Por: Kepa Arbizu
Entre los muchos, y merecidos, admiradores que acumula el sello Fat Possum sin duda se encuentran los seguidores del blues. La dedicación en sus ediciones relacionadas con el género y sobre todo haber servido de altavoz al denominado Hill Country Blues, integrado por nombres ahora tan influyentes como Junior Kimbrough o R.L. Burnside, son motivos más que sobrados para ostentar esa posición de privilegio. Pero ni mucho menos se ha detenido ahí la labor investigadora del mentor de dicha discográfica, Bruce Watson, quien recientemente, y bajo una nueva y explícita nomenclatura, Bible & Tire, ha orientado sus esfuerzos en, sobre todo, desempolvar el viejo catalogo de D-Vine en busca de supervivientes del gospel procedentes de Memphis. Un caladero del que ya hemos podido disfrutar de una primera joya, Elizabeth King, y que ahora encuentra su continuación con el octogenario Elder Jack Ward, quien publica a tal provecta edad su primer álbum en solitario.
Vale la pena centrarse en la biografía de dicho autor, quien al igual que tantos otros de su raza y edad pasó sus años de juventud alternado el trabajo en los campos de algodón mientras frecuentaba lugares regados por el blues y rhythm and blues, opción nada aceptable para una familia de tradición religioso. Conocido durante los años sesenta por cosechar el éxito de la mano de Christian Harmonizers, “I Don’t Need No Doctor”, y haber integrado alguna formación como The Sunset Travelers, donde sustituyó al gran O.V. Wright, o The Gospel Four, sus pasos se alejaron del mercado musical para dedicarse en adelante a su iglesia, único lugar en el que hasta ahora se podía disfrutar de sus cánticos. Pero por lo visto Dios tenía un plan encomendado para él: saltar de nuevo del púlpito a los estudios de grabación.
Bien arropado entorno a la estructura propiciada por el sello, que incluía el estudio de grabación propiedad de Ben Watson y su banda interina, The Sacred Soul Sound Section, en la que destacan las guitarras de Will Sexton y Matt Ross-Spang, dedicados ambos también a tareas de producción, sus salmos transformados en canciones encuentran de esta forma una vía de comunicación al alcance de un mayor numero de oyentes. Alejado de la habitual reinterpretación de temas tradicionales o de clásicos del género, todas las composiciones llevan su firma original, al igual que comparten la predicación del buen camino, aquel emanado de las enseñanzas bíblicas, y de la confraternización humana, mandato divino mediante.
Dicho todo lo cual parece lógico, y así lo es en esencia, nombrar este “Already Made” como un disco gospel, una acepción que si bien es exacta para definir su concepto temático y pretensiones morales, no lo es en exclusividad si se trata de delimitar un desarrollo musical que recoge influencias de diferentes - aunque todos alineados con esos sonidos de raíces- ámbitos. Por supuesto nos vamos a encontrar con ese tipo de piezas que se presentan como toda una celebración animosa y comunal, siendo "The Way Is Already Made" un pegadizo ritmo con la majestuosidad clásica utilizada en estos contextos mientras que "God's Got A Hold Of My Hands" busca un reducto más cálido e intimista. Ejemplos donde ya sobresalen, al margen de la habitual efusividad en los coros, un vibrante trabajo con las seis cuerdas y un vitalista órgano, interpretado por Alex Greene de Reigning Sound, que también sabrán ponerse al servicio de instantes como “God’s Love”, que son entonados con la afectación y la exuberancia, herencia de voces celestiales como las de Mahalia Jackson, capaces de obrar cualquier milagro.
Pero como según dicen los caminos del Señor son inescrutables, las odas dedicadas a glosar su mensaje incluso son capaces de plasmarse bajo el sonido parido por su némesis, siendo el blues un elemento realmente visible a lo largo de buena parte del álbum. Las repetitivas y penetrantes bases rítmicas de una contenida "Lord I'm In Your Care", la detallista sobriedad de "Without The Lord" o sobre todo el insinuante crepitar eléctrico que fluye bajo el aliento inspiracional de la mítica Sister Rosetta Tharpe en "He's Got Great Things", representan la escenificación más árida del viaje. Justo en el otro extremo podremos disfrutar con la sedosidad y melódica emotividad soul que ya hemos visto correr por las gargantas de nombres como The Soul Stirrers, Solomon Burke o Thomas A. Dorsey, haciendo de "Someone Who Is Greater Than I" o "I Feel Better Since I Prayed" momentos de espectacular sensibilidad.
En tiempos en los que la inmediatez y el desparpajo juvenil, siempre bienvenido por otro lado, parecen ser la religión mayoritaria que ostenta hoy el mercado musical, todavía hay personas, como el factótum de Fat Posuum, Bruce Watson, decididos a no dejar morir la tradición y sobre todo cederle el presente a aquellos que, por diferentes motivos, no consiguieron sobresalir en su tiempo. Ese es precisamente el caso de Elder Jack Ward, “renacido” en pleno siglo XXI para trasladarnos por medio de “Already Made” su pasional y enfática visión del mundo. Puede que muchos no encontremos en Dios la respuesta a nuestros interrogantes, pero con discos como éste, sin duda la música surgida para glorificar su figura se convierte en un excelente y talentoso salvoconducto para sobrevivir al caos que nos rodea.