Desde tiempos inmemoriales las fronteras han representado espacios de inquietud derivados del concepto transfronterizo de mezcla intercultural y de marginalidad. Las fronteras siempre han sido fuente de inspiración. En la música popular esos conceptos los ha plasmado, con innegable exactitud, todo aquello que bordea, participa o se refugia, bajo el paraguas del garage, en su confluencia con la psicodelia y el rockabilly. Las fronteras son musicales, es decir, fuente de inspiración para la construcción de las bandas sonoras que desarrollan los tipos con la capacidad suficiente como para extraer y musicar las turbulencias de las que se nutren los riffs de eso que se llama psych-rock. Las leyes que definen esta relación las esculpieron tipos como Roky Erikson y sus 13th Floor Elevators, The Warlocks o los mismísimos Cramps. Las fronteras no siempre están definidas en los mapas, a veces plasman distancias que parecen no existir. A veces son las emociones las que son fronterizas.
Danny Lee Blackwell, o sea Night Beats, se trasladó desde su Texas natal a Los Angeles en plena pandemia, y afrontó el encierro aprovisionándose con comida enlatada y películas de Kurosawa, mientras los helicópteros de la policía sobrevolaban a los desheredados para los que el encierro solo significaba una pregunta: ¿Dónde? La frontera se situó al otro lado de las ventanas de su casa y la inspiración para este "Outlaw R&B" llegó escuchando al mundo desmoronarse.
Los acordes de la inicial "Stuck In The Morning" te ponen en situación y te imaginas a los vagabundos desfilando al compás del repetitivo ritmo de la batería transitando a través del amanecer, que no deja de ser la delgada línea fronteriza entre la noche y la mañana: "Estás atrapado en la mañana y tus amargos recuerdos aún siguen en tu cabeza". "Revolutión" fue el tercer sencillo de adelanto y casi que parece un resumen de la propuesta que ofrece Night Beats en este su quinto disco. El personaje del video que lo acompañaba, y tal y como está descrito en la canción, se mueve en medio de un conflicto sin resolver, "no está muy claro si está afectado por lo que ha hecho o por lo que va a hacer", dice Danny Lee Blackwell, y mientras tanto, eso sí, adorna la canción con el espíritu de las bandas de la costa oeste allá por los primeros setentas. No será la primera vez que este influjo aparece a lo largo del disco, en la sensacional "Never Look Back", a la sazón el primer adelanto de este disco porque era la cara B del sencillo preparatorio y no incluido "That's All You Got, los espectros de los Dead o de la Jefferson se hacen notorios para convertirla en un compendio de los cánones del encuentro entre la psicodelia y el garage que dio sus mejores frutos en la confluencia fronteriza, una vez más, entre los sesenta y los setenta. Coros "ouhh yeahh" incluidos.
Los estragos nocturnos y su complicada asimilación hacen de "New Day" una especie de postal del purgatorio, en palabras del propio Blackwell, y la letanía de la voz empapada de fuzz, marca de la casa, y el insomnio que produce el derrumbe del mundo conocido enfatizan la sensación: "¿Por qué nunca sale el sol?" El resultado, arreglos de cuerda de innegable espirito sesentero incluidos, no deja de ser impactante. La cinematográfica "Hell In Texas" destapa el tarro de la esencia que se recoge bajo la marca de Night Beats. Es oírla y se te aparecen las escenas de películas como "Abierto Al Amanecer" sin necesidad de vampiros. No así de los demonios en los que se vuelve a incidir en la vuelta a los infiernos que es "Thorns". La trilogía "Hell In Texas", "Thorns" y "Never Look Back", y su situación en el centro del tracklist puede que sea una coincidencia, pero el resultado es que, a poco que te descuides, te vas a encontrar rodeado y atrapado por un disco que en su título lleva las siglas R&B. No es baladí que Night Beats tomen su nombre del álbum homónimo de Sam Cooke.
La madre de Danny Lee Blackwell es natural de la India y, por lo tanto, y en sus palabras, está influido por esos sonidos orientales, o sea que los dibujos de guitarra y de percusión deudores de la música india que adornan "Shadow" tienen todo el sentido. "Cript" es una expiación de pecados pretéritos en un envoltorio garagero de medio tiempo de esos que te mantienen en expectante tensión hasta que las sirenas de un inminente ataque aéreo que abren "Cream Johnny" te hacen ponerte en alerta y dejan paso a una experimentación cercana al psicodélico folk pacifista entonado desde una barcaza remontando el Mekong. La opresiva "Ticket" te recuerda que aunque no lo veas, el peligro se siente, y la incertidumbre del momento de su aparición te obliga a buscar un refugio desde el que poder hacerle frente: "No le importa de dónde vengas, te está buscando". Con la velvetiana "Holly Roller" se cierra el disco con esa guitarra desquiciada que por momentos se queda sola para dar paso al tarareable y liberador estribillo a modo de coda final: "Baby baby, sabes que somos libres".
"Outlaw R&B" supone un regreso al camino del que parecían haberse apartado un poco en el anterior "Myth Of A Man", de 2019, y al que la producción del Black Keys, Dan Auerbach, no le sentó bien precisamente. Night Beats necesita de la visión personal, tallada en aristas de cortes psicóticos, de Danny Lee Blackwell, y esto se traduce en que "Outlaw R&B" regresa a los caminos polvorientos, a los ambientes lisérgicos, a los garitos de peligro inminente y a las inquietantes narraciones acerca de los demonios que transitan por el lado de la vida que serpea por senderos no fáciles de transitar pero que rezuman hipnóticas ganas de supervivencia. Concebido en una época sombría coincidente con las llamas que arrasaban California en el verano de 2020, con el confinamiento, con la aparición de los desheredados que simplemente no estaban confinados porque no tenían dónde, con los helicópteros de la policía sobrevolando la ciudad, resulta en una adecuada banda sonora acerca de la inquietud reinante.
Danny Lee Blackwell lo describe perfectamente: “El término forajido se adjuntó originalmente a la idea del vagabundo, el atípico, los que no tienen fronteras ni constricciones. Escribo música para los que no pertenecen". Y para los demonios que habitan en esos lugares tan cinematográficos que parecería irreales si no existieran; esos lugares que rezuman inquietud y turbulencias apenas disimuladas.
"Outlaw R&B" es un disco de una intensidad casi claustrofóbica a veces, pero que muestra salidas de emergencia por si hiciera falta. Y la intensidad es una característica fundamental de las ramas del rock a las que antecede el termino "psico". La vida en la frontera no espera.