“Este es un disco de historias y literario”
Por: Javier González
Ha vuelto Tulsa, sinónimo de canciones que encierran historias potentes. De apariencia y voz que invitan a pensar en fragilidad, Miren Iza es todo lo contrario. Trabajo a trabajo ha conseguido elaborar un discurso crudo, vital, de fácil identificación, con el que no ha logrado conquistar a las masas, algo que dudamos le importe lo más mínimo, pero que sí ha conseguido tener el respeto y la admiración militante de paladares musicales capaces de distinguir entre lo que merece la pena y lo que no.
En plena forma creativa nos entrega “Ese Éxtasis” en el que reúne un puñado de temas marca de la casa, donde una Miren muy vivida y afinada en cuanto a textos se refiere, vuelve a transitar por los medios tiempos, revistiendo su discurso de novedosos aires castizos –“Gran Fuerza Domadora”- y recuperando esa pulsión mas punki que nos devuelven a la vasca tan guerrera como en sus primeros pasos con Electrobikinis, más por espíritu que por sonoridades, todo sea dicho.
Descolgamos el teléfono y Miren se lanzó de lleno a nuestro cuestionario, con ganas y un peculiar sentido del humor, tan balanceante como muestra habitualmente en sus canciones. Una grande que nos brindó un rato más que agradable, algo que siempre es un honor.
¿Qué tal Miren? ¿Cómo llevas estos tiempos tan convulsos y complicados?
Miren: Me pillas en un momento difícil porque después de sobrevivir a una pandemia, donde he intentado mirar el futuro con cierto optimismo. Ahora tengo el cuello destrozado con una hernia, lo que me está obligando a cancelar conciertos. Había pasado la fase de cancelar por una cosa para hacerlo por otra. Trato de colocar la situación en un lugar no catastrofista, pero a veces es complicado, otras lo consigo. Dentro de lo jodida que estoy, te diría que estoy bien.
“Por momentos pensé que no tenía sentido seguir, no encontraba la energía de enfrentarme a la promo y a salir de gira”
Vuelves a vestirte de actualidad con “Ese Éxtasis”, pero llama la atención que han pasado cuatro años desde “Centauros”. ¿A qué se ha debido tal parón? ¿Había que reflexionar más de la cuenta?
Miren: Me he tomado más tiempo, pero ha sido desde la grabación de las canciones hasta la publicación. La verdad no era muy consciente de que pasara tanto. Lo grabé en Julio de 2020 y ha salido en Mayo del 2021, habiendo tenido muchas tentaciones de no sacarlo, después de haber disfrutado mucho la grabación. Han sido tiempos raros y he estado mal, cosa que es positivo decir. Por momentos pensé que no tenía sentido seguir, no encontraba la energía de enfrentarme a la promo y a salir de gira, no veía el momento. Lo iba retrasando. Este es un disco pagado por mí, por lo que no me sentía en deuda con nadie. Era libre de decidir si lo sacaba o no. Al final me vi con ganas. Creo que me liberó lo de poder dejarlo, parece paradójico, pero es interesante pensar que no es una obligación. Cuando te lo dices, comienza la recuperación. Así ha sido.
Desde fuera ha dado la sensación de que “Los Exiliados Románticos”, b.s.o. de la película de Jonás Trueba, y “Centauros” fueron dos discos de transición. ¿Estás de acuerdo?
Miren: Es una percepción tan subjetiva. No sé si estoy de acuerdo o no. Es interesante que lo digas. Me gusta porque quiere decir que lo acometí con ese espíritu de transitoriedad, sobre todo “Centauros”, que te da mucha libertad. Cuando te enfrentas a algo para que sea definitivo es difícil. Suena acartonado y más forzado. Quizás Ángel Luján y yo nos juntamos para experimentar y jugar. En todo el conjunto de mi obra, si parece de transición es porque hay un después. Esa información te la da “Ese Éxtasis”. Es bonito.
Creo que con “Ese Éxtasis” se te ha quedado un disco de historias marcadas, trascendental y doloroso… ¿Tienes esa misma percepción?
Miren: Sí, tengo esa percepción. Soy una señora con muchas historias a la espalda. Quizás percibes es lo que percibes. Todo arranca de un punto de partida derrotista y distante, una amargura. Me gusta pensar que a medida que vas conociendo el mundo, nace la amargura, si no la tienes es que no ves a tu alrededor. Es importante decirlo. Se reivindica mucho la euforia a día de hoy, pero creo que a veces hay que pararse. ¿Cómo vas a estar genial y fuerte para poder con todo, con tanta mugre y mezquindad en el mundo? ¿Qué haces con eso? Lo que hago musicalmente es paliarlo, es mi universo de compañía perpetua que es componer y grabar. Ahí vuelco todo esto. Me gusta elaborar e ir con oficio a sitios más literarios y humorísticos. Me gusta que haya elevación sobre la sensación de que todo es una puta mierda.
Entronca un poco con la apertura de “Autorretrato”, un tema muy potente.
Miren: Sí, es como que se presenta la voz que va a contar todo lo demás. Es un disco de historias y literario, presenta una voz con cierta fuerza. No es un trabajo que se hunda en la depresión. La reconoce y la ve, pero hay combate contra ella. Hay ironía. Por eso tiene el título que tiene. Mi idea era hacer canciones maravillosas que curaran la tristeza. A veces escucho música que me parece tan bella y la quisiera reproducir en mis trabajos. Me encantaría generar éxtasis a través de la música. Era el motor inicial que marca este trabajo, pero cambia porque es algo que tiene poco recorrido para mí. Al final voy metiendo mi propia neura.
“Destrucción Mutua Asegurada” me parece brutal. ¿Cuál es el secreto para hacer bombas de destrucción masiva de tal calado?
Miren: Lamentablemente no tengo la receta. Esta es de proceso misterioso, salió sola. Lo juro, no miento. Es como una toma de tierra directa con algo. El concepto es tomado de un amigo que me explicó que era algo relacionado con la Guerra Fría. Me pareció potente en el ámbito de las relaciones. A veces hay que juntarse con la persona adecuada que en este caso es Ángel Luján para conseguir esa belleza.
“Os oigo Follar” es una conmovedora letra sobre la evolución de una historia de amor. Dolorosa y preciosista. ¿Crees que es una putada sobrevivir al clímax?
Miren: En realidad es una bendición sobrevivir al clímax, si no nunca te das cuenta de que lo has tenido. Necesitas sobrevivir al mismo. Hay gente que no se entera. Mola pasar las fases y saber de qué va la historia, sin que eso paralice ni te retire de la batalla. Adaptarte a tu propio medio que son tus historias. Hay una película, “Gertrud”, donde ella viene a decir que ha vivido. Tiene la certeza de haber vivido. Es brutal. Imprescindible.
“Tres Venenos” muestra a una persona descreída y que parece estar de vuelta de casi todo en las relaciones personales, pero fíjate que al escucharla he pensado en políticos, adoctrinadores de medios y talibanes de red social. ¿Voy desencaminado?
Miren: Me da pena decirte cosas sobre las canciones. Me parece muy bonito que para ti sea eso. A veces explicamos demasiado las composiciones, parece un defecto de la canción. No es un corte que vaya de relaciones personales, va de políticos y sanadores, entre los que me incluyo, como psiquiatra. Gente que en principio se arroga un papel de que puede decidir por ti, sabiendo que te conviene. Está muy bien escuchar y ver, pero también no obedecer nunca.
“La Boda” es otra escena de esa España de pandereta de Berlanga y “La Colmena”. ¿Eres de las que piensa que la apariencia cambia y el fondo permanece en esta sociedad nuestra?
Miren: Es una canción que suena a eso involuntariamente, aunque lo he relacionado después. Me imaginaba a un coro en un pueblo con guitarras arenosas. Visualmente te lleva a eso. La canción habla de esa sociedad de ahora y de hace sesenta años. Seguimos inmersos en ritos. Nos creemos de grupos distintos porque hacemos cosas. Generando elitismo. Es un ejemplo de boda de alto standing. Cada grupo trata de diferenciarse de otros. Es algo humano. Que ocurre en España y en la China Popular.
Por cierto, esta canción la enlazaría con “Dinero Caído del Cielo”, donde haces reflexiones dolorosas, viniendo a decir “quisiera ser rica y no dar palo al agua”, no sé si te revistes de hipocresía al cantarla.
Miren: Sí, el dinero es un tema que se ha tocado poco en el pop y da para mucho. Es la primera de muchas que creo que vendrán después sobre el dinero y el trabajo. Si currármelo es dejarme la piel, la salud y mi alma, quizás sea más sano no currárselo. No es una reflexión total, se cuela algo. En una canción lo subjetivo es cantar, hacer un poema cantado.
Hagamos la pregunta trascendental, retomando “La Boda”. ¿Sigues los tutoriales de youtube?
Miren: Lo he hecho, mirar un moño italiano en youtube. Menos mal que por fin podemos empezar la entrevista de verdad. (Risas)
Me ha gustado “Gran Fuerza Domadora”, no te veía escribiendo una tragedia castiza con el amor noctámbulo de fondo, donde Madrid es la protagonista y te pones a la altura de Gabinete Caligari.
Miren: Qué bonito eso. Joder. Ya está, no puedo decir más, siguiente pregunta. Qué bien que me compares con Jaime Urrutia. ¿Por qué no me ves haciendo eso? Es la canción de temática que más enlaza con otros discos. Además, yo soy muy de Arganzuela. He encontrado mi sitio en el mundo.
Miren: No me gusta el fútbol. No puedo decir que sea de otro que la Real Sociedad, pero después, a muerte con el Atlético de Madrid.
“Los Volcanes Avisan” y “Yo no soy Penélope” me gustan porque devuelven a esa Miren peligrosa. A esa dama oscura y decadente. Estoy un poco harto de las princesas pop, me gustan más las chicas que meten miedo…
Miren: Siempre tuve una punki dentro de mí, de forma natural. Es una parte que tengo y que en directo agradezco. Con “Espera La Pálida”, veía que había muchos temas densos, y claro, cuando haces discos, convives con ellos un par de años. Con “Los Volcanes” tuve dudas porque la veía un poco demasiado diferente a las otras, pero en el directo la voy a agradecer porque el escenario es un universo donde necesitas más asideros. Darán un equilibrio bueno con otros temas.
En cuanto a textos siempre has destacado, pero esta vez te veo muy afilada y acertada. ¿Crees que estás en tu mejor momento creativo?
Miren: No se suele decir mucho, pero con la edad todo te importa tres cojones. Cosas que antes te preocupaban, ahora no. Igual piensas qué tonto era que me preocupaban cosas como qué pasará o qué pensarán. A medida que ves cómo es la historia te pones en un lugar más libre y poderoso. Me da igual cómo se reciban según qué cosas. Con los discos, cuando tienes ocho o nueve canciones, hay un momento de hiperactividad, donde se ha eliminado la tensión y empiezas a crear sin medida. Me pasa sistemáticamente y Ángel me dice que le pasa a más gente. Esto tendrá que ver con que no hay barreras ni miedos. Eso es bueno para la creatividad.
¿Cómo se convive en un mundo de singles siendo autora de discos tan intensos y que hay que escuchar enteros?
Miren: (Risas). (Silencio). No sé… nunca he vivido en la época buena. Cuando empecé con Tulsa ya existía la crisis. Había un discurso de que no se venderían discos y todo iría por canciones, ya desde hace muchos años. Es como que siempre ha estado ahí. Y los discos han seguido haciéndose. En épocas he trabajado por canciones, por ejemplo, “Tres Venenos” quería hacerla y soltarla, no sabía si la iba a incluir en el disco o no. Hay canciones que tienen sentido en sí mismas, no hace falta incluirlas en un largo. No voy a caer en la cosa de “es horrible, hace falta disco y concepto”, ni siquiera yo funciono así. Es un discurso que se considera más profundo y de calidad, pero no lo considero así. Han cambiado patrones como el del consumo que ya apenas es por discos. Eso sí se ha cumplido. Ahora manda el puto Spotify.
¿Dónde quedan los románticos ahora?
Miren: Los románticos están en Spotify también. Son románticos del objeto. Les gusta tenerlo. Nuestras casas son pequeñas, nos movemos de ciudad y de casa. El objeto no tiene el mismo valor de antes, excepto para los románticos. Hay muchos románticos de Spotify también.
¿Afectará a Tulsa el embudo que se va a generar en los directos?
Miren: Es una pregunta muy seria. Hay gente que lo está pasando muy mal. Irá todo saliendo a la luz. Hay que intentar generarnos un trabajo cada uno. No perder el hilo, si quieres seguir dedicándote a la música. Los músicos de directo tienen que tener mucho control para seguir en píe tras año y medio de crisis. Toda esta situación refleja la necesidad enorme de unirnos como músicos a través de un sindicato, que nos dejen tocar, que den licencias para espectáculo, que haya movimiento musical. Los músicos no son considerados parte de la hostelería, están excluidos. Es necesario y urgente montar algo. Somos complicados. A las reuniones del sindicato hace años venían cinco. Es muy difícil coordinarnos. No sé si puedes tener una teoría al respecto, pero quiero que abordes el tema. Encontrarás historias de músicos de directo sin ser autores, sin los que no somos nada, no sé qué coño habrán hecho durante estos meses.
Me gusta cerrar las entrevistas jugando a hacer historia ficción sobre el futuro.
Miren: Es una buena pregunta, también. Ahora ando con la historia en la espalda y no puedo tocar. Me tengo que cuidar mucho, para que no se cronifique, Si lo hace me limitará mucho. Haré directo. He cambiado la banda. Betacam está, pero Alex, el batería, tenía otros planes. He aprovechado para meter mujeres y tocar en directo con ellas, algo que echaba de menos. Haré una gira y me lo tomaré como los discos, como si fuera la última gira y el último disco. Nada de hacerlo a medias. Toca darlo todo.