“Queremos hacer una gira internacional como los grupos de los setenta, montarnos en un avión y no volver a casa hasta unos meses más tarde”
Por: Javier González
Con los pies bien posicionados en el suelo, volando cerca de las estrellas y a la vez tirando el freno de mano para derrapar con su Seat 124 sin salirse de la calzada. Queriendo girar a nivel internacional, aunque sin perder la raíz de su Andalucía natal, aderezando la mezcla con buen rollo, hondura y pura psicodelia. Y sobre todo con esas pintacas imposibles de imitar. Todo eso y mucho más son nuestros amados Derby Motoreta´s Burrito Kachimba.
Han confirmado grandeza al firmar un segundo trabajo, “Hilo Negro”, con el que superaran todo lo bueno apuntado en su debut, siguen andando el camino, llenando recintos allá donde van y subiendo a gente de todo pelaje a lomos de su kinkidelia; abriendo nuevos horizontes como su reciente participación en la b.s.o. de la “Las Leyes de la Frontera”, donde juntan en el corte titular a Los Brincos y a Los Chichos de “La Historia de Juan Castillo”, firmando otro temazo más a una colección que comienza a echar para atrás.
Nos ponemos en contacto con Scott (Gringo en DMBK), quien cargado de carisma y morro nos habla de la actualidad más reciente de la banda que ha removido los cimientos del rock y la psicodelia andalusí.
Antes de nada, decirte que me llevé al niño de tres años a veros a Fuengirola y flipó con vosotros. Se volvió literalmente loco.
Scott: Nos pasa mucho con los críos, creo que nos ven en los videos y somos como teleñecos, como Muppets, con los pelos largos y las pintas. Somos parte de una extraña serie de dibujitos. Qué bueno. Debe ser para comérselo, qué bonito.
“Hilo Negro” es vuestro segundo larga duración, viene tras un debut que os posicionó muy arriba dentro de nuestra música. ¿Habéis sentido algún tipo de presión a la hora de enfrentaros al tan temido segundo trabajo?
Scott: Qué va, la verdad que no. Encaramos el segundo disco antes de que la pandemia apareciera y más que presión, lo que teníamos claro es que en el siguiente trabajo habría mucha gente que querría escucharlo desde que saliera; no como el primero que ha sido una escalada progresiva, desde el comienzo a que lo comenzará a escuchar más gente pasó un tiempo. Era la única presión. Después llegó la pandemia que nos quitó la movilidad y los conciertos, así que lo que hicimos fue liarnos la manta a la cabeza mientras nos decíamos: “vamos a hacer el mejor disco que podamos por si se acaba el planeta y no hay más opciones”.
En vuestro caso, como dices, la pandemia paró todo el proceso de composición del nuevo trabajo.
Scott: La crisis nos dio tiempo a descansar, ya que 2019 fue mágico a tope e intenso, donde casi no tuvimos tiempo para vivir al margen de los Motoreta´s. El tema de la pandemia nos sirvió para parar la máquina y relajarnos, pasar dos semanas sin hablar y coger un poco de fuerzas y aliento para encarar el segundo. La verdad es que tiene una composición muy parecida al primero, porque cuando sacamos el primer single del primer disco solamente teníamos compuestas tres canciones y media. Es decir, no lo hicimos como hacen otras bandas en un proceso de maduración natural, sacamos el primer single cuando no llevábamos ni un año juntos.
¿Tuvisteis la oportunidad de rodar alguna canción nueva en la gira del año pasado?
Scott: La única que tocamos en directo fue “Gitana”, incorporada al final de la gira porque era la única que estaba terminada completa, de mirarnos en el local y ver que lo estaba. Comenzamos a meterla en directo para chequear un poco la reacción de la gente y cuando la tocábamos en la primera gira se hacía un silencio en las salas tipo: “Qué coño ha pasado aquí”.
En lo musical, “Hilo Negro” es una evolución clara, mejorada en textos y texturas… ¿lo veis así?
Scott: Sí, el objetivo era reafirmarnos como creadores, compositores y letristas, también como arreglistas y productores. Es una ampliación de lo que habíamos hecho, pero no es una continuación. Las composiciones y los arreglos están más madurados, en el estudio tuvimos más tiempo para estar grabando, componiendo y produciendo. A nivel visual hemos intentado subir un escalón con los videoclips, con la imagen y la ropa, todo lo que es una banda de rock. El objetivo era subir un escaloncito con respecto al anterior disco.
En “Caño Rojo” cantáis “Que el cobarde aprenda la lección”, “Que nadie se mate por dinero” y “Si tú me quisieras como a ti te quiero yo, no me pasaría todo el día sin control”.
Scott: Sí, hombre, las letras están un poco más agarradas a la tierra que en el anterior disco que eran muy evanescentes. Aún así seguimos jugando líricamente para que vayan de la mano de la música, es una invitación al viaje que se apoya en las letras por eso a veces son bastante etéreas, metafóricas y están en el aire. Algunas como “Porselana Teeth” te están contando una historia directamente, algo que es la primera vez que ocurre en la banda.
Me flipa “Porselana Teeth”, creo que es un tema que os refleja totalmente.
Scott: Es la primera canción que se acabó de mezclar en la primera tanda. Normalmente se hace el noventa por cien de la canción, que luego se deja así para volver sobre ella. Fue la primera que mezclamos del todo, tardamos tres días enteros con idea de conseguir ese sonido de vacileo, la forma de progresar, su letra… está todo al servicio apoyando la historia de extrarradio.
“Somnium Igni – Pt 2” es la continuación de un tema brutal del primer disco. ¿Cómo se dio la posibilidad de seguir con ese corte?
Scott: La idea surgió inmersos en el anterior disco. El primer trabajo es casi una recopilación de singles que fuimos sacando durante 2018, que se editaron en 2019; de hecho, remezclamos todas las pistas para dar más coherencia al álbum. Una de las primeras ideas que tuvo la banda fue “Somnium Igni”. De pronto apareció esa idea con un corte donde las huellas de Triana están tan patentes, queríamos hacerla progresar desde un disco de pizarra a 2023. Es un marco espacio-temporal-sónico que avanzando hacia un sonido que recorre varias décadas hasta ahora. Es el reflejo del abanico sónico que manejamos en la banda con unas texturas que a día de hoy tenemos en la recámara.
En vuestros conciertos es una canción que es todo un acontecimiento escénico…
Scott: Esta canción apareció como concepto en el primer trabajo, aunque no nos dio tiempo a terminarlo. De hecho, es la canción que más hemos trabajado como banda, desde antes del primer disco. Ha sido un trabajo muy complejo. En directo comenzamos con una escenografía antigua, con dos tíos, guitarra y voz, junto a dos focos, ambos sentados, y la canción evoluciona hasta una rave con luces estroboscopicas y mucho humo.
¿Trabajáis en una tercera parte?
Scott: En principio no. La evolución sería como una pieza tipo “Welcome to the Machine” de Pink Floyd, ya mirando a 2040. No buscamos una trilogía. En estos dos discos vemos una misma energía compositiva, están muy cerca uno del otro. De cara al tercero queremos experimentar un poco más y ver hasta dónde podemos llegar. Este segundo trabajo es una forma de cerrar un capítulo con idea de abrirnos a cosas nuevas.
“Gitana”, con ese homenaje a Lole y Manuel y “Todo es de Color”, es otro tema tres en uno.
Scott: Sí, “Gitana”, quizás el tema más chocho que tenemos. Es extensa, con tres partes muy diferenciadas unas de otras. Arranca como una saeta psicodélica, con su percusión tribal, y luego rompe en frenesí, para acabar en un dub por bulerías. Es un tema que al hacerlo en directo parece una obra de teatro, la gente aplaude y es una sensación muy bonita.
¿Cómo se convive con el éxito siendo unos tíos que han estado toda su vida siendo graduados en underground?
Scott: Muy a gusto, tío. Toda la vida sin tener para nada y ahora la cosa ha cambiado. Estamos muy contentos, llevamos intentando que esto pasara muchos años y tener una gira por toda España ahora es un sueño. Hay muchas reproducciones de las canciones y que la gente se sepa las canciones y vengan a los conciertos como vienen es una locura. Hay ganas de vernos y vivir la experiencia kinkidélica juntos. Ojalá esto continue y podamos hacer una gira internacional como los grupos de los setenta, montarnos en un avión y no volver a casa hasta unos meses más tarde. Ese es nuestro sueño.
La comunión con vuestro público es total, además me gusta el perfil, en muchos casos son fumetas y gente cultivada en lo musical en casi todos. No es el público de un concierto indie de tercera… sino paladares muy finos.
Scott: Hombre estamos consiguiendo una transversalidad muy guay con nuestro público. De pronto hay un señor de cincuenta, un chaval de veinte, un popero, un rockero y un heavy. Hay una pandilla muy guay, son como nuestros colegas. La sensación que tenemos es que estamos tocando en el salón de la casa de un colega, lo que pasa es que el salón es muy grande y hay mucha gente. Entonces hay una sinergia muy bonita que no esperábamos. Creo que somos muy naturales y eso se ve y se siente. La gente conecta con la música y con nosotros, es parte del éxito de la banda.
Fíjate pienso que si los Derby jamás hubieran existido o el día de mañana se acabara la magia, todos los componentes seguiríais tocando y girando en garitos rockeros.
Scott: Claro, tío. Antes de que pasara lo que ha pasado, individualmente ya habíamos tomado la decisión de que este iba a ser nuestro camino. Sabíamos que no íbamos a ser normales, queríamos ser algo inestable y meternos en el mundo del arte. Fue una decisión vital, no sabemos hacer otra cosa. Si no hubiera pasado, seguiríamos en esto. Ante de los Derby cada uno teníamos cuatro o cinco bandas, seguro que seguiríamos con ellas o tendríamos otros proyectos. Hasta que la vida acabe. El hecho de que funcione solamente hace que trabajemos más a tope para que la máquina no pare.
Ahora vais a poneros más de moda, gracias a la Banda Sonora de “La Ley de la Frontera”. ¿Cómo surgió el ofrecimiento?
Scott: Tuvimos la suerte de que Daniel Monzón nos contactó para hacer un tema, después a la semana o semana y pico, volvieron a llamarnos porque habían pensado que compusiéramos algunas cosas más. Hay una serie de canciones licenciadas de Las Grecas, Smash o Los Chichos, pero hay otras escenas donde necesitaban cosas originales. Nos hemos encargado, ha sido algo muy bonito, laborioso e increíble, donde la banda ha crecido mucho. Ha sido una forma distinta de trabajar, donde hay que plegarse a la escena, a la forma de trabajar, a lo que impera, más allá de que la canción pueda funcionar o no bajo nuestros parámetros habituales. Mandaba la película. Ojalá nos pongamos más de moda gracias a esto. Creemos que el trabajo ha quedado muy guay, queremos que la gente valore el single y la película.
Una película que recupera el cine kinki, contando con los monstruos de la kinkidelia. Esto es cerrar el círculo.
Scott: La verdad es que es una casualidad increíble, Daniel Monzón decide recrear una novela ambientada en el mundo kinki de Girona de los años setenta. Parecía impepinable que nosotros estuviéramos ahí. Ha cuadrado todo muy bien. Daniel es un ser bello y trabajar con él ha sido un gusto. El sentimiento global es que todo estaba puesto para que nosotros estuviéramos ahí.
No voy a dejar de recomendaros el libro de Eduardo Fuembuena, “Lejos de Aquí”, centrados en las figuras de Eloy de la Iglesia y José Manzano.
Scott: No tenía conocimiento de que existiera. Me lo anoto y le daremos caña seguro.
¿Por dónde pasa el futuro de la banda?
Scott: La idea inmediata es dar conciertos y tenemos fecha de La Riviera marcada con ganas. Va a ser de lo más tocho que hagamos. Ojalá hacer un concierto con la fantasía de antes del Covid. Queremos vivir un concierto de pie, hay un momento en que la gente se rompe las uñas de estar agarrados a la silla mientras nos ven tocar. Estamos como locos con ese bolo, le tenemos muchas ganas. Ya te digo que todos los días le ponemos dos velas a la virgen para tocar con aforo normal, metiéndonos codazos y echándonos el sudor unos encimas de otros.