A estas alturas de la película, uno no deja de sorprenderse ante la capacidad ecléctica y creativa de Paul Weller. Desde que sacara "22 Dreams" hace 13 años, el músico británico ha estado jugando (retando) a ir siempre un paso más allá en sus recursos interpretativos basándose en la única premisa de hacer todo aquello que le da la gana, es decir, aquello con lo que disfruta. Desde entonces participa cómodo de ese juego en el que no se sabe por dónde va a salir pero que, al final, siempre acabas reconociendo su impronta. Es más, su prolijidad es obscena, sólo en estos últimos 3 años ha sacado 4 discos, y este último, "Fat Pop (Vol.1)", apenas 10 meses después del anterior, "On Sunset". La jubilación le queda muy lejos a este caballero ávido de nuevos sonidos y estilos que le empujan a seguir avanzando en su carrera con dignidad y con el respeto de todo el personal (o casi todo, véase Liam Gallagher).
El otrora líder de The Jam y The Style Council, comenzó a grabar este disco el año pasado en el estudio de su casa durante el confinamiento. Ahí preparó voces, piano y guitarras, que posteriormente envió a los miembros de su banda actual (el batería Ben Gordelier, el inseparable guitarrista Steve Cradock y el bajista Andy Crofts) para que dieran cuerpo y empaque a las canciones. El resultado son 12 temas que desprenden luz, no tan contemplativa como en el anterior disco, sino con la vitalidad enérgica de quien es consciente de la rapidez con la que, con los años, va más rápido esto que llamamos tiempo. Por eso, investiga, prueba, elabora y juega con todo lo que puede.
En este disco, a la primera escucha, se aprecia el constante crecimiento de un músico que fagocita alegremente diferentes estilos que acaba haciéndolos suyos. “Cosmic Fringes”, el primer adelanto que salió allá por febrero de este año, te hace creer que el estilo está mas escorado hacia el baile que hacia la comodidad del sofá del salón. Sin un patrón previsible, no sabes dónde situarlo. Entonces, ¿esto va de baile? Cuando uno avanza en el disco se da cuenta que de no se trata tanto de dejarse llevar por el ritmo sino de celebrar la vida con entusiasmo y sin complejos (su lema en estos últimos 10 años, vamos).
Weller quiere llenar al máximo la paleta de colores de su repertorio porque se le nota disfrutón, y absorbe con destreza sus gustos más actuales. Por ejemplo, en “True”, aunque su voz esté lejana a los matices juveniles, sabe aportar toques neo soul colorista apoyado en Lia Metcalfe, de uno de sus grupos favoritos: The Mysterines. También sabe transmutarse en un Bowie glamouroso, con el avance a marchas cambiadas entre lo naif y los toques instrumentales de “Fat pop”. En cambio, en “Shade of Blue” vuelve Weller al piano al lado de su hija Leah (fruto de su relación con la cantante de T.S.C. Dee C. Lee, y de la que hereda tímidamente su timbre de voz) y en “Glad Times” sucede un fenómeno peculiar pero que no deberíamos ignorar y que sitúan al de Woking en su merecido lugar: En el disco, Weller quiere mostrarse íntimo y emotivo con esa orquestación que aporta cierto equilibrio a la escucha. Pero en las versiones en directo que circulan en Youtube (por ejemplo la que grabó en el mini concierto en el estudio de Noel Gallagher o en la interpretación que hicieron en el programa de Jools Holland) la calidad emotiva se amplifica sin esos elementos un poco más artificiosos que suenan en el disco. Lo bueno de Weller es que defiende con absoluta maestría sus argumentos en directo, en algunos casos incluso mejor que en su versión original, como sucede en este caso.
“Testify” levanta el vuelo que “Cobweb/Connections” dejó un poco más raso, con ese groove tan soul con reminiscencias a la música gospel. El sonido más negro continúa en el ADN del "Modfather", cool y jazzístico a su manera, con una flauta que recuerda al “Shopping” de The Jam. Esas influencias de la “negritud” continúan subyacentes en “That Pleasure”, con una música que te arropa y donde la voz de Weller encuentra su espacio donde sentirse más cómodo. Sin duda, uno de los temas más logrados del disco, con el que se reafirma en su discurso de ruptura contra los prejuicios por encima de las etiquetas (“Look beyond differences/See the connections/All as one created/No еxceptions”).
Para terminar, y dándole una vuelta a la impresión inicial del primer single, aparece el Paul Weller más rockero, desde la animación y autocritica de “Failed” hasta su particular homenaje a Iggy Pop en “Moving canvas”, llevándonos en su camino entre la crudeza y la elegancia. Las dos últimas, “In better times” y “Still glides the stream”, co escrita con Steve Craddock, cierran el disco y bajan un poco los ánimos con los que habíamos empezado. “Fat Pop” es, en general, el trabajo de un hombre que, con la madurez, va portando con orgullo su bandera de creatividad y libertad absoluta para no dejarse encasillar, pero con una manera de crear canciones que te desmonta y sorprende una vez más.