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Entrevista: Schizophrenic Spacers


"Tenemos que poner en tela de juicio todo y cuanto se nos presenta delante"

Por: Kepa Arbizu

El nivel de una escena musical concreta lo determinan aquellas bandas de clase media (referido a su poder de convocatoria y nunca a su calidad) y no tanto aquellos grandes nombres que ocupan los titulares. Por eso, la presencia de formaciones como la catalana Schizophrenic Spacers resultan esenciales, al margen de por su valía artística, como parte de un pelotón de grupos que han impulsado y han dado un amplio recorrido al ámbito rockero en nuestras fronteras.

"Gloria" se trata de su nuevo trabajo, y siendo fieles a ese ADN tallado en hierro gracias a bandas poderosas clásicas como Thin Lizzy, The Who, Alice Cooper entro otras, este capítulo enviste directo y certero aunque escondiendo en sus tripas un concepto de diversas y jugosas lecturas. Con la innovación del castellano como lengua en la que interpretar sus temas, sus actuales composiciones se impulsan con determinación para observar y reflexionar sobre su alrededor. Sergio Martos, además de excelente crítico, es uno de esos frontmans capaces de hacer arder un escenario. Además, es el encargado de atendernos amablemente para hablar sobre este trabajo...

Empecemos por el título del nuevo disco, “Gloria”, que hace mención a la llegada de un fuerte temporal hasta nuestro territorio y que supuso a su vez la antesala de la llegada de la pandemia del COVID, ¿cómo de influyentes han sido esas crudas realidades para el tono conceptual del álbum?

Sergio Martos: Lo tomamos como punto de partida para inspirar un puñado de nuevas canciones. Siempre debe haber algún incentivo para activar la creatividad: en "Riot" fue la crisis económica, en "Second Round" la desidia general que rodeaba a la banda; "It Better Be Good" fue la celebración de mi feliz nueva aventura amorosa que colisionó con el cáncer de Alberto... Hay gente que se sienta a rasgar un instrumento y le nacen ideas. Yo tengo que tener motivación. 

la novedad más llamativa del álbum es vuestro salto al castellano, ¿una decisión que ya manejabais desde hace tiempo o no lo habíais contemplado hasta ahora?

Sergio Martos: Alguna vez se me pasó por la cabeza, pero no fue hasta que Pere Gené (de la banda Lone Star) me llamó y me dijo: "La banda es especial pero si lo hicieseis en castellano seríais únicos". Creo que, también, ver y oír a bandas como Bourbon y Renegados haciéndolo tan bien en castellano, ayudó a dar ese salto. 

Relacionado con ese cambio de idioma hay otros elementos que también han variado, el más obvio las letras, ¿se autoexige uno más cuando escribe en su idioma, en el que todos le entienden?

Sergio Martos: Como dice Luis Kleisser de The Kleejoss Band, hay que ir con cuidado porque ahora, al entenderse todo, pueden masacrarte. Pero de todos modos, uno escribe pensando siempre en el mejor resultado global, no en lo que pensará aquél o aquella. 

Por otro lado, y no sé si tiene que ver también con ese cambio de idioma, tu forma de cantar suena con una entonación muy especial, ¿crees que hay una consecuencia directa?

Sergio Martos: Yo me oigo igual que siempre. Quiero decir, que yo nunca me oigo con oídos externos. De momento he escuchado toda clase de opiniones. Hay quienes piensan que el cambio ha sido a mejor, otros que mi dicción es terrible y los que celebran que la banda siga sonando a la banda de siempre. 

Musicalmente nos encontramos con un disco donde su esencia es el rock potente y crudo pero en esta ocasión en su formulación más orgánica, ¿buscabais un álbum con un discurso musical más directo o es algo que surgió naturalmente?

Sergio Martos: Las canciones aparecen, sin un plan. Hay quien piensa que el material es demasiado enrevesado, y hay quien ha entrado en el álbum a la primera. Es curioso, porque pensaba que con el castellano la aceptación de las canciones entre el público sería más dulce. Pero bueno, vamos a dejar pasar el tiempo y ver cómo crecen las canciones entre la audiencia. 

Pese a esa naturaleza, el disco resulta variado, sobre todo creo que en la segunda parte es donde se observa más esa diversidad, con la entrada de paisajes psicodélicos, momentos lentos o de rock progresivo, ¿hubo alguna idea preconcebida en ese sentido a la hora de ordenar las canciones?

Sergio Martos: Sí, le doy mucha relevancia a cómo caen las canciones las unas con las otras. Por ejemplo, "Tragaldabas", fue una canción concebida para presentar el tramo final del álbum. Creo que es importante variar el orden dependiendo del carácter emocional que le quieres dar a la obra. Es una cosa que, ahora con el vinilo, se puede mitificar hasta el punto de aunar un concepto, aún sin que la obra sea conceptual. Un disco tiene que tener algo cinematográfico, algo que controle tus emociones. 

Resultan indudables vuestras referencias al rock duro anglosajón, pero a lo largo de las canciones, y de nuevo quizás sea por la cuestión del idioma, también se nos aparecen como referentes bandas de hard-rock- heavy españolas como Barón Rojo o similares, ¿son bandas en las que también os habéis visto reflejados para este álbum?

Sergio Martos: No directamente, pero si hay algo de ello me alegro. Es curioso como el cambio de idioma ha llevado hasta esta idea a mucha gente. De todos modos, insisto; si algo en "Gloria" recuerda a los tres primeros discos de Barón Rojo es que hemos hecho un buen trabajo. 

A pesar de los cambios que ofrecéis en este disco la producción sigue recayendo en Hendrik Röver, ¿nunca pensasteis en dar este paso con alguien diferente o a día de hoy el sonido de la banda está inseparablemente ligado a  los Guitar Town Estudios?

Sergio Martos: Hendrik es de la familia, uno más. En estos momentos es inviable trabajar con otra persona que no sea él, lo cual no significa que nos sintamos atados a ello, porque al final puede que algún día no nos podamos desplazar a Cantabria a grabar. 

Lo importante no es buscar el sonido de los Guitartown (que lo tiene), sino experimentar y evolucionar de la mano. Los Beatles siempre trabajaron con George Martin (excepto en "Let It Be") y del primer disco a "Abbey Road" hay un abismo sónico y compositivo. Ni mejor ni peor, pero sí hay una evolución. Así que respondiendo a tu pregunta, seguimos con Hendrik. 

Abrís el disco con “Viladenada”, una localización  aparentemente ficticia que parece recrear aquellos pueblos en los que el silencio se impone y parece no pasar nunca nada, ¿es un aviso hacia dónde podemos llegar?

Sergio Martos: Bueno, a veces contemplo mi vida sin nada que hacer ni en qué pensar y no me parece un mal plan. "Viladenada" es una paradoja de Viladecans, de ahí ciertas referencias directas a la ciudad. 

Hay un puñado de temas (”Desobediencia”, “A cuchillo”, “Premonición”...) que, cada uno a su manera, parecen señalar ese empuje que va surgiendo por intentar luchar contra un sistema injusto...

Sergio Martos: Si no injusto, sí que es un sistema lleno de incongruencias y de vacíos estúpidos. Tenemos que poner en tela de juicio todo y cuanto se nos presenta delante. Odio aquella expresión de "cualquier tiempo pasado fue mejor", porque no lo siento así. Pero no me gusta lo que veo para el futuro inmediato. 

El tema que da título al disco suena muy explícito en cuanto a la advertencia que contiene “Gloria”, un catastrófico fenómeno que será uno de muchos más si no espabilamos...

Sergio Martos: Sí, y de hecho el significado poético de la pandemia fue otra advertencia: "Os dije que paraseis y remodelaseis el sistema, por el bien de todos y todas". ¿Hemos aprendido algo? Esa es la única reflexión válida. 

“Las cinco estaciones de Gloria” es la pieza más peculiar y compleja del disco, una especie de ópera rock, con diferentes estilos, incluso versionando a Rush, ¿cómo surge esta idea y cuál es su papel en el disco?

Sergio Martos: Es un tema determinante para entender el desarrollo de Gloria y el COVIDen la obra. El verano, estación que da tregua y aparta los problemas; el final del verano, se lleva lo bueno y con él la añoranza de lo recién vivido; entra 2112, porque es un cambio a una zona desconocida, y de ahí a la oscuridad y el temor del invierno. 

Y un final como “Victoria”, con ese título, pude llevarnos a creer en el triunfo y en la salvación, pero por otro lado parece más un "hasta pronto" respecto a nuevos peligros...

Sergio Martos: Sí, es una advertencia: parece que hemos salido de esta batalla, aun habiendo dejado cadáveres en el camino, pero debemos seguir alerta y estar preparados mentalmente. Nuestra generación jamás vivió el hambre ni el horror de la guerra. Debemos entender que lo que sufrieron nuestros antepasados también nos puede pasar a nosotros. Así que mejor que sigamos alerta. 

Cualquiera que haya disfrutado de vuestros directos sabe el tipo de energía que gastáis en el escenario. Una banda de estas características, cómo vive las restricciones en las actuaciones, ¿intentáis ser ajenos a ellas o es complicado en este contexto conseguir ser igual de incendiarios?

Sergio Martos: Podré responder a esto cuando volvamos en unas semanas. La pandemia nos ha dañado, a nosotros y a la mayoría de compañeros de escena. Pero volveremos con fuerza. ¿Qué otra cosa vamos a hacer? Hay que seguir luchando e intentando tocar. Siempre hemos estado solos, eso no ha cambiado. 

Qué significa para una banda como la vuestra que siempre ha defendido el buen momento y la atención que merece el rock actual hecho en nuestras fronteras estar en una discográfica como Milana, que precisamente lanza su apuesta en ese sentido...

Sergio Martos: Libertad de movimientos, principalmente. Y confianza en lo que haces. Deben tener cuidado con no saturar el mercado, pues la gente se cansa muy pronto cuando hay mucho de algo. Pero solo puedo desearles larga vida.