionales, con ese canto bucólico a la par que medieval-prog “Dancing with the Moonlight Knight” junto a una de sus baladas más convincentes en la que todos sus fans, los de la era Collins y los de la era Gabriel, se ponen de acuerdo: la delicada y serena, pero con actitud, “The Carpet Crawlers” (por algo fue la canción que sirvió para juntar a Gabriel y Collins en 1999 y regrabarla de nuevo junto a su primera recopilación de éxitos).
No se olvidan de “Abacab”, digno single explosivo que demostraba la perfecta adaptación a los ochenta aderezada con cierta actitud punk de un grupo que supo aclimatarse a esos años difíciles tras una década en el rock progresivo y conseguir salir ilesos y con mucho más éxito que en su época previa. Una pena que esta canción, con la que cierra desafortunadamente el recopilatorio (a mi parecer hubiera sido mucho más acertado acabar con “The Carpet Crawlers” tal y como ocurre en sus directos) se quede fuera del setlist cada noche. Además, podrían haberla ubicado en otro momento del disco y en su versión íntegra (no en la editada para la radio donde se pierde toda su sección instrumental final), pero no todo puede salir redondo, aunque haciendo un ejercicio de crítica justa, las veintisiete canciones que representan la carrera de Genesis en esta selección son más que acertadas, abarcan todas sus etapas (aunque algunas salgan más beneficiadas por el éxito que tuvieron en su día) y constatan la grandiosidad de un grupo que no debería caer en el olvido nunca, aunque sus giras pongan con ésta su punto y final. Su última partida de este fantástico domino, la última ficha en caer.