Por: Kepa Arbizu
Sin perder la fidelidad al género y a sus máximos referentes, su puesta en escena despunta con un sonido más maduro y compacto, lo que les permite recorrer los diversos paisajes -siempre teñidos de un manto desértico- que posibilita dicho estilo. Guiados por la poderosa y evocadora voz de Joe Lapose, es precisamente la misma que responde a nuestras preguntas en busca de desentrañar este sugerente y impactante disco.
Han pasado casi diez años desde vuestro disco de debut, ¿por qué tanto tiempo hasta esta segunda entrega y qué ha pasado entre medio en la banda?
Joe Lapose: Ha pasado el tiempo y la vida... No hay ninguna razón especial por la que se haya demorado tanto el nuevo trabajo; no hemos parado de currar pero ese ha sido nuestro ritmo. Hemos reorientado un par de veces la producción de las canciones, sin presiones de fechas y conviviendo a veces con circunstancias personales que nos han dificultado entrar al estudio. No siempre es fácil cuadrar la agenda “Dirty” con las cinco agendas individuales, y cuando finalmente encajaron las piezas nos metimos en el estudio, que fue el verano pasado.
El hecho de que en el ámbito musical todo vaya tan rápido y haya tan poca memoria, ¿os preocupaba que la gente no se acordara de vosotros o habéis tomado el disco casi como una nueva presentación al público?
Joe Lapose: La verdad es que no nos lo planteamos desde ese punto de vista. Hemos vivido el proceso sin pensar en factores externos, al ritmo que nos podemos y queremos permitir, y siempre pensando en términos exclusivamente artísticos. Deseamos que el disco tenga más repercusión que el primero y que pueda llegar a obtener una distribución razonable que no tuvimos entonces. Ahora contamos con la ayuda de la gente de Sweet Mary Records, que colabora con nosotros en la edición del disco y estamos llegando a más gente. Probablemente para muchas personas sea el primer contacto con nosotros, y eso es algo que nos gusta, tiene mucho encanto.
Después de tanto tiempo entre ambos trabajos uno se pregunta si las canciones que forman este álbum han estado dando vueltas durante casi una década en vuestras cabezas o si han sido pensadas específicamente para la ocasión...
Joe Lapose: Hay un poco de todo, desde “The Long Way”, que creo que la tocábamos ya en las presentaciones del primer disco, hasta “Isolation”, que se compuso en el mayo del aislamiento, después de posponer las primeras fechas previstas para la grabación, cada uno trabajando desde casa la canción. Ha ido surgiendo material durante todo este tiempo, y tampoco hemos dejado de retocar lo que ya estaba hecho, teniendo en cuenta además que hubo muchos descartes… El toque final se ha dado en el último año antes de la primera fecha prevista para grabar, que era en primavera y se tuvo que pasar al verano.
Las influencias generales y el campo estilístico, el rock sureño, de aquel primer disco se mantiene en el actual, pero a la vez habéis evolucionado mucho en cuanto a sonido, mucho más pulido y profundo, y al mismo tiempo habéis abierto nuevos horizontes… ¿Ha sido un proceso consciente y orientado en ese sentido?
Joe Lapose: Ha sido una evolución totalmente consciente y buscada. Esencialmente los ingredientes son los mismos, pero tratados de otra manera. Prácticamente desde el primer momento nos planteamos que queríamos pulir el sonido, y limar un poco el toque más macarra y un poco punk que tiene "Goatman Says Everything's OK". Queríamos un sonido más elegante y enfocamos la producción en ese sentido. Finalmente la guinda del pastel fue grabar y mezclar con Ramiro Nieto, que le ha dado un sonido de puta madre al disco y nos ayudó a hacer crecer las canciones.
De hecho, en el disco se puede apreciar cómo alcanzáis muy diversos matices dentro del rock, desde más contemporáneos (“She Walks”), hard rock ("Nobody Knows You"), country ("Down on You")... Ni mucho menos da la sensación de que os sintáis cómodos bajo una categoría concreta, más bien que os gusta alcanzar todas las posibilidades que ofrece el género…
Joe Lapose: Nos gusta creer que tenemos personalidad suficiente para abrir la paleta de colores y que suene coherente. Si hay que definirse con alguna etiqueta, podríamos decir que hacemos rock americano, en toda su amplitud, y no le hacemos ascos a ningún estilo o categoría que se pueda englobar ahí (country, folk, blues, rock sureño…). Lo que hacemos es tratarlo siempre desde la heterodoxia, con mucho respeto, pero sin atenernos necesariamente a lo que dictan los cánones, porque ya sabemos que las normas se hicieron para ser transgredidas.
Y por otro lado teníamos bastante material, y en la selección final de canciones escogidas para grabar se buscó que hubiera variedad. Hay un hilo conductor que da coherencia al conjunto, pero también creo que hay canciones muy diferentes entre sí, y esa era nuestra intención.
Mudar la piel (Shed Skin), ¿es un título que precisamente hace referencia a ese cambio, pero sin perder la esencia, al que habéis sometido a vuestro sonido o va más allá y tiene diversas lecturas?
Joe Lapose: El título se decidió después de tener el disco terminado, cuando ya estaban las mezclas definitivas, y nos pareció que explica muy gráficamente ese cambio de sonido que hay del primer al segundo disco. La verdad es que no hay más lecturas, estoy intentado inventarme una ahora para tirarme el rollo, pero no se me ocurre nada... (risas)
Otro de los aspectos determinantes del disco es ese tono atmosférico que domina en las composiciones, situándolas en un ambiente entre envolvente, melancólico, desértico… ¿ese tipo de ambientación se planea antes de las propias canciones o se llega a ellas de manera totalmente natural?
Joe Lapose: En gran parte se trata de una marca de la casa por la forma de tocar la guitarra de Ángel y Pepe. De hecho ya había algo de esto en el primer álbum, pero en "Shed Skin" hemos querido potenciarlo trabajando mejor ese sonido y añadiendo los teclados. En definitiva, está en nuestro ADN pero hemos querido acentuarlo deliberadamente y darle todavía más importancia y crear un ambiente más onírico.
Joe Lapose: En cierto modo podría decirse que es al revés, que las letras son un reflejo de la ambientación musical. Normalmente la música viene antes que la letra y la melodía de voz, aunque haya notas e ideas, nunca están muy definidas al empezar una canción.
Luego mi forma de cantar da un cierto tono sombrío, y además es más interesante explorar el lado oscuro, la felicidad es poco inspiradora. Aunque también creo que hay alguna ventana por la que dejamos entrar la luz, lo que no le convierte en un disco del todo oscuro.
Ahí están esas reiteradas referencia al amor como el último, o más importante, bastión al que agarrarse para resistir…
Joe Lapose: Esas son precisamente las ventanas de luz a las que me refiero. El amor es necesario para tener esperanza, para querer salvarse, para ser mejor. En el disco es el vehículo para alcanzar la redención, o un recuerdo al que agarrarse cuando todo está negro. Aunque en algún momento también nos hunde en los abismos... (risas). En el disco hay canciones de angustia, amor y redención, concretamente tres de angustia, tres de amor y dos de redención.
Volviendo a tu forma de cantar, creo que es un ingrediente decisivo en el resultado final del álbum, capaz de acompañar perfectamente los ambientes de las canciones, ¿sois conscientes de contar con un elemento que marca el sonido de la banda y en ese sentido intentar sacarle todo el jugo?
Joe Lapose: No diría que trabajemos desde el punto de vista de un instrumento en concreto, ya sea la voz o la guitarra. Le damos a las composiciones lo que nos piden en función de lo que estamos buscando, y cuando encontramos un filón, intentamos sacarle el mayor partido. No nos enfocamos en un elemento u otro, más bien nos esforzamos en conjuntar los cinco y que funcionen compenetrados, dando el lugar adecuado a cada uno. Evidentemente la voz, los solos y los arreglos de guitarra tienen un lugar destacado, pero siempre trabajamos desde la base.
Y a la hora de dar forma a un disco como el actual, que transmite un sonido y una actitud global mucho más imponente, ¿la manera de trabajar ha sido diferente a la anterior ocasión?
Joe Lapose: En nuestra dinámica de trabajo no ha habido grandes cambios, Ángel y Pepe traen ideas y las trabajamos entre todos en el local. Lo que es diferente, y nos ha dado otra dimensión, es que nos conocemos mucho mejor. Llevamos varios años juntos y la comunicación entre nosotros es mucho más potente. Además, el primer disco se grabó más o menos un año después de juntarnos a tocar, y había temas de épocas anteriores, mientras que en éste hemos sido los cinco desde el primer momento, y creo que eso nos ha dado más calidad.
Son muchos, y cada vez más, los grupos que en nuestras fronteras se dedican al rock americano, ¿el hecho de que haya tanta competencia obliga a de alguna manera a buscar elementos distintivos que definan y distancien la propuesta propia de las demás?
Joe Lapose: Básicamente hacemos las canciones para nosotros mismos, sin pensar más que en que pasen nuestro filtro. También creo que esos elementos distintivos existen, pero están ahí de por sí, nacen de la personalidad de los cinco músicos que integramos la banda y la relación que tenemos entre nosotros. Nos importa mucho tener personalidad, pero la mejor manera de que eso suceda es dejando que se sumen nuestras identidades, y no intentar parecerse o distinguirse de otros.
Cuando se hace de teloneros de bandas como Will Hoge o The Jayhawks, como ha sido vuestro caso, ¿supone solo una alegría y reconocimiento o se consigue llegar a aprender algo de ellos?
Joe Lapose: La verdad es que es un gusto abrir para gente a la que admiras y de la que siempre tomas nota de lo que hacen, y por supuesto es muy interesante charlar y compartir unas cervezas. Pero tampoco es el mejor día para prestar atención al show porque al final estás centrado en lo tuyo y tienes que estar pendiente de otras cosas. En conclusión, que les ves a ratos y de medio lado. A estos de todos modos ya los traíamos estudiado de casa...
Ya habéis tenido la oportunidad de presentar en directo el disco, ¿cómo ha sido esa mezcla de sensaciones entre poder subiros a un escenario y tocar vuestras nuevas canciones y hacerlo bajo las condiciones actuales?
Joe Lapose: Pues había muchísimas ganas de subirnos a un escenario, aparte de por el tema de la pandemia, llevábamos un huevo de tiempo sin tocar en directo. Así que fue una experiencia orgásmica, un placer y una fiesta que estábamos deseando desde hacía mucho. Nos encontramos muy cómodos y salió todo perfecto, la Moby Dick es una sala cojonuda y a pesar de que el público esté sentado, con mascarilla y tal, la energía fluía y nos llegó potente. Vimos a los amigos de Madrid y se vendieron un montón de discos. Estamos deseando ya con las mismas ganas que llegue el siguiente, que es el 17 de julio en Fun House en Madrid, así que os esperamos a todos por allí, no faltéis.