“Escuchar a Lapido es entrar en un mundo que tiene un trazo poético mezclado con el rock clásico”
Por: Javier González
Fotografía: J. Perea
Hablar de Arancha Moreno es hacerlo de una joven periodista musical que fruto de la pasión más absoluta ha conseguido llegar muy lejos. Perteneciente a una generación de periodistas y advenedizos, todos locos y locas por la música que solíamos coincidir en los garitos capitalinos de Martes a Domingo, cubriendo conciertos y realizando entrevistas a pares buscando nuestro lugar en el mundo y malviviendo el sueño de juventud de poder conocer de cerca a muchos de nuestros ídolos.
Fruto de ese ímpetu, Arancha ha conseguido ser un referente en este mundillo, asumiendo la dirección de Efe Eme y coordinando sus Cuadernos, dándole tiempo por el camino a escribir libros centrados en las figuras de Iván Ferreiro y Coque Malla, yendo un paso más allá si cabe con su último trabajo, “Conversaciones con José Ignacio Lapido”, en el que nos acerca la figura, trayectoria y obra del que sin duda alguna es uno de los músicos más íntegros, interesantes y grandes que ha dado el rock and roll en castellano.
La nobleza obligaba a contactar con ello puesto que teníamos ganas de conocer la génesis de un libro de lo más necesario, pura justicia poética para el maestro Lapido, y también era necesario dedicar un rato para saber cómo se sobrevive hablando de música en estos tiempos convulsos y criminales que nos han tocado lidiar.
¿Qué tal estás llevando toda esta situación?
Arancha: Te acabas por amoldar al hecho de que la vida no es como la de antes, pero siempre con la esperanza de que sea lo más pasajero posible. Al final los meses pesan bastante. Echo muchas cosas de menos en lo personal y profesional, desde la tranquilidad de poder acudir a un concierto, quedar con amigos y hacer vida normal. Ha sido un año complicado, aunque he tenido la fortuna de no perder a ningún ser querido, pero sé que mucha gente lo ha pasado mal y algo se te contagia. También todo lo que pasa en la profesión y en el gremio del periodismo musical nos afecta.
En tu caso estás sufriendo toda la crisis relativa al sector cultural, puesto que eres la directora de la Revista Efe Eme y también la coordinadora de Cuadernos Efe Eme. ¿Cómo libras la batalla?
Arancha: Se libra adaptándote a las circunstancias. Es un año difícil por lo que estamos viendo. Los discos se retrasan cada vez más y la cosa está floja en algunos aspectos. Las discográficas están retrasando los lanzamientos para que las bandas puedan girar. Eso hace que la industria se resienta e informativamente también lo notamos. Es un año sin mucho directo, sospecho que sí se ha creado, pero no se puede ver todavía por las circunstancias. El no poder tocar hace que se retengan canciones que iban a llegar al público. En la web informativamente nos afecta, también lo publicitario que es parte de nuestra manera de mantenernos. Los cuadernos son más atemporales, no afecta tanto la actualidad, pero lo que afecta al bolsillo, afecta al comprador y tiene menos dinero para acercarse a la tienda. Tratamos de no perder ritmo, publicando libros y cuadernos, remando con toda la fuerza posible. Para salir de esto hay que trabajar más fuerte.
Vuelves a la carga con otro libro. Primero fue Iván Ferreiro y luego Coque Malla, dos grandes nombres de nuestro pop rock. ¿Cómo surgió la posibilidad de escribir un libro centrado en la figura de José Ignacio?
Arancha: Sigo la carrera de José Ignacio desde hace quince años cuando cayó en mis manos “En Otro Tiempo, En Otro Lugar”, a partir de ahí me quedé atrapada en sus canciones en solitario. Hice el ejercicio de rebobinar y escuchar lo que había hecho con 091, desde entonces le he seguido disco tras disco. Para mí es un grande de la música española, está en el podio de los que más admiro. Tenía ganas de meterme en un proyecto como este. El empujón inicial me lo dio Raúl Bernal con quien coincidí en los premios Pop Eye en Plasencia hace año y medio. Me dijo que tenía que ir a por un libro sobre Lapido. Lo tenía en mente, la verdad, pero pienso las cosas mucho hasta lanzarme. Volví a Madrid dándole vueltas. Un par de meses más tarde se lo llamé a José Ignacio y se lo propuse, tardo nada en decir que le apetecía y que le parecía algo irrechazable. Aquel fue el empujón definitivo de un proyecto ilusionante, contar con él de mi parte con todas las ganas fue un regalo que he disfrutado durante todo el proyecto.
Es curioso, te lanzas a conocer la carrera de Lapido, con un disco en solitario y caes prendada del artista. ¿A qué crees que responde su capacidad para captar acólitos tan radicales como nosotros?
Arancha: Lo maravilloso de escuchar a un artista de recorrido largo es que te suban en el vagón que te subas encuentras un mundo fascinante. Subí en el de “En Otro tiempo, En Otro Lugar” que es un disco maravilloso que disfruté mucho, al rebobinar me di cuenta de que había álbumes maravillosos. Estaba entrando en un mundo con un hilo conductor claro, ese trazo poético al que tú hacías referencia, mezclado con el rock clásico del que ha bebido siempre. Es imposible bajarte. Cada disco es más conmovedor que el anterior y te ves entendiendo mejor todo lo que cuenta. Me gusta porque da igual la generación y circunstancia de que provengas, él escribe sobre cosas universales, de alguna manera conectas con lo que cuenta y canta. Es una clave de lo que me fascina de su obra. Lo vivo en cada disco, ninguno me ha decepcionado, siempre él es el primero que duda sobre su capacidad de conseguir el milagro. En cada trabajo logra hacerlo.
La preparación del libro se ha visto afectada por todo lo que está sucediendo. ¿Te han permitido las circunstancias conocer a la persona y al músico más de cerca?
Arancha: Sin duda, sí. Desde 2006 he entrevistado a José Ignacio con cada uno de sus discos en solitario, también con los de 091, el directo y el último trabajo de estudio. También en conciertos y giras, he tenido relación personal constante con él, hemos trabado una pequeña amistad durante los años, muy a largo plazo, porque José Ignacio es una persona que infunde respeto, por explicarlo de alguna manera. Con ese respeto hay una pequeña barrera de acceso a él que te hace mantener la distancia. Una vez que rompes esa barrera que se impone entre los músicos y periodistas, te das cuenta que al otro lado hay un tipo estupendo, cercano, reflexivo, lucido, divertido y con gran sentido del humor. Él es un espejo de sus canciones que es algo que he descubierto con el paso de los años y el libro. Su obra es parte de lo que él es como persona. Eso te genera un cariño especial hacia la persona. Te das cuenta de que esa honestidad e integridad, lo que define sus canciones, forma parte de él. Es inevitable simpatizar con la obra y también con el autor. Nuestra idea inicial era juntarnos el día 11 de Marzo, tres días antes del estado de alarma, por lo que todo cambió nuestros planes por completo. El Skype fue una primera baza para empezar, no había otra manera, pero desde que imaginé la elaboración del libro, lo hice de otra manera con entrevistas presenciales. En Septiembre nos organizamos para hacer las charlas en Granada, estuvimos en su casa varios días para desgranar lo que podíamos hacer en un corto espacio de tiempo. A veces no queda más remedio que ajustarte a los tiempos y maneras, exprimir lo que tienes de la mejor manera posible. Eso fue lo que hicimos.
De todas las confesiones que hace en el libro, ¿cuál es la que más te ha llamado la atención?
Arancha: Es algo que no me había planteado todavía. Me viene a la cabeza alguna cosa relacionada con 091.
Arancha: Hay escenarios muy divertidos, por ejemplo, ese viaje con Joe Strummer, donde él conduce, con su mujer embarazada. Dice que Joe conduce de forma temeraria y el viaje fue una pesadilla. Hay cosas divertidas y otras que quizás te da la medida de lo que es José Ignacio que nunca te planteaste. Lleva las riendas de su carrera desde 2006 con la creación de Pentatonia, te explica porqué no estaba en el mundo de las multinacionales. Cuenta que intenta entrar en Warner con “En Otro Tiempo, En Otro Lugar”, donde le dicen que es un buen disco, pero no le pueden fichar. A él le afecta mucho aquello. Al final, tienes un trabajo en el que apuestas y confías ciegamente, no es fácil aceptar que no tienes espacio. Aunque él dice que está acostumbrado a las curvas del camino, da la sensación de que no ha habido mucha justicia, teniendo en cuenta su obra. Todas las curvas que te explica muestran porqué ha llegado dónde está. He necesitado que me cuente cada curva para entender el significado de algunos discos. He podido entender lo que ha escrito durante estos años.
“Da rabia que las canciones de José Ignacio no calen en el gran público por desconocimiento”
¿Hasta qué punto crees que la capacidad de José como letrista está poco valorada por el gran público?
Arancha: Creo que está muy valorada por los compañeros de gremio y la prensa especializada, basta con ver la información de Internet que muestra que José Ignacio es un tipo respetado y cada disco y gira tiene eco en la prensa. Sí que falta saltar la barrera a nivel popular, de lo contrario, tendríamos giras tan mayoritarias como la del regreso de 091. Sus giras en solitario son más cortas y con menos público, por eso creo que le hace falta dar el salto, para ello empujamos desde el libro. La reivindicación de su figura puede servir para que la gente se siga acercando a su obra. Es uno de los objetos del libro, difundir el legado de José y que la gente se acerque a lo que hace. Le falta el último empujón. A veces da rabia y pena que algo tan bueno no cale por desconocimiento que es lo que le falta a José Ignacio, ser descubierto por otras generaciones y más gente.
Desde Efe Eme hacéis una defensa de la música estatal a ultranza. ¿Cómo ves el momento actual de nuestro panorama?
Arancha: Este último año de cierre ha servido para potenciar la creación. La gente ha tenido más tiempo de estar en contacto con esa otra parte interior, la de ponerse en casa a componer creo que nos van a dar discos muy buenos. Al final de año quizás encontremos discos maravillosos frutos de este drama. Tengo esa esperanza. Estamos en un momento bueno. Hay muchos proyectos y solistas que lo están haciendo bien. Solo espero que este drama no nos haga perder grandes músicos y discos porque al final lo que zarandea al tejido musical puede llevarse a algunos grandes artistas por delante. Ojalá algún día todos los músicos puedan dedicarse a hacer canciones 24 horas al día y que no tengan que vivir de un segundo trabajo. Es lo que más lamento de la escena española. Es como si la música fuera un hobby al que no pueden dedicarse plenamente. Que la industria salga hacia arriba y que cada vez más gente se dedique a esto con más tiempo.
¿Qué bandas llaman tu atención?
Arancha: ¿Bandas? Siempre me quedo pillada ante preguntas así. Me voy a dejar muchas por el camino. Esta mañana me ha gustado mucho una canción de Tucho, un artista que solo tiene un disco. Iseo también merece la pena. Imagino que no te puedo decir ninguna que no puedas imaginar.
A ti que eres defensora de la música de aquí, me voy a permitir darte el nombre de Los Fusiles. Ojo a esos sevillanos. Son tremendos y son dignos herederos de una estirpe rockera muy de aquí.
Arancha: No les he escuchado, pero me los apunto.
No quiero acabar la charla sin acordarme del tristemente desaparecido Rafael Berrio, otro grande al que hay que reivindicar hasta que nos duela la boca.
Arancha: Con Berrio me pasaba igual, en mi caso me había acercado puntualmente a su obra. A raíz de su fallecimiento he indagado más. Tenía canciones muy emocionantes. Su último Ep es enorme. La colaboración de “Intacto” entre Mikel Erentxun y Quique González, sobre un tema suyo, me puso los pelos de punta. Es un artista a escuchar muy a fondo.
Arancha, no sé si te pasará, pero… ¿Te joden tantos las colaboraciones como a mí?
Arancha: Las colaboraciones muchas veces sirven para adentrarte en el mundo del músico invitado. A veces te hacen descubrir y en ocasiones son positivas. En otras son mercantiles y esas no me dicen mucho. Si yo veo que es natural y veo que sale algo bonito, no estoy para nada en contra de las colaboraciones.
¿Cómo de complicado es mantenerse firme en estos tiempos y más viviendo de hablar de música?
Arancha: Este oficio es muy difícil. Me hice periodista porque me gustaba escribir y me gustaba la música. Cuando escribo soy la persona más feliz del mundo, pero no puedo dedicar 24 horas a escribir, no me daría de comer. En ese sentido soy como los músicos, no puedo dedicarme a una parte de mi trabajo que me fascina. Tengo que ser multitarea. Hay que ser mujer orquesta, es algo complicado. Me gustaría poder dedicar mi vida a algo que gire en torno a lo que más te gusta. Es reconfortante. Hay parcelas menos atractivas dentro de lo que hago, pero al menos están relacionado con algo que me gusta. Ojalá pueda hacerlo muchos años y hacerlo duro para que sea un trabajo del que pueda vivir. Siempre hay barreras que saltar. A la gente le gusta escuchar música e ir a conciertos, pero no tanto leer sobre música. Es una barrera. El objetivo que tenemos por delante es ese. Generacionalmente a la gente que más le gusta leer tiene más de treinta años. Tenemos generaciones a las que no llegamos demasiado. Es una batalla a librar. Espero vencer y que la escucha se enriquezca leyendo. Tocará hacerlo desde un lado más interesante.
¿Crees que el sector periodístico está tocado de muerte?
Arancha: Está muy tocado, no de muerte, porque si no dejaría de escribir. Dejaría mi trabajo y me tiraría por un acantilado. Ahí me aferro a Lapido, que es el realismo esperanzado, es una cosa que me conmueve de él. Soy realista, sé que las cosas no van muy bien en el sector, pero tengo la fe de poder cambiar las cosas desde mi lugar. Mientras tenga esperanza lucharé por ello.