Por: Sergio Iglesias
Ya han pasado unos meses desde que Love Of Lesbian fueran noticia por un histórico concierto ofrecido en el Palau Sant Jordi sin distancia de seguridad, pero al que el público debía acudir con mascarilla y habiendo pasado previamente una prueba de antígenos. Un experimento sociológico que sirvió para demostrar que se podían llevar a cabo conciertos sin ningún peligro y que ha servido como inspiración para otras iniciativas que han llegado después.
En lo meramente musical, la banda catalana también ha sido noticia por la publicación de su último trabajo, “Viaje épico hacia la nada”, un disco en el que Love Of Lesbian buscaban experimentar nuevas fórmulas musicales sin perder su sello característico. Para hablar de todo, hemos estado charlando con el guitarrista Julián Saldarriaga.
¿Cómo afrontabais este nuevo trabajo después de un disco tan potente como “El poeta Halley”, seguido de una larga gira con “El gran truco final”? ¿No teníais la sensación como de que ya lo habíais hecho todo?
Julián Saldarriaga: Precisamente, lo que queríamos con este disco era no transitar por el mismo camino por el que habíamos pasado con “El poeta Halley”. De algún modo, mirábamos hacia un extremo opuesto, buscando el otro lado de la moneda para ver qué podíamos encontrar.
Ya desde la portada, por ejemplo, buscábamos algo más sobrio, más sencillo y menos recargado de colores, y el trabajo de Javier Jaén era perfecto, ya que, con muy pocos elementos, acaba dando un mensaje bastante contundente, y en eso queríamos que se basase el disco.
Si te fijas en el metraje de las canciones, también son más cortas que en “El poeta…”, donde había canciones de nueve minutos, porque la lírica tenía mucho protagonismo y en “V.E.H.N.”, en cambio, queríamos que música y letra estuvieran al mismo nivel.
La estructura de “El poeta Halley” tenía una facturación interna más complicada con intro, una estrofa, un puente, un preestribillo, estribillo, otro puente después… y en este disco buscábamos que fueran más directas y que el hilo conductor interno fuera como un mantra. Poco a poco, hemos ido concibiendo ese mensaje tocando todos esos cables y a los lesbianos nos ponía cachondos no repetir fórmulas que antes ya habían funcionado… incluso la metodología de la grabación ha sido diferente, ya que hemos trabajado muchos meses antes grabando demos en el estudio, en vez de trabajar cada uno en su casa.
Es curioso esto último que me cuentas porque, últimamente, me estoy encontrando con que cada vez es más habitual que las bandas trabajen por separado, ¿y justo ahora, vosotros empezáis a hacer lo contrario?
Julián Saldarriaga: Es maravilloso que seamos tan anómalos, es algo ya como de banda absurda (risas).
Lo que se ve en este “V.E.H.N.” es que, a pesar de que, como me comentas, habéis buscado cosas diferentes, se mantiene intacto el sello “Love of Lesbian”…
Julián Saldarriaga: El otro día me preguntaban cuáles eran las grandes victorias de la banda a día de hoy y lo que me viene a la cabeza es que estamos tremendamente satisfechos por poder seguir grabando discos después de más de 20 años de carrera y, encima, en un momento en que es complicado hacerlo e incluso ser número uno en ventas con un estilo tan alejado de lo urbano o a las modas que reinan actualmente.
Creo que tenemos todavía esa curiosidad infantil de cuando cogíamos la guitarra por primera vez y en la banda no hemos perdido esas ganas de disfrutar y “jugar” con la música.
¿Podríamos considerar un tema como “Catalunya bondage” como la muestra máxima de ese ansia por seguir jugando con la música, saliendo de vuestra zona de confort?
Julián Saldarriaga: Antes de empezar con el disco, Santi y yo hablamos mucho sobre lo que sentimos o sobre lo que queríamos hacer y le dábamos muchas vueltas a la parte estética y conceptual. Hacía tiempo que probábamos cosas diferentes que no tenían nada que ver con LOL, pero nos dimos cuenta de que no habíamos trabajado mucho el sentimiento de la rabia. Así que era un buen momento para probarlo, porque veíamos que era algo que reina en la actualidad.
Esa rabia nosotros la sentimos cuando se polarizan tanto las opiniones y, en el caso de “Catalunya bondage”, es evidente que estos últimos años ha sido un poco pesado vivir aquí y notar esa tensión con tus vecinos, y es lo queríamos reflejar en esta canción. Es cierto que en el disco ya estaba presente la idea de la rabia o la desolación, pero en este tema tenía mucho peso el mensaje político en el sentido de “¡cómo les gusta a los catalanes que les metan caña!” (risas). Además, entre nosotros hay diversidad de opiniones políticas y no todos pensamos lo mismo, lo que nos permite ver el tema con una cierta distancia.
Nos apetecía muchísimo poner esa imagen del castigo y la sumisión y mostrar que todavía hay gente que se siente cómoda en el “bondage”… ya sabes, la típica cara de Love of lesbian de afrontar ciertos temas desde una perspectiva un tanto curiosa.
¿Cómo os afectó la marcha de un "lesbiano" de toda la vida como JoanRa?
Julián Saldarriaga: Lo cierto es que llega un momento en que nos habíamos ido distanciando, algo normal después de tantos años y la decisión que tomó es perfectamente respetable y, para nosotros, siempre será parte de la banda.
El disco, por cierto, también habla mucho de eso: del coraje o la valentía que hay que tener para dar pasos o para tomar decisiones que muchas veces son duras, y llegamos a la conclusión que peor que dar esos pasos, es el inmovilismo. De hecho, desde el anterior disco, también ha habido otros cambios en la banda, como dejar la oficina de management donde habíamos estado los últimos años… son pasos que te van a ir acompañando en forma de cicatrices el resto del trayecto y eso hay que asumirlo y así lo queríamos reflejar en el disco.
De todas formas, supongo que la transición habrá sido más sencilla teniendo a Ricky (Falkner) en la recámara ¿no?
Julián Saldarriaga: Ricky en realidad siempre ha estado ahí. Los que conocen a LOL saben que, aparte de ser productor, ha tocado muchas veces con nosotros, y por eso, el cambio a Ricky no ha sido nada traumático ni se ha visto como una anomalía, porque siempre estuvo ahí. La verdad es que sí nos ha facilitado todo, porque se nos habría hecho rarísimo hacer un casting para buscar un bajista.
“V.E.H.N.” comienza con un tema absolutamente desolador, que podía haber condicionado el resto del disco. Sin embargo, os sobreponéis y el tono va haciéndose cada vez más luminoso, hasta terminar en un tema tan positivo como “El paso”…
Julián Saldarriaga: El disco queríamos empezarlo con este sentido de desolación, con una producción de reverbs en las que el espacio se hace amplio y el protagonismo de la persona que lo vive es más pequeño; de ahí viene ese sonido de los 80 que nosotros identificábamos con el tipo de emoción que exprimían grupos como The Cure, por ejemplo.
La idea era que, tema a tema, se fuese abriendo todo para dejar entrar un poco de aire, y el sentido de dar pasos del que te hablaba antes, en este caso, es la decisión o el paso que da un amigo para quitarse la vida.
Pero, poco a poco, el mensaje de las letras va más en la dirección de tomar decisiones que te lleven a una evolución hasta “El paso”, con la que cerramos el disco y en la que todo es más acústico.
En una entrevista anterior que os hice por “El poeta Halley”, hablábamos de que en la nota que Iván Ferreiro hizo de aquel trabajo, decía que era vuestro disco más maduro, pero me temo que eso mismo se podría decir ahora de éste y, seguramente, de todos los que vengan. ¿Vais buscando conscientemente esa madurez, o es una cuestión de edad y experiencia?
Julián Saldarriaga: Es algo inevitable. Los años y el bagaje y la destreza en el oficio que vamos sumando van haciendo que tu hacer te lleve a eso.
Ya hace unos años tuvimos una conversación en la que tomamos la decisión de ir abandonando la parte más cómica y cabaretera de la banda, porque veíamos que se estaba comiendo otra parte que era imprescindible, como es la parte más personal y seria de nuestra discografía. Parecía que la gente solo veía lo de los disfraces y, llegados a los 40, nos apetecía reconducir nuestra carrera a un lugar donde nos sintiéramos más cómodos y no tuviéramos la sensación de ser aquel payaso triste que llega a casa cansado con la cara pintada y empieza a desmaquillarse mientras llora. Queríamos estar más acordes a la serenidad que aporta la edad… y las canas que ya empezábamos a peinar (risas).
En cuanto a la producción, ahí no encontramos grandes sorpresas porque habéis trabajado con vuestro equipo habitual…
Julián Saldarriaga: La verdad es que la idea era, como te decía, no repetir la fórmula y habíamos hablado con santos & Fluren de probar otras cosas, haciendo un trabajo previo juntándonos desde las demos y, al final, con el mismo equipo, hemos llevado a un punto extra lo que queríamos conseguir. A ese equipo hemos sumado la coproducción de Martí Perarnau IV y Alejandro Acosta en dos temas.
Hablando de Martí, se está convirtiendo en un músico muy demandado. Vosotros, que habéis visto su evolución y su crecimiento como artista, ¿esperabais que llegara a este punto en el que se encuentra ahora?
Julián Saldarriaga: Martí eligió su camino hace unos cuantos años y los que caminamos a su lado hemos ido disfrutando y aplaudiendo ese proceso. Ya ha pasado mucho tiempo, pero todavía me acuerdo de aquel momento que hizo el primer disco de Mucho y que iba con mucho miedo, probando su voz y tomando chupitos de tequila para envalentonarse (risas). La verdad es que, como amigo suyo, me alegro muchísimo de todo lo que le está pasando y siento una gran admiración por su trabajo, así que, cuando le contamos lo que queríamos de esa canción (“Viento de oeste”), supo perfectamente qué tecla es la que había que tocar para conseguir el resultado que esperábamos.
Ya han pasado unos cuantos meses desde el famoso e histórico concierto en Sant Jordi. ¿Cómo vivisteis todo aquello?
Julián Saldarriaga: Pues mira… hubo de todo. Cuando nos hicieron la propuesta por primera vez, llevábamos unos meses recibiendo mensajes, desde las administraciones y desde el mundo sanitario, de extremar las precauciones y de mantener distancia de seguridad; sin embargo, lo que nos proponían era lo contrario y, por eso, nuestra primera reacción fue decir que no.
Pero después de la reunión que tuvimos con ellos, hablando con la banda, pusimos encima de la mesa todas nuestras dudas y, viendo toda la rigurosidad de las medidas y el cuidado con el que nos planteaban todo, decidimos flexibilizar nuestros miedos para, de algún modo, convertirnos en parte de la solución en vez de estar en casa sin hacer nada, y esperando a que otros nos dieran soluciones.
Sabíamos que en ese riesgo que íbamos a tomar también podía haber un beneficio colectivo y personal y, ahora que todo ha salido bien, te sientes parte de la historia, aunque meses antes recibimos mensajes muy dolorosos en los que nos amenazaban a nosotros y a nuestras familias y nos deseaban cosas horrorosas. Pero todo queda atrás porque lo que se ha demostrado es que, de las 5.000 personas que estuvieron allí, sólo seis se contagiaron y, en cuatro de los casos, se ha demostrado que el contagio se produjo fuera del recinto. Todo eso ha dado pie a que en otros lugares se empiecen a hacer cosas basándose en nuestra experiencia, así que sentimos que somos esa parte activa que queríamos ser.
¿Qué responsabilidad crees que tuvieron en esas amenazas que recibisteis los mensajes alarmistas que, constantemente, estamos recibiendo desde los medios e instituciones?
Está claro que en los medios de comunicación, hoy en día hay muy poca rigurosidad y demasiado sensacionalismo y todo se basa en un mensaje que no tiene que ver con la investigación.
En este caso, nosotros tuvimos una gran paciencia para investigar y preguntar, al igual que la tuvo la comunidad científica que estaba detrás del evento para respondernos y empujarnos a seguir preguntando para quedarnos tranquilos. Eso es algo que actualmente la gente no tiene, no tiene esa paciencia para dedicar tanto tiempo y es cierto que los mensajes que se envían a la población tienen que ser muy rotundos y concisos para que la gente les preste atención.
Yo soy el primero que respeta las normas y no soporto estar sin mascarilla y me cuesta estar con gente que no convive conmigo, porque quiero subirme cada fin de semana a la furgoneta y no poner en riesgo mi trabajo y el de mis compañeros; pero claro… todo lo que proponía el concierto era lo contrario y, en ese sentido, es muy difícil decir que los medios estaban equivocados, porque lo que estaban haciendo era trasladar el mensaje que nos repetían las instituciones. Otra cosa es que la administración, a modo general, envía un tipo de mensaje único que se supone que es el adecuado; pero, a veces, no se entiende muy bien quién está pilotando, porque hay mensajes muy contradictorios, cuando lo que debería primar es el sentido común.
Para terminar, ¿crees que estaremos pronto disfrutando de nuevo de la música en directo de una manera parecida a la de antes?
Julián Saldarriaga: Sí que soy optimista y, dependiendo de la velocidad de la vacunación y viendo las iniciativas que se están tomando a raíz de nuestro concierto, creo que a finales de este año o principios del que viene, todo se irá normalizando hacia una situación mejor y volveremos a disfrutar de la música en directo. Además, estamos viendo que la gente cada vez es más consciente de las consecuencias de bajar la guardia en estos momentos.