Óscar Avendaño: Puede ser.. me resulta difícil juzgarlo por el tiempo que ha pasado, pero sí que recuerdo esa sensación de estar grabando como una segunda parte. De hecho queríamos mantener la misma fórmula. Es cierto que cuando grabamos “Burro” la idea era hacerlo entre nosotros tres, y Hendrik acabó por sumarse al proyecto, terminando casi como cuarto componente, en cambio para éste ya fuimos con la idea de su presencia y sabíamos que iba a participar en ese sentido.
Lo que si recuerdo es eso que dices, que es un disco más desolado, caústico, con un punto de mala hostia, que no sabría decirte por qué era, pero había canciones enfadadas… Y en ese sentido sí veo lo de expandir un poco más su territorio. Yo funciono un poco así, no quiero volver a lo que ya he hecho, me gusta expandirme, una vez llegados a un punto ir un pasito más allá a ver qué pasa...
¿Crees que musicalmente el disco ha adoptado una forma concreta más descarnada en función de las cosas que querías contar?
Óscar Avendaño: Creo que sí influye, pero a veces incluso lo hace de una forma curiosa. Hay canciones, que evidentemente están hechas bajo mi sentir, en las que de repente lo que hacen los demás músicos, la manera de entenderlas, coincide. Me sorprendió que los temas los ensayé solo con Andrés y Mauro, y no con Hendrik, que se acopló al final del proceso, pero aún así él es capaz de en las cosas que hace pillar las sensaciones latentes que hay en todo ello. Por ejemplo, hay una canción como “Aves migratorias”, que tiene un punto a Pink Floyd, en la que mete un solo de guitarra súper desmadrado y agresivo, dentro de un tema muy lento, pillando muy bien ese rollo cabreado. Creo que las canciones sí se adaptan. Al final se trata más de una sensación que flota en el ambiente y que queda plasmada sin que estés buscando concretamente hacer eso.
“Perros negros” es también la expresión que utilizaba Churchill pare referirse a su depresión, ¿tus discos suelen ser reflejo o permeables al momento personal que pasas o eres capaz de jugar con la ficción y la imaginación a la hora de contar las cosas?
Óscar Avendaño: Yo lo que intento hacer es coger mi momento personal y ficcionarlo a modo de parábola. Mis canciones antes eran mucho más explícitas, ahora cada vez son más, por así decirlo, metafóricas. Luego obviamente el momento histórico que estás viviendo te marca, pero en este disco concreto me influyó más mi estado de ánimo personal que lo que se estaba viviendo.
Es verdad que esa expresión la utilizaba Churchill, pero en este caso viene de un trapichero de farlopa en Vigo (risas) que se hacia llamar Perro negro, me parecía algo tan triste que alguien así, que al final era un pobre hombre, utilizara ese nombre.. que me llamaba la atención esa idea de lumpen. Además me sonaba una expresión muy oscura, muy evocadora. Un perro negro puede ser tantas cosas… desde uno ahí tirado al perro de Baskerville .
El disco se abre con el tema “Jacksonville”, que pone sobre la mesa la idea de road movie, de viaje, que luego de alguna manera se mantiene a lo largo del disco, ¿ha habido algo parecido a la idea de disco conceptual o por lo menos de crear un hilo argumental?
Óscar Avendaño: Pues no, no la había, pero no eres la primera persona que me dice exactamente eso mismo. De hecho Arturo Delgado, el autor de la portada, me comentó al escucharlo que a él le parecía una road movie que iba parando en diferentes sitios. Yo no lo he hecho a propósito, pero a la hora de ordenar las canciones, que es algo que me parece definitivo, sí que te puede llevar hacia ese punto, sobre todo porque hay dos temas que marcan mucho ese recorrido, como es el que has mencionado, que además abre el disco, y luego por supuesto “El camino”, que te vuelve a dar esa idea de carretera.
En la propia “Jacksonville” hay menciones muy especificas al cine. Cualquiera que te conozca sabe de tu pasión por dicho arte. Teniendo en cuenta las características generales de este álbum, en cuanto a ambiente y personajes, ¿dirías que la inspiración e influencia del el cine ha estado más presente aquí que otras veces?
Óscar Avendaño: Podría ser... no lo sabría decir seguro.. porque la influencia del cine siempre ha sido muy importante para mí. Me pasa muy a menudo que a lo mejor escucho una frase en una película, o me transmite un chispazo lo que estoy viendo y me lleva a algún sitio, que no tiene por qué tener mucho que ver con la idea original. Además Andrés es muy cinéfilo también, y aunque Mauro quizás no tanto tanto lo es bastante, entonces al llevar mucho tiempo juntos es posible que nos induzca a tirar de ahí más todavía, si cabe.
Antes mencionabas a Arturo Delgado, el autor de la portada, con la que plasma de alguna forma, aunque a su manera, el concepto del álbum, ¿cómo surge la idea de completar el contenido del disco con una portada tan expresiva?
Óscar Avendaño: A mí hace mucho tiempo que me apetecía que Arturo me dibujara algo, me gusta mucho su estilo, que me recuerda en los trazos a los clásicos del cómic underground americano de los años setenta, como Gilbert Shelton, Crumb o Harvey Pekar. Tenía muchas ganas de una portada así, y si bien la de “Burro” no era del todo cómic sí que tenía un puntito, y con este trabajo me apetecía profundizar en ese concepto. Él se escuchó el disco y fue cuando le surgió la idea de road movie, me empezó a contar cómo lo veía él y todo lo que me decía me encantaba.
Hay una cosa además que me gusta mucho, y es que ese punto más caústico y desolado que tiene el disco, una portada así le quita hierro a ese contenido, pero al mismo tiempo no le rebaja la mala hostia, porque el dibujo es feísta, dándole algo de humor pero sin quitarle la esencia. Me gusta el juego que se crea entre la portada y luego lo que te encuentras dentro.
”Laguna del norte” es un precios instrumental muy Neil Young, ¿cómo decides cuando tuviste esta melodía que no necesitaba letra y que se quedaba así?
Óscar Avendaño: Esto surgió un par de días antes de irnos al estudio de grabación. De repente empecé a darle vueltas a unos acordes y Mauro, que suele ser un tío que tiene mucha sensibilidad para ver la esencia de estas cosas, me dijo que parara, y empezamos a darles vueltas. Para él estaba ya bien así, me dijo que no había que sumarle nada más, ni letra ni nada. Luego entre los cuatro sí que añadimos alguna melodía con guitarra. Es una canción mía pero que colaboraron todos.
Lo que está quedando claro en tus palabras es la conexión y el trabajo conjunto que hay en Reposado, yendo mucho más allá de ser un proyecto personal tuyo...
Óscar Avendaño: Siempre lo digo, yo no creo en la dictadura del autor de las canciones, a no ser que sea un genio, cosa que no es el caso, yo confío mucho en los músicos que tocan conmigo, creo en ellos, si no fuera así de hecho no estaríamos juntos. Yo les dejo hacer lo que ellos quieran, luego a veces puedo decir que no, pero les dejo crear. El mejor ejemplo de todo esto es el tema “El camino”, que empezó como una canción normal y de repente, supongo que sería Mauro que tiene ese deje por los desarrollos largos, quien fue estirando el final, creciendo y creciendo así la canción… Luego ya con Andrés y Hendrik se la llevaron hasta lo que es ahora.
También te digo que por eso para cada proyecto necesita una gente y no otra, de hecho en The Bo Derek’s no podrían estar ni Mauro ni Andrés, tienen que ser Jorge y Martín. Hay canciones que te sirven para una cosa u otra. Te diré que de hecho intenté montar una canción de los Bo Derek’s, “Jueves en Hanoi”, para este disco, pero la manera que tenían de entenderla y cómo la intentábamos hacer no me gustaba, así que lo dejamos y fuimos a por otra. Esas cosas pasan.
A la hora de componer una canción, ¿estás pensando en el proyecto al que puede ir dirigida o eso es algo que decides más adelante, según se desarrolle?
Óscar Avendaño: Pues pueden pasar ambas cosas. Yo hago canciones para mí básicamente, y se van quedando ahí. A veces van encajando en un proyecto u otro, y otras se quedan paradas diez o veinte años porque no he encontrado el momento adecuado o la gente idónea.
Otras veces, sin embargo, cuando a lo mejor ya tienes hechas cinco canciones que encajan en un proyecto concreto, pues entonces sí que te centras ya en hacer unas cuantas más para llegar a completar un disco, o lo que sea; entonces ahí sí me concentro y me empapo de ese ambiente, de ese espíritu.
El disco termina con “Arde el mundo”, un tema muy explosivo y duro, ¿tenías claro que era la canción que tenía que cerrar un álbum así?
Óscar Avendaño: Yo nunca grabo las canciones pensando en el orden que van a tomar, e incluso a veces me imagino uno y luego no funciona, pero en este caso sí me parecía lo ideal, ya que tiene el disco ese estado latente de desolación, acabar con una canción así, como una explosión, me parece un buen cierre.
Teniendo en cuenta una canción como la que hemos mencionado, tan agresiva, y proyectos como The Bo Derek’s, donde sacas tu lado más punk e incendiario, y que en este disco también vemos momentos que son prácticamente lo contrario, composiciones de tremenda sensibilidad, como “Aves migratorias” o “Casas rotas”, no sé si hay alguna de esas dos facetas (la cruda y la delicada) que te cueste menos sacar o que la notes más natural a la hora de componer...
Óscar Avendaño: Ambas son totalmente naturales en mí, me gustan ambas cosas mucho. Me gusta el rock and roll muy bestia pero también lo relajado. Aunque suene una barbaridad, y sin ánimo de compararme con Neil Young, me parece un buen ejemplo, alguien capaz de hacer discos que son una barbaridad de bestias y otros más campestres. Y a ambas situaciones les tiene pillado perfectamente el punto, yo no sé si le tengo pillado tanto el punto (risas), pero me interesan los dos aspectos.
Este es un disco que lo escuchas y perfectamente podría pasar por su temática y tono por uno realizado en plena época de pandemia, cosa que evidentemente no es así. No sé si es la señal de que esa feliz normalidad que tanto añoramos no era ni tan feliz ni tan normal o de la universalidad al final de los temas que uno habla...
Óscar Avendaño: A mí esto me ha sorprendido muchísimo. Escuchando el disco y pensando sobre sus letras parece que estoy hablando de lo que está pasando ahora. Canciones como “Pudridero” o “Los chicos” parecen escritas para esta situación, o incluso “Arde el mundo”, que no sé donde leí el otro día que era un reflejo de lo sucedido hoy en día. No sé.. supongo que las canciones tienen una permeabilidad para que el que las escuche entienda lo que quiere entender, y eso me parece que está bien.
Yo disfruto mucho también cuando una canción tiene una historia con principio, desarrollo y final, una cosa como podría ser “Pedro Navaja”, pero yo eso no sé hacerlo, yo dejo una idea en el aire y que cada uno lo interprete como desee. De lo que yo quiera decir a lo que la otra persona interprete puede haber una distancia enorme, pero es igual de válido, la canción la termina quien la escucha. Alguien puede creer que estoy hablando claramente sobre algo y tú sabes que no, pero en el momento en el que te lo dicen ves que perfectamente podría serlo. Y con mis canciones pasa eso.
Pero por otro lado está lo que comentas, esa normalidad que añoramos pues ya era una mierda, es como ese “meme” que dice: odio esta normalidad y la antigua me sigue pareciendo una mierda, y ojalá volviera, claro, pero es lo que era, e igual pues es verdad que todo nos ha explotado en la cara, o a lo mejor el disco ya lo anunciaba sin pretenderlo.
¿Y de qué manera ha influido toda esta situación de confinamientos y restricciones en los parones de otros proyectos como Siniestro Total o The Bo Derek's?
Óscar Avendaño: Con The Bo Derek’s estábamos tocando todos los fines de semana, pero en los que hacíamos cuatro conciertos en tres días, todo lo que se podía hacer, se hacía: un día por la noche, al otro sesión vermú, vuelta a la noche...Y de repente llegó el primer confinamiento, que como pensábamos que se iba a tratar de unos pocos meses, pues te lo tomas casi como unas vacaciones, pero ahora es ya una añoranza total por volver a tocar. Al menos hemos conseguido acabar en el local de ensayo lo que será el nuevo disco, lo podremos grabar y lo publicaremos… Y volver a tocar...pues algo hay… a ver qué se puede hacer el final..
Y lo de Siniestro Total es muy distinto, porque es un grupo que está en tierra de nadie, quiero decir, es grande como para implicar una serie de gastos potentes y al mismo tiempo no lo es esta tanto como para hacer una cosa tipo Love of Lesbian. Así que estamos esperando… lo que te puede decir es que el local lo seguimos pagando, así que el grupo sigue vivo, aunque sea con respiración artificial. A día de hoy no lo hemos dejado, por lo menos que yo sepa (risas).