Por: Txema Mañeru
Tan solo con ver el título de este fascinante libro, y saber que viene con la garantía de Libros del Kultrum, es darse cuenta que estamos ante un trabajo muy especial y en el que merece la pena sumergirse. Si a esto sumamos la firma del más grande folklorista y etnomusicólogo de todos los tiempos, como es sin duda Alan Lomax, pues ya tiene un libro de lectura obligada. Sobre todo si te gusta la música folk y blues que es de lo que trata este apasionante libro y de lo que se encargó Lomax en sus casi 90 años de vida.
Una obra así tenía que pasarse al castellano y de ello se ha encargado está gran editorial que no tiene un libro por debajo del notable en su cada vez más creciente y recomendable catálogo, como puedes comprobar si te pasas por www.librosdelkultrum.com
y también si lees habitualmente las páginas de El Giradiscos, pues nos hemos hecho eco de la gran mayoría de sus publicaciones. Recientemente andamos aún flipando con el libro de letras de Nick Cave pero también con las biografías de la gran Aretha Franklin (muy polémica, pero jugosísima) o Chris Frantz, el hombre de Talking Heads y Tom Tom Club. Igualmente más que recomendable la de otro nombre clave en toda la historia de la música negra como es Quincy Jones, quien por cierto recomienda encarecidamente este libro bajo sus sabias y acertadas palabras:“Lomax pasó su vida explorando, grabando y escribiendo sobre las músicas de origen estadounidense. En La tierra que vio nacer el blues se remonta a los orígenes del blues narrarnos las vidas de algunos de sus primeros rapsodas, y, a su vez, a aproximarnos a su historia y a su obra a la luz de sus conexiones con la cultura africana”.
Pero aún mejor es que un prestigioso músico y productor, en principio alejado de estas músicas, como Brian Eno (Roxy Music) sea otro claro defensor de su lectura. “Sin Lomax es muy probable que no se hubiera producido la explosión de blues ni, por ende, el nacimiento del Rhythm & Blues, ni los Beatles, ni los Stones, ni la Velvet Underground”. Era más normal la defensa que ha hecho de Lomax y su libro un fanático del blues como Mick Jagger, aunque también emocionan sus palabras. “Una preclara, penetrante y multidisciplinaria perspectiva de los extraños y crueles orígenes del blues, brutalmente lacrimógena”.
Al margen de estas opiniones, Lomax fue un infatigable cazador y recolector de canciones. Para ello transportó equipos de grabación a través de recónditas poblaciones y bosques remotos, trepando a los porches de las cabañas de los aparceros y apostándose en los altares de las iglesias y dondequiera que la música sonara. Entre sus producciones más tardías se encuentra la premiada serie de televisión, producida por la PBS en 1990, “American Patchwork”, así como la prodigiosa base de datos que dio en llamar “The Global Jukebox”, que produjo por encargo este “Cazador de Canciones” para los departamentos de antropología de la Universidad de Columbia y de Hunter College. Ya en los 30 y los 40 se adentró en las más recónditas tierras del Delta del Mississippi para buscar las fuentes más puras del blues. Un luchador polémico que fue hasta perseguido por el FBI. También suscitó controversia y críticas por editar incontables recopilaciones de canciones populares o por ser excesivamente purista. El caso es que tuvo los huevos o las agallas o las dos cosas para sumergirse en pleno sur de los USA en los más duros tiempos y dar a conocer sus atemporales lamentos al público blanco. ¡Sólo por eso merece todos mis respetos y grandes elogios! Por algo esta obra se hizo con el Premio Nacional de la Crítica estadounidense.
Estamos ante el artífice de que se conocieran los primeros temas de nombres vitales en el género como Leadbelly, Fred McDowell, Muddy Waters, Charley Patton, Pete Seeger, Son House, Robert Johnson o Woody Guthrie entre muchísimos más. Para ello se jugó el pellejo en más de una ocasión en esos territorios todavía muy racistas pero que en aquellas épocas lo eran aún más aunque parezca increíble con lo que estamos viviendo en los últimos y también crueles tiempos.
Tenemos en este libro confesiones y emocionantes conversaciones clandestinas con músicos, aparceros, presos, pistoleros y arrieros, en muchos casos casi esclavos todavía. Así nos va mostrando cómo cambió no solo la forma en que toda la nación escuchaba su propia música, sino también la propia forma de ver y entender su país. Aquí está toda la verdad de la cultura afroamericana y toda su música que partiendo del blues encontró otros estilos apasionantes como el soul, rhythm & blues o rock’n’roll. En definitiva, 450 páginas de formato ancho, a doble columna, al estilo del de Nick Cave. Buenas fotografías de músicos conocidos pero también otras históricas con personajes anónimos. Muy acertado el poner un buen montón de letras de clásicos del blues. Capítulos destacados son el primer y más extenso “Se me partió el corazón”, pero también muy buenos “Bluesmen” o “Big Bill del Blues”. Nos encontramos jugosas recomendaciones en el apéndice “Breve Discografía” en el que además se nos habla de la reedición de las obras de Lomax por parte de Atlantic Records. Encontramos lágrimas en su redacción y en las palabras de sus protagonistas, pero también en su emocionante lectura.