Por: Txema Mañeru
Sería una gran injusticia que un disco de esta categoría, firmado por una gran banda y con mucho futuro como los madrileños Wide Valley, pasará desapercibido entre la avalancha de trabajos editados durante la primavera y comienzos de verano. A mí me gustan ya desde su campestre portada, su evocador nombre y su buen título con el que definen los sonidos que más les gustan. Además, el nombre de su sello discográfico, Great Canyon, es igual de chulo, e igualmente orientador de los ambientes a los que son proclives. Por cierto, que están cumpliendo ya los cinco años de vida y harán una especial y muy musical conmemoración en otoño con la publicación del excelente recopilatorio “We Started A Joke (2016-2021) A Miracolous Celebration”. Contará con una edición limitada en vinilo de color naranja y en él meterán rarezas, inéditos y tomas alternativas de los destacados artistas del sello, con Joana Serrat a la cabeza, pero también con Marta Delmont, Matthew McDaid, Riders Of The Canyon, Víctor Partido y, por supuesto, los madrileños Wide Valley, de quienes nos ocupamos ahora.
Su disco debut, “Blurry Times”, cuenta con una edición limitada en vinilo de color verde botella. A Joana y su “Hardcore From The Heart” le ha tocado el color dorado para esa sección de vinilo tan cuidada por el sello. Puedes conseguir todas estas especiales ediciones limitadas en vinilo en www.deargreatcanyon.com. Todos aquellos que tengan en su pedestal a artistas como Kurt Vile, The War On Drugs, Wilco, Kevin Morby, The Church, My Morning Jacket o Golden Smog tienen que escuchar a esta gran banda, encabezada por Juanjo González pero muy bien secundado por Nacho St Woods, Rick Costa, Gonzalo Owl C y Manu Fernández. Todos ellos músicos de recorrido y con buenos bagajes a sus espaldas. En la producción encontramos otro grande como nuestro Brian Hunt.
Además de las referencias citadas, en los sentidos agradecimientos de Juanjo aparece su madre por haberle hecho escuchar por primera vez a Led Zeppelin, Fleetwood Mac o Nick Cave, de quien también se pueden apreciar algunas reminiscencias. Al mismo tiempo agradece el período de tiempo que le hace llorar y componer tristes canciones. Tristes, pero muy hermosas. Juanjo es el máximo protagonista pues se ha enfrentado a un proyecto claramente autobiográfico sin dejarse nada en el tintero. Le costó ponerse manos a la obra con estas canciones tan personales pero los resultados han sido más que satisfactorios. Sus grupos y sonidos de referencia son los del roots rock americano, ya sea de la vieja escuela como el de los artistas más importantes de este nuevo milenio, algunos de los cuales ya hemos nombrado.
Un disco que se gesta y se concibe en medio de la naturaleza y que es muy visual y a la vez intimista. Cuenta con un sonido sumamente natural donde las guitarras campan a sus anchas bien grabadas por Hunt que además aporta algunas pedal steel realmente evocadoras y bien colocadas para que respiren mejor aún algunos temas. Es el despertar de un periodo de letargo y de estos tiempos borrosos que pronto van a cumplir ya los dos años y que parecen no tener fin. Seguro que se llevarán mejor escuchando canciones como esa "Broken Manuals" que abre el disco con clarividentes guitarras y hasta con ecos a Lloyd Cole & The Commotions, como sucede también con la triste y melódica "Thirty" y sus buenos y emotivos coros y unas guitarras con eco que pueden gustar a seguidores de Calexico o Ry Cooder e incluso de Mark Knopfler.
Un trabajo que va creciendo con las escuchas y que te invita a un viaje muy personal pero en el que a la vez nos podemos ver todos reflejados. Es una gozada subir a su "Lonesome Train" con sus cálidas acústicas y sus tonos reposados entre Bob Seger, Counting Crows y Tom Petty. Un buen estribillo también con cálido piano, coros y punteos. Buen cierre de la cara A tenemos con otra joya en la que desnuda su corazón y su mente titulada "Holiday House".
La B la abre el gran tema titular, "Blurry Times", un medio tiempo trotón que va calando en tu cerebro y con algunas guitarras, teclados y silbidos realmente ensoñadores. No sabemos si "Easy Rider" está relacionada con la película del mismo título pero sí que desprende similares y nostálgicos recuerdos con unas acústicas y unos tonos más Crosby, Stills & Nash que The Band. Ritmo pausado y hermoso con toques dream-pop y también a The Church nos topamos en "Under A Cold Rain". Buen final abierto para una "Oaktown" que te proporciona ganas para volver a darle la vuelta a este hermoso y reposado disco cargado de magia.